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En el descanso entre clase y clase, Roma me llamó a su mesa. -¡Pshhh!-me repetía una y otra vez. Me giré, gesticuló y bisbiseó "VEN".

-Los chicos y yo estamos pensando en hacer una fiesta para el cumple de Aydan (Eidan). -¿Y?-dije. -Es en la disco y ¡queremos que vengas! Silencio Mi cara lo decía todo. -¡Ah, claro!¡Como no! Es por tu madre ¿no? -Mmm...¡¿sí?!-dije un poco avergonzada. -¡Venga, hombre!¡Que ya eres mayor de edad!... - (se quedó pensando para ver que podía hacer)-Vale, pues ¡tú solo preocúpate de tu vestuario!-me dijo. Eso no sonó nada bien, no daba muy buena espina. ¡Quién sabía lo que se le podía pasar por la cabeza! -Qué estarás tramando... -¡Nada! Simplemente le suplicaré y rogaré que te deje ir. -Ya-dije poco convencida- ¿seguro?- añadí. -¡Sip!- respondió más feliz que unas pascuas. -S i te dice que sí, iré; si no, no. -Trato hecho.-Roma me estrechó la mano sellando el trato.

Vive tu vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora