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23 de Mayo de 2018

Shiu, Aydan y David decidieron organizarme una sorpresa por mi cumple: mientras yo volvía de mi clase de piano, ellos estaban en mi casa preparándolo todo, así que cuando entré por la principal, miles de papelitos volaron por el aire. Hasta la lámpara de araña se llenó de confetti. También me colocaron una banda y un gorro de cumpleañera. Mi sorpresa mayor no había podido ser, eso sí no me hizo mucha gracia el ver también ahí a David. -¡Gracias, chicos!¡Sois geniales! No hacía falta currárselo tanto.-dije súper emocionada. -Sigue el camino de flores y llegarás a tu destino-añadió Aydan señalando las escaleras. Ya en mi destino (mi cuarto), en la cama había un oso de peluche gigante que sostenía un sobre. "Ryanair. Día 23. 20:00h. Destino: Nueva York"-leí. -¿Qué es esto?-pregunté tras leerlo. -Tienes una hora para hacer las maletas. ¡Nos vamos a Nueva York!-respondió Shiu. Los ojos se me quedaron como platos. -Yo...-no sabía qué decir; me quedé en blanco- Era el viaje que Roma siempre había querido hacer conmigo-dije, comenzando a llorar. -Gracias a ti, Ela- me dijo Shiu antes de que yo pudiera dar las gracias y al tiempo que todos se abalanzaron sobre mí a abrazarme.

En nada tenía echa la maleta. -Creo que no se me olvida nada-comenté para mí. Luego cogí la maleta y fui a despedirme de mis padres, pero al pasar por su habitación, los vi susurrando, hablando entre ellos y delante, en su aparador, dentro de un cofre abierto, estaban las joyas. Lo que sentí... era el demonio dentro, de lo enfadada que estaba. Entonces, se dieron cuenta de que los observaba y me siguieron, pero era muy tarde, yo ya había salido (con un portazo tras de mí) y me había metido en el coche sin despedirme. 

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