El león y el chihuahua.

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Kouki cayó, literalmente, a sus pies.

Lo que en realidad hace que Akashi se sienta increíblemente extasiado, porque, ¡Kouki realmente no puede estar más enamorado de él! Como dijo Reo, está tan nervioso por estar junto a él, esta vez, incluso más cerca que en su primer encuentro, y aunque debe eliminar todo resquicio de cualquier otro sentimiento que no sea el deseo por la victoria, la verdad es que se permite esto.

Así como la indulgencia por su anterior comportamiento cuando no se le entregó a él un presente, recordando la muñequera de Tetsuya.

Kouki se levanta, sus mejillas y orejas están completamente rojas y sus ojos están empañados por lágrimas que se niega a dejar caer.

E inmediatamente Kouki y él se conectan a través de sus miradas.

Es la primera vez que el niño no desvía su mirada, son los diez segundo más largos en su vida y nota pequeños detalles que antes ni siquiera había querido notar, como el color de sus ojos, cafés, que deberían ser tan simples como el niño, pero Akashi puede ver como el contorno del iris se desdibuja en un tono marrón-rojizo.

Esa es la combinación más perfecta que ha visto.

Y nadie sabe porque el Emperador de Rakuzan se ve feliz (y ¿qué hay de ese pequeño sonrojo? ¿y por qué mira de esa manera al jugador de Seirin? ¡Es aterrador!). Excepto, los jugadores de Rakuzan (que no incluye al entrenador).

— ¿Entonces si comienzan a salir, eso no hará que chihuahua-chan sea algo así como nuestra Emperatriz? — Kotaro susurró, dirigiendo su mirada hacia Reo, Nebuya y Mayuzumi.

—¡Sí, lo sería! — Reo estuvo de acuerdo casi de inmediato.

— Yo me voy, no voy a marcar a la Emperatriz de Akashi, no quiero sus tijeras en mi cuello. Suerte Mayuzumi.

Mayuzumi no se inscribió para esto.

En serio que no. 

 

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Fall in Love?|AkaFuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora