Capítulo 2:

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      El joven de la máscara de noches pasadas, pasó algunos días mirando a aquella explanada de campo en la que estos dos desconocidos se encontraron. Él quería darle las gracias, pero sin embargo el desconocido se fue, sin siquiera dejar una pista de quien era. Encima, debido a aquel incidente, la misión tan emocionante a la que su pequeño grupo de amigos oscuros iba a completar, quedó pospuesta, por no decir que esto le sentó mal a uno de sus compañeros, haciendo que al día siguiente le regañara por ser tan descuidado.  Él no contó nada a nadie de lo sucedido con ese misterioso hombre.

      Sin embargo, a él solo le apetecía volver a verle, le apetecía... conocer a aquella misteriosa persona, le dio tanta curiosidad, que estuvo intentando analizar todo lo que ocurrió esa noche, aunque, no consiguió averiguar nada.

      Todos estos sentimientos de duda y curiosidad le inundaron una vez más, observando aquel lugar desde su terraza, momentos antes de volver a ponerse su traje, hoy era el día de retomar lo que dejaron atrás, y realizar su fechoría.

      Después de horas nocturnas en las que los tres hermanos trabajaron bastante duro, comenzaron a despedirse en la guarida, guardando sus trajes negros en sus respectivos sitios, y saliendo de aquel lugar con total normalidad.

      Hubo un albino, que decidió desviarse un poco, atravesando todo el pueblo, cuando de repente vio movimiento en las sombras. "Tiene que ser él " se dijo a sí mismo. Sin pensarlo se dirigió velozmente a aquella llanura, pero llegó demasiado tarde. El sol estaba saliendo, y él ya había pasado por ahí, ya se había marchado.

      A pesar de que se decepcionó por no poder llegar a verle, por otro lado, una ilusión comenzó a correr en él. Ya sabía que este, a veces salía de pueblo por ese lugar.

      A la mañana siguiente el joven, más emocionado que nunca, saludó a su queridísimo perro, el cual estaba acostado en su cama, durmiendo al lado del joven. Normalmente solía remolonear en la cama unos minutos bastante largos, aunque esta vez su tranquilo sueño fue interrumpido por el timbre de su casa, "¿quién coño será a estas horas? " pensó.

      Se levantó de mala gana, pero lo hizo, se vistió y bajó las escaleras para abrir a puerta. Ya l hacerlo, pudo ver a Alexby y Fargan, los policías de Karmaland.

      -Que coño queréis que son las once la mañana tío...- Se quejó el albino.

      - Es que, Luzu ha venido a denunciar la desaparición de su cerdo Manolo.- Explicó Alexby. El perezoso se tensó un poco. Él nunca fue un buen mentiroso, y sabía qué estaba pasando, aunque le tranquilizó un poco el pensar que, su hermano oscuro, Fargan, estaba presente.

      - Joder, y ¿qué queréis entonces? Porque yo no sé nada.

      - Bueno pero tengo que interrogarte.

      - ¡Venga ya tío!- Volvió a quejarse. Habían interrumpido su sueño, y eso a él no le gustaba nada.

      - ¿Por qué no quieres cooperar?

      - Porque estoy cansado tío, además yo no he hecho nada.

      - ¿Qué estuvistes haciendo ayer por la noche para estar tan cansado?- Preguntó Alexby extrañado, el albino rodó los ojos.

      - ¡Alexby! Ha pasado algo.- un chico sin camiseta y pantalón morado entró a la escena interrumpiendo la conversación.- Buenas Rubius.

      - Buenas Vegetta.

      Al parecer, la organización que se llamaba a sí misma, la Hermandad Oscura, había dejado en la casa de Luzu un cofre con una nota, que decía que habían secuestrado a su cerdo, y que debía pagar. En seguida todos se fueron dejando a Rubius a solas.

      Este, se puso a seguir viendo una de sus series favoritas en la televisión, mientras desayunaba cualquier cosa.

      A pesar de haber tanto ajetreo en Karmaland por el secuestro, el día de Rubius evolucionó tranquilo, haciendo cosas que le gustaban y a la vez tareas, como alimentar a sus mascotas y limpiar un poco el salón. Una cosa especial que hizo, fue un cartel, el cual lo utilizaría ese mismo día.

      Después de todo, el había terminado de cenar, y se dispuso a volver a vestirse con ese traje oscuro, y ha salir por aquella puerta con el cartel en la mano. Iba a ir al campo para dejarlo allí y escribir en él para que lo leyera su misterioso salvador.

      En él escribió " Para la próxima vez que nos veamos, no utilizaré un megáfono como voz. Att: El de la máscara patoso"

      A continuación este se dirigió a su casa comenzaba a hacer un poco de frío así que, se dio algo de prisa. Mientras tanto, el desconocido al que le había dedicado esas palabras, estaba a punto de pasar por ahí, ya que, otra noche más iba a "sustraer", justo como a él le gustaba decir. Para suerte de Rubius, pasó por ese determinado campo, en el cual le aguardaba un pequeño mensaje. Este, se dio cuenta, y se paró un momento para leerlo. "¿Eh? ¿Qué es esto?" pensó mientras lo miraba "Eh... bueno, vale". Finalmente se dispuso a escribir en él también cambiando un poco su caligrafía para no ser detectada, finalmente alzó la voz para dar un gran aullido al pueblo, que significaría el final de la noche para ese desconocido.

      Tan grande fue su aullido, que hasta en la puerta de la casa de Rubius, donde éste se encontraba,  se rompió el silencio dando paso a un Rubius confundido que se giraba para ver de dónde venía, aunque era imposible. 

      Éste último entró en casa ignorando finalmente ese aullido.Continuó viendo un poco de su serie con su querido lobo, al cual le havía pequeñas caricias de vez en cuando y, cuando estaba a punto de dormirse con su lobo ya preparado, recibió un mensaje de su compañero oscuro, Willyrex.

"Rubius, mañana te encargas tú de alimentar al cerdo por la noche, que fargan ya lo hizo ayer."

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Holi, ya terminé este capítulo. Pronto pondré canciones que peguen con los momentos y no sé, espero terminar esta historia, porque nunca lo hago T.T

El desconocido de aquella máscara. -RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora