Capítulo 7:

156 21 6
                                    


      La puerta sonó bruscamente despertando a aquel perezoso Vegetta. Se había quedado completamente dormido después de haber vivido una noche tan intensa, tal vez no de estrés o tensión como otras porque estén a punto de pillarle, sino por todos esos sentimientos que, aunque prefiere negar, nacieron en él.

      En seguida se arregló y se despertó, no debía parecer que estaba cansado ni que se había recién levantado, siempre era muy meticuloso con todo y no quería levantar ninguna sospecha. Abrió la puerta, era Willyrex, estaba mirándole con ilusión. Era extraño en él, normalmente le mandaba un mensaje y era Vegetta quien tenía que bajar a verle, y esta vez le sorprendió.

      - He preparado algo y quiero que lo veas.- Soltó sin siquiera dejar al pelinegro decir una palabra.

      El mayor se sorprendió más todavía, nunca pensó que Willy haría algo por él, quiero decir, antes solían ser mucho más cariñosos, y a pesar de que nunca llegaron a ser novios oficiales, siempre sintieron un vínculo especial que los hacía juntarse, a pesar de que esos sentimientos se fueron congelando, su lazo se fue fortaleciendo, llegando a pensar que tanto el oji-morado y el achinado, seguían juntos únicamente por esa especie de compromiso que tenían.

      En seguida se encontraba tirando del brazo del mayor para llevarlo rápidamente a su casa, mientras que el otro no entendía bien qué estaba pasando, se dio cuenta de que era posible que no tuviera nada que ver con él pero, como ese pensamiento fue tardío, siguió con una pequeña esperanza.

      Mientras tanto, Rubius se había despertado más temprano, y se encontraba haciendo cosas en la casa, como cuidar sus cultivos y a sus mascotas, a las que tenía mucho aprecio. En ese momento, iba a dar un paseo en su querido caballo ya que hacía bastante tiempo que no salía con él, antes de ir directamente al establo otra vez a por él, vio que su buzón contenía algo, esto era indicado por aquella asta roja levantada. En seguida lo abrió y observó que había un papel doblado.

      A simple vista era un cartel impreso en un folio, comenzó a leerlo atentamente. Se trataba de un baile, de disfraces, por aquella festividad que ya recorría en todo el mundo, el carnaval. Se extrañó, podía llegar a ser la primera vez que se celebrará un evento así en Karmaland, no recordaba antes ninguna fiesta con este motivo. Eso podía significar que el alcalde, Lolito, fue quien dio esa gran idea.

      El baile ra por la noche, pero no esta, sino más adelante.

      Para ser sinceros, cuando leyó que eran disfraces, pensó en aquel lobo, aunque quiso no darle mucha importancia.

      Mientras iba caminando con el caballo Rubén avistó a su gran amigo Willy con un chico más, quiso saludarlos, pero estaban tan lejos que ni siquiera su hermano oscuro le vio, además, parecía que esos dos tenían mucha prisa.

      Vegetta comenzó a jadear un poco, eso de que el oji-verde le llevara agarrado de la mano no era muy cómodo, y no porque fueran juntos al mismo compás, sino por los tirones fuertes que pegaba el otro sin darse cuenta al ir corriendo.

      Cuando el oji-morado entró en casa, entendió por qué le había traído. Había vuelto a remodelar el salón.

      - ¿De verdad me has traído corriendo solo para esto? - se quejó cansado de todo el viaje.

      - ¿No te gusta?- su sonrisa se eleminó momentáneamente.
  
      - Sí pero, no pensé que fuera para esto.- Vegetta se decepcionó. Como ya dije, intentó eliminar aquella esperanza que se creó, pero no fue así. Para bajar la tensión y su enfado del momento. Continuó.- Está muy chulo la verdad.

      - ¿A que sí? Es genial.

      -Sí... Oye, ¿y este cuadro? Era un gran cuadro conformado por unos tres chicos, estaban sonriendo y todos se abrazaban con los brazos. Podía distinguir al chico al lado de Willy, suponía que era Fargan, por su característica máscara de búho, fue lo primero que le llamó la atención a su amigo. Al lado de Fargan, creía que se encontraba Rubius, lo conocía bastante de vista porque se juntaba con alguno de sus amigos, y era uno de los que, al igual que ellos, vivían fuera de la ciudad, a parte de eso, no sabía mucho más.

      - Nos hicimos una foto un día, me gusta mucho cómo salgo.

      Vegetta comenzó a sentirse desplazado, no es que le molestara, pero principalmente se llevaba bien con Willy, Luzu, y un poco con Mangel. Eran sus principales amigos, y, ver qué a él no le tenía en su salón como a esos dos chicos, le molestó un poco.

      Vegetta se escusó finalmente y decidió ir al pueblo, no se sentía muy allá, pero aún así decidió ir ya que Luzu anteriormente, le dijo que había cosas nuevas en la tienda. Comenzó a revisar un poco su móvil mientras caminaba hasta que, siguiendo revisando su móvil, intentó entrar en ella. Alguien se chocó con este, pero no pudo llegar a ver quién era. Solamente escuchó una voz disculpándose. Se molestó todavía más. Hoy no había empezado bien su día, comenzó muy ajetreado por su repentina visita y todo acabó llendo mal.

      Revisó un poco lo nuevo de aquel lugar, algún que otro complemento y nuevos outfits, no le llamaron mucho la atención.

      Así volvió a su casa a la vez que comenzó a hacerse de noche. Para él, era muy pronto, pero en realidad pensando en que se durmiópor la tarde hasta que llegó Willy, era normal.

      Se hizo la cena, y comenzó a pensar si esa noche iría o no, realmente no sabía que hacer, pero quería salir y volver a ver a ese chico que tanta confianza le transmitía.

      Finalmente, decidió salir.

El desconocido de aquella máscara. -RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora