LAUGHS

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Kirishima llevaba cinco minutos recortando una hoja de papel en blanco.
Bakugo llevaba cinco minutos oyendo el ruido de las dichosas tijeras que Eijiro llevaba usando desde tercero de primaria cortando sin piedad al papel en pedazos.
El pelirrojo estaba ensimismado en lo que estuviera haciendo.
Y Katsuki debería leer la asignación que le había mandado desde Classroom su querido profesor de química.
Pero el ruidito le tenía hasta los kiwis, así que obviamente, con mucho tacto, tenía que preguntar:

—¿Se puede saber qué mierda estas haciendo?

—Una máscara.

—Aww, ¿y de qué color la vas a pintar, bonito? —preguntó con burla, acercándose al otro por detrás y revolviéndole el cabello.

—Cuando tienes imaginación, no hace falta complicarse tanto la vida. —dijo el de afilada dentadura, mientras cortaba dos círculos.

—¿De dónde sacaste esa estupidez?

—¿Osas llamar estupidez a las enseñanzas del maestro de la vida Bob Esponja Pantalones Cuadrados? ¡Fuera de esta casa!

—No me echas tú, me voy yo. — Empezó a caminar hacia la puerta.

—Espera, espera, que era broma. Pero no vuelvas a insultar a mi bebé.

—No es un bebé, es la puta esponja con la que te lavas el culo, no me jodas.

—Que sí, lo que digas, pesado. — Alzó su trabajo para verlo mejor y sonrió satisfecho.
—Pásame un trozo de esos chicles para pegar, los tengo en el cajón a tu lado. —pidió al rubio, a lo que este obedeció.

—¿Qué vas a hacer ahora, idiota? —preguntó sentándose en la cama.

—Ya lo verás.

Kirishima pegó el chicle en su frente, y luego el trozo de papel de forma que pudiera ver por los dos agujeros, siendo estos los ojos de la máscara.

—¡Mírame! ¿Qué tal me queda?

Bakugo le miró. Un círculo amorfo tapaba su rostro, y estaban recortados tres huecos: un rectángulo para la boca y dos círculos —también mal hechos— que dejaban ver los rubíes del pelirrojo.

—Vale. —articuló aguantando una risita. —Vale. Kirishima, ¿te puedo decir algo?

—Dime.

—No pensé que pudieras hacer tanto el ridículo con un puto trozo de papel. — Y se echó a reír en la cara de Eijiro.

Pero este no se ofendió, al contrario, mostró una sonrisa con seguridad. —Más te vas a reír cuando sepas quién soy.

—¿Que quién eres? Un imbécil con lejía en la cara obviamente.

—Podría ser, pero no, tengo mi propio personaje. —calló por unos segundos para darle suspense al momento y luego dijo:
—Soy el duende de las cosquillas.

—Pues tu gran personaje está muy visto, que lo sepas.

—Bakugo.

—Qué.

—¿Sabes lo que hacen los duendes de las cosquillas?

—Pues... Ah, no, mierda.

—Exacto. — En un abrir y cerrar de ojos, Katsuki tenía al pelirrojo encima, buscando el punto flojo de su cuerpo con el que Bakugo no soportaría las ganas de reír.

—¡Kirishima, te juro que voy a matarte después de esto! — No pudo decir nada más, Eijiro había encontrado su punto débil más rápido de lo que creía.

Love ya, idiot | Kiribaku week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora