Gerard se encontraba en el asiento trasero de uno de los tantos vehículos de sus padres. Mientras el chofér, Rémulo, se encargaba de conducirlo hacia su prestigioso, caro y privado colegio, el pelinegro se dedicaba a subir estados a su WhatsApp, para que la gente supiera lo aburrido que sentía comenzar su último año.
《Yendo al colegio. Suerte que es el último año rodeado de esa gentuza... 🤭🤣💔👌》
–Rems, ¿estamos a tiempo de pasar por un café a Starbucks?
–Como usted ordene, Gerard.
Y entonces el joven posteó:
《Amo el olor del café, sobre todo el de Starbucks. Y más en un día lluvioso como este 😊😍👌❤😘》
En menos de cinco minutos, el chofér de Gerard había estacionado al frente del local.
–Ten, Rems, vé a comprarme un café grande. –el pelinegro le tendió un billete de cien dólares a su empleado. Porque Gerard nunca había comprado nada por su cuenta en toda su vida, y no tenía idea del precio de un café grande. –Y quédate con el cambio. –agregó, pensando que el cambio de dicha compra serían dos o tres dólares.
Rémulo sólo sonrió ante el acto de generosidad del hijo de su jefe.
"Después de todo, son buena gente..."
Finalmente llegaron al colegio Julious Stanphord, cuyo nombre había sido elegido, unos diez años antes, por el director del establecimiento, Julious Stanphord, pensando que así los alumnos lo respetarían como la máxima autoridad que era.
Pero lo cierto es que los alumnos pasaban de él. Y no sólo eso; Stanphord era el foco de las constantes burlas del alumnado.
Volviendo al tema que nos importa...
Gerard ingresó al colegio, tras haberse despedido con un sutil gesto de Rémulo, como era de esperarse de un Way: Meneando el culo y las caderas y agitando el cabello para todos lados.
Obviamente, la diva no pasó desapercibida entre los alumnos. Algunos ya lo conocían de años anteriores, por lo que se limitaban a observarlo con disimulo. En cambio, los alumnos nuevos (por lo general, de primer año) lo observaban como si se tratase de un ángel... Claro, un ángel de Victoria's Secret.
Tras un recorrido por su improvisada pasarela (es decir, el pasillo), el pelinegro ingresó al que sería su salón el resto del año.
Saludó con un guiño a sus compañeros varones, quienes –ya acostumbrados a las extravagancias del joven– le devolvieron el saludo con el mismo gesto, y luego corrió a abrazar a sus mejores amigas: Avril, Hayley, Jamia y Lindsey.
–¡Amiguiiiiiis! –gritaron todas, apretujándose en su típico abrazo grupal.
–Estás di-vi-no. –comentó Hayley, observándolo de arriba a abajo.
–Si, Gee, ¡Estás delgadísimo! –comentó Jamia.
–Debes contarnos que anduviste haciendo en tus vacaciones en el Caribe, perra. –agregó Lindsey, guiñándole un ojo al pelinegro.
–¡Obvio que voy a contarles todo, perris! Por eso... ¡PIJAMA PARTY EN MI CASA HOY! –gritó el pelinegro, agitando sus manos como una loca.
Luego de más abrazos, y una alta dosis de griterío, cada uno tomó asiento.
Por supuesto, el grupo de "Las Divas", como se autoproclamaba el grupo de Gerard, se sentó en la primera fila, una al lado de otra.
En ese momento, ingresó el profesor Drobrez, de matemática, quién le caía mal a Gerard porque su apellido le recordaba a la palabra "pobres", y a Way no le agradaba aquello.
–Buenos días a todos. Antes de comenzar con la clase, tengo un anuncio para hacerles. –comenzó el profesor Drobrez. –Por lo general, los alumnos nuevos no suelen llegar en el último año, ni tampoco suelen verse casos de gente que repita el último año...
Todos comenzaron a observarse con cara de "khé?", ya que nunca habían sabido de nadie que repitiera el último año. Es más, creían que eso era imposible.
–Pero –continuó el profesor.– este es un caso sumamente especial. Por eso, pido que le den una cálida bienvenida a su nuevo compañero.
La puerta del salón se abrió de golpe, generando que todos –incluso Gerard– desviaran su mirada hacia esa zona.
Fue entonces que ingresó un muchacho bajito, delgado, de cabello castaño, ojos color avellana y una pinta de delincuente bastante preocupante.
–A partir de hoy, serán compañeros de Frank Iero.
Holaaaa!
Espero les guste mi nueva historia (si es así, regalen un voto y comenten).
Nos leemos!
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Los mil y un clichés. // FRERARD.
FanfictionPara leer durante la cuarentena y reírte un toque. La rica con el pobre. La buena con el malo. La lista con el badboy. La morra de los plumones con el recursante. Todos estos clichés, y muchos más, en una sóla pareja. FRERARD.