El viento era suave: venía en corrientes cálidas que depositaban una caricia amable sobre sus mejillas y sus manos.
Jin Ling lo recibió con el corazón latiendo a un compás alegre y satisfecho, escondiendo bajo su calma una jaula de oro atrapada en su pecho, que contenía todos los sentimientos que no podía gritar, no obstante, servían para hacerlo feliz.
De haber sido consciente, oh, solo un poco más consciente, tal vez habría sentido miedo y preocupación, el dolor se anunciaba a leguas de distancia, años antes de sentirse, un anuncio funesto que decía "no seas demasiado feliz, no sueñes tanto ni extiendas tus alas, sabes que no durara" pero su corazón era libre y no le hizo caso a la advertencia que un malévolo lugar de su mente contenía.
Era demasiado feliz para preocuparse por otra cosa, y su alegría se confundió con seguridad y esperanza, los discípulos y ancianos de su secta, al mirarlo, pensaron que tenían un buen líder, un líder que los llevaría por encima de la gloria embarrada que habían dejado los lideres pasados.
Se sentía dueño del mundo con el corazón latiendo a un compás especial y una campana que descansaba cerca de su pecho, le contesto con igual alegría, alegría que solo podía contener estando enamorado.
Y avanzó, un paso tras otro, avanzó cruzando sus propios pasillos, seguro de lo que hacía seguro de lo que le esperaba, ansiando cada segundo, esperando el resultado de sus decisiones, las tomadas y las que tomaría...
Los hombres enamorados a menudo toman decisiones brillantes, porque sus corazones están llenos de alegría y bondad.
Pero por supuesto, sus decisiones habían sido algo más que tomadas por el estímulo y la pasión del momento, no habían nacido de su enamoramiento, no, aunque habían nacido con él, con la compleja seguridad que da saber que camino es más conveniente, simplemente porque una parte de ti se ha conectado con el mundo.
Los años habían pasado desde que el barro de la torre Koi había sido desvelado por dos héroes enamorados, los años habían pasado y había conseguido, con sus veinte años al fin, limpiar parte de la reputación de su clan, el apoyo del clan Lan, desde el receso de las nubes, y del clan Jiang, desde su muelle de lotos, habían sido harto agradecidos y necesarios... sin embargo una nueva era se elevaba ante sus ojos, lejos de esa protección, más en consonancia a una relación de iguales que le obtendría más de lo que tenía en aquellos instantes.
Jin Ling aún no era un esclavo de su propio corazón no obstante, se acercaba a serlo, soñando despierto, desde que había sido consciente de sus propios sentimientos dos años antes.
No había habido miedo, aunque era consciente de que, de haber sido más joven al darse cuenta de ese hecho, habría tenido un ataque de pánico, habría llorado y probablemente no habría sabido como mirar de vuelta a los ojos del hombre que amaba.
Aun así, ya no era tan joven y en su posición de líder de clan, posición lograda por la validez de la sangre en sus venas y su familia, de ser el mejor de los discípulos de su generación dentro de su secta, de su cercanía con dos grandes clanes, que estaban dispuestos a apoyarlo y protegerlo.
Sus pasos fueron lentos y seguros, e ingreso al salón donde esperaban el resto de invitados, grandes clanes, con mesas mejores, clanes pequeños, tras los escudos de los clanes a los que estaban subordinados.
Y entre los grandes clanes, descansando altivo y dominante, su amor.
¿Debía pensar en cuanto lo amaba? Ah, no, no era necesario, era consciente de que lo amaba y la ola de afecto llenaba su pecho, amenazando con escapar de la jaula si se lo permitían.
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Codicia
FanfictionSi amar pudiese asegurar la felicidad, muchas personas habrían sido felices sin necesidad de sufrir, pero la historia, la memoria, los años y su propia vida le habían enseñado a Jin Ling que amar no aseguraba la felicidad ni la seguridad de ser amad...