Capitulo 12

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Me levantó feliz, no puedo creer que ya se nadar, Aaron puede ser tan lindo cuando quiere.

Miro al techo pensando, yo no se como sucedió, pero creo que tengo sentimientos por el, ayer, con el olvide todo, quizás sea algo masoquista de mi parte, ya que me trajo aquí sin mi consentimiento y aveces es algo cruel, pero jamas había sido tan feliz en toda mi vida.

—¿Estas despierta?—pregunta Aaron sentándose en la cama.

—Creo que no—digo riendo.

Me abraza fuerte.

—¿Donde estabas?

—En el baño, ¿Me extrañaste?—sonríe.

—No—digo tratando de esconder la verdad.

—Mientes—dice observándome

—Tienes razón.

Me separo de el y me dirijo al baño.

—No tardes—me ordena.

Cuando dejara de ser tan mandón.

Cierro la puerta, me desvisto, entro en la ducha, prendo la llave, y empiezo a enjabonarme cantando.

Every day's a dream in California
Every night the stars come out to play
Wish that I could always feel this way

There's something about the sunshine, baby
I'm seeing you in a whole new light
Out of this world for the first time, baby
Oh, it's so right

There's something about the sunshine.

Termino de asearme, me pongo una franela blanca y unos short de ceda, salgo del baño y me encuentro con un Aaron acomodado en la cama, con una bandeja llena de comida al lado.

—Sorpresa—dice sonriéndome.

Es un divino.

—Vienes—dice haciéndome lugar en la cama.

Me acerco un poco y cruzo los brazos.

—Vamos no te hagas la difícil.

Hago como que estoy pensando.

—Adelaide.

Subo en la cama y empieza a depositar pequeños besos en toda mi cara.

—Vasta, Aaron compórtate—digo sabiendo que me encanta que no lo haga.

—Hambrienta—dice acercando un pedazo de melon a mi boca.

Terminamos de comer en silencio, solo acompañado de miradas y sonrisa, luego empieza a hacerme cosquillas.

—Aaron no—digo muerta de risa.

—Por favor, ten piedad, Aaron.

—Aaron.

—Ya esta bien—dice llevando su cabeza a mi cuello y oliéndome.

—Deja de hacer eso.

—¿Que cosa?

—Olerme.

—No—dice serio.

—¿Porque no?

—Me gusta tu aroma.

Se me eriza toda la piel, este hombre me quiero volver loca.

—Tu aroma es mi droga—dice oliéndome de nuevo.

—Vasta—digo alejando mi cabeza de la suya.

Me abraza fuerte, lo miro y depositó un beso en su frente, lleva mi mano hasta su rostro y se acomoda en el.

ENAMORADA DEL REY ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora