Me levantó con los brazos de Aaron encima de mi cuerpo, acerco mi mano derecha a su cara, lo acaricio y peino un poco su cabello.—Mmm—gruñe.
—Buenos días—digo.
—¿Porque estas de buenas?—pregunta confundido.
—¿Me llevas de paseó?—Pregunto.
Me mira dudoso unos se segundos, luego asiente.
—¿A donde quieres ir?
—Sorpréndeme—digo ansiosa, tengo que sonar emocionada para que me crea.
—Si crees que vas a escapar de mi, estas equivocada.
—No quiero escapar—digo mirando sus hermosos ojos verde, brillar, ¿sera de felicidad? Quien sabe con Aaron nada es seguro.
Me mira, con sus brazos me acerca mas a el y cierra los ojos.
Hare que crea que me he dado por vencida y me quedare quieta, pero cuando confíe plenamente en mi, me alejare, no volverás a saber de mi jamas.
—Aaron.
Gruñe.
—Aaron quiero levantarme—digo tratando de mover su cuerpo a un lado.
El cede y me levantó, lo miró y voy al baño.
Que me pasa con este idiota, prendo la ducha y comienzo a enjabonarme.
Salgo de la ducha, cepillo mis dientes y busco algo que ponerme, opto por un pantalón negro, una suéter blanca, unos tenis y salgo del baño.
Aaron se levanta, me acerca a su pecho desnudo, y me erizó.
Porque hace eso, es un fastidioso.
—Ire a la cocina—digo tratando de separarme de el.
Me suelta no sin antes depositar un beso en mi mano derecha, se voltea y camina hasta el baño.
Sonrió y salgo de la habitación.
—Buenos días—digo a la muchacha que esta preparando el desayunó algo emocionada.
Pero ¿Porque me emociono? acabo de perder a mi madre y estoy secuestrada en esta casa.
—Buenos días luna.
—Mi nombre es Adelaide, Adelaide.
No entiendo porque es tan difícil de entender, todo es culpa de ese idiota.
—El señor quiere que la llamemos así.
—El señor mandó, no tiene ningún derecho de cambiar mi nombre—digo enojada.
—Mandón entonces—dice Aaron cruzado de brazos.
—Diles que me llamen por mi nombre, anda.
—Lo pensare.
—Como no—ruedo los ojos.
¿Porque quiere que me llamen de ese modo? Este tipo esta tan mal de la cabeza que seguro me llama como el amor de se vida que no pudo ser y lo dejo traumado.
—¿Que piensas?—dice enfocado en mi.
—Nada.
Me agarra los brazos y me mira fijamente.
—Suéltame.
—¿Que pensabas?
—Que eres una idiota de lo peor, traumado.
—Si, ya te diste cuenta—se ríe.
—Suéltame jodido idiota.
—Y si no quiero.
Ruedo los ojos.
Me suelta.
Lo abofeteo.
—No vuelvas a hacer eso—dice enojado.
—Y tu no me vuelvas a llamar así, te odio, y sabes que, ya no quiero ir a ninguna parte contigo.
Me voy al cuarto y cierro la puerta con seguro.
—Abre la puerta—dice Aaron desde el otro lado de la puerta.
<<pum pum>>
—Que abras la puerta—ordena.
Me tiro en la cama y coloco una almohada en mi cabeza. En que momento pensé que la solución era ser linda con el.
—Adelaide—grita.
Ahora me llama por mi nombre, lo odio.
—Tráiganme la llave rápido—escucho que grita.
Hasta que piensa un poco.
La puerta se abre y me quitan la almohada de la cabeza bruscamente.
—¿Que quieres?—pregunto fastidiada.
Me agarra por los brazos y me mira un momento, luego se sienta aun lado y toma mi mano.
—Eres mia, mi luna—dice entrelazando su mano derecha con mi izquierda.
—No lo soy, basta—digo alejando mi mano de la suya.
—Lo eres.
—No Aaron, vasta de fingir que puedes llenar ese hueco conmigo.
—No es un hueco, es la mitad de mi.
—No me interesa, no soy ella Aaron—me mira confundido.
—Soy Adelaide, Adelaide.
—Lose.
—Entonces déjame ir, no puedes curar tus heridas conmigo.
—De que mierdas estas hablando.
—De que mierdas, tu, me trajiste aquí para llenar su ausencia.
—¿Que ausencia?
Como si ya no lo sabe, odio que se hagan los idiotas, y este tipo abusa de ello.
—Deja de decir tonterías, tu eres mi otra mitad—lleva mi mano izquierda hacia su cara y deposita un besó.
Sonrió, que fastidió, se supone que estoy enojada, pero no pude evitarlo.
—Eres mia—susurra en mi oído, provocando que mi corazón se descontrole.
<<groua>> suena mi estomago hambriento.
—Vamos, el desayuno esta listo—dice deprisa.
Asiento y lo sigo hasta la cocina, no soy masoquista para aguantarme el hambre.
Saca un poco la silla para que pueda sentarme y hace lo propio.
—Gracias—digo mirándolo.
Me sonríe.
—Sonríes mucho.
—Estas aquí, conmigo.
Ruedo los ojos.
Valla, este tipo es masoquista, si yo solo le causo dolor de cabeza.
Lo miro y le sonrío hipócritamente.
Desayunamos en silencio, con su mirada puesta en mi casi todo el tiempo, aunque lo odio, no puedo negar que me gusta.
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¿Adelaide escapara?
¿Quienes creen que de verdad quiere huir o solo es puro drama?Veamos el siguiente capitulo estará muy bueno.
XOXO
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ENAMORADA DEL REY ALFA
RomanceMi nombre es Adelaide. No solía creer en criaturas místicas, hasta que conocí a Aaron, y mi vida se vio influenciada bajo las normas del lobo, a ser suya. Pero ¿Qué pasará cuando descubra que no es tan malo serlo?¿Dejaré que el amor entre? o ¿Cerra...