Capítulo IV: Star City

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Toda historia necesita un lugar para que pueda suceder, no hablaré del tiempo porque desde que tengo uso de razón ya hablaba de ti de una forma única, porque el tiempo no es lineal pero eso es tema de otra conversación, por ahora solo me enfoco en ese lugar maravilloso.

Recuerdo la primera vez que visité aquella ciudad donde tantas cosas me traería consigo, aunque somos del mismo lugar de origen la ciudad no lo es, pero en un futuro esa ciudad será muy importante porque creceré, crecerás y quizás no tenga buenos momentos que posteriormente serán recuerdos pero estoy seguro que tendrá personas importantes en nuestras vidas.

La recorro solo, es de madrugada y paso por aquella calle donde nos encontraremos, donde caminaremos de la mano, mientras sigo anhelando a que una noche tú y yo lo hagamos tomados de la mano, sé que puede parecer difícil pero no imposible, porque espero paciente por ti, y así es, porque la paciencia trae un gran premio, no sabes cómo disfruto tomar tu mano mientras caminamos y hablamos, es una maravilla porque en tan solo unos minutos declararé todo lo que siento por ti, quizás veas mis lágrimas caer, pero todo es perfecto porque estas frente a mí, es de noche y las estrellas empiezan a inundar el cielo, como aquella vez en la que nos separamos en la vía láctea esperando nuestro reencuentro.

La primera vez que pisé esta ciudad me sentí atraído, muchas veces dije que mi destino era terminar en este lugar con la persona correcta, creo que estaba equivocado en ese entonces, no era más que esa sensación de sentirte llegar lo más pronto posible, pero como suele suceder, yo me había adelantado al lugar, tan solo esperaba que tú y yo nos cruzáramos por primera vez, pero eso ya pasó, nos cruzamos en el mismo lugar pero no en el mismo tiempo, es el año dos mil once y visito la ciudad solo, pienso en lo genial que sería tenerte a mi lado y recostarnos juntos y olvidar al mundo.

Es julio de dos mil dieciocho, estamos en la misma ciudad, estamos cerca de encontrarnos, tu visitas aquella vieja casona y yo también, pero no coincidimos, si tan solo hubiera llegado un poco antes o un poco después, o en otro día, a otra hora, no importa porque al final de todo visitamos ese lugar, la conexión se hace cada vez más fuerte, aunque debo admitir que dudaba en acercarme a esa casa en un momento pero algo me dijo que lo hiciera, simplemente le hice caso a esa sensación, no sabía cómo describirla en su momento, ahora sé que es causalidad y que en tan solo unos cuantos meses todo tendrá inicio.

Paso por aquel parque donde nos besaremos por primera vez, desearía poder citarte justo en ese momento para decirte hola, de una manera tímida pero segura y poder contemplar por primera vez tus ojos a través de esos lentes, te diría que no sabes cómo me llamo pero tú, como sea que te llames y yo, estamos a tan solo unos días de encontrarnos por primera vez, no lo sabremos en el momento pero tendremos una historia linda juntos, justo detrás de nosotros esta un árbol y será allí donde nos demos nuestro primer beso en junio del siguiente año y será fabuloso, no lo sabes pero serás la primera en decir la palabra más importante que puedo escuchar en mi vida, estás a unos días de poder sentir mis brazos por primera vez cubriendo tu cuerpo para protegerte, aun no lo sabes pero ya estamos en la misma ciudad, aún seguimos en un desfase temporal pero en tan solo unas cuantas horas podremos sincronizarnos.

La ciudad y sus luces son maravillosas, ¿Qué puedo hacer si estoy esperando solo? Lo tengo claro, el largo sendero dimensional me conducirá a ti, tan solo es la tarde del cinco de febrero de dos mil diez y me hago esta pregunta, ¿Para qué hacer cosas de las que luego tendrás que arrepentirte? No es necesario vivir con tantas lágrimas, hago solo lo que está bien, aquello de lo que no tengo que arrepentirme, aquello cuyos dulces frutos recogeré con alegría.

No importa en qué ciudad o lugar estés, tampoco importa si es de día o de noche, si estas distraída o no, si me esperas o no, solo espero que sepas que no hay nada que me haga dejar de ir hacia ti, siempre correré a ti.

Es la tarde del siete de julio de dos mil diecisiete, he decidido dedicarme a una cosa única, la cosa que decidí sembrar dará sus frutos no ahora, sino en exactamente un año, hay dolor pero la cosecha tendrá una singular alegría.

Es la tarde de veinte de julio de dos mil dieciocho, recibo una llamada para una entrevista, eso nos acerca más, ese largo sendero dimensional nos acerca más a  nuestro punto de reunión, tan solo es un día más en nuestra historia por contar.

MiKrokosmos StarlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora