Gerard observó al sujeto parado frente a toda la clase. De no haber tenido tantos tatuajes y pierciengs, hubiese pensado que se trataba de uno de los niños del primer año.
No sabía si debía ocultar su dinero, o hacerle una chocolatada y adoptarlo como hermanito.
Aunque pensandolo bien, el pelinegro odiaría tener otro hermano.
El nuevo se dedicó a observar a todos los que serían sus nuevos compañeros con el ceño fruncido. Era obvio que no quería estar allí.
–Puedes sentarte en ese asiento del fondo, Iero. –le recomendó el profesor Drobrez. Al parecer había notado el ambiente tenso que se había formado, y quería terminar con todo aquello cuanto antes.
《TENGO UN NUEVO COMPAÑERO, OMG. 😱🙃😜👌👀》 publicó Way, ocultándo su I-Phone de la vista de Drobrez.
–Bien, comencemos con la clase.
Ante esas palabras, Gerard se apresuró a sacar su cuaderno y unos pocos útiles sumamente necesarios: su bolígrafo azul decorado con glitter y un gatito en el extremo superior, su bolígrafo rojo con brillitos, su caja de lápices Faber Castell edición limitada de 102 unidades y sacapuntas incluído, su goma de borrar con forma de cupcake, su lapíz negro de punta reforzada y más suave al tacto, su pack de 6 fibrones de colores pastel tamaño grande y su pack de 12 fibrones de colores pastel tamaño pequeño, y su set de plumones de microfíbra edición limitada que incluye los colores "lila lavanda", "azul noche de insomnio", "amarillo patito de...
¡UN MOMENTO!
Gerard abrió bien los ojos, incluso se los frotó. Se acercó más a su estuche, lo revolvió, obsevó debajo, pero no.
¡Su plumón color azul noche de insomnio no estaba!
–¡Profesor! –interrumpió el pelinegro a Drobrez, quien ya había comenzado a escribir en la pizarra. –Ha pasado algo terrible, ¡TERRIBLE!
Se llevó una mano a la frente, con gesto dramático.
–¿Que sucedió, Way? –preguntó el profesor, observando con una ceja arqueada el monton de cachivaches sobre el banco del pelinegro.
–Algo espantoso, horrible, desastroso...
–¿Podrías ir al grano, Way? –lo apresuró el profesor, que no se caracterizaba por tener una gran paciencia.
–Mi plumón color azul noche de insomnio... ¡HA DESAPARECIDO! –gritó al borde del llanto, poniéndose de pie. –Y, realmente lo siento, pero –señaló al nuevo alumno, quien se encontraba ya sentado en el fondo del salón. –¡SEGURAMENTE FUE EL NUEVO!
–¿QUEEEEE? –exclamó Frank Iero, levantándose de golpe de su asiento. –CLARO QUE NO, IDIOTA.
–¿A QUIÉN LE DICES IDIOTA, IDIOTA? –reaccionó el pelinegro, acercándose al nuevo. –Además, es obvio que has sido tú el que me robó mi plumón. Nunca antes me habían robado nada, y justo llegas tú h desaparece mi plumón. ¿Coincidencia? NO LO CREO.
–YO NI SIQUIERA TE CONOZCO, ¿POR QUÉ QUERRÍA ROBARTE UN ESTÚPIDO PLUMÓN AZUL CULO DE PÁJARO?
–¡AZÚL NOCHE DE INSOMNIO, BRUTO! –lo corrigió el pelinegro, acercándose aún más al castaño, ya que así –según él– lograría intimidarlo.
–PUES ME VALE PITO. –exclamó el castaño, mirándolo fijamente.
Sus rostros, entonces, se encontraban a milímetros de distancia. Pero ambos estaban tan enojados como para notarlo.
Sin embargo, sus compañeros ya habían comenzado a cuchichear, ya que a ellos la situación les resultaba bastante cómica.
–Mas te vale que mi plumón aparezca, baboso, porque de lo contrario, tu camino por el último año terminará ahora. –amenazó el pelinegro, picándole el pecho con un dedo al castaño.
–¿Crees que me das miedo, princesita? –susurró el castaño, tomándole la mano a Gerard, ya que si de por sí odiaba que lo tocaran, que lo tocara este sujeto era mil veces peor. –No te tengo miedo, ni a tí ni a nadie, que te quede claro. De hecho, eres tú quien debería comenzar a temer.
Si bien desde la perspectiva de Gerard el asunto comenzaba a tornarse bastante turbio, ahora sus compañeros comenzaban a suspirar ante la situación, ya que el estar a tan poca distancia, y Frank tomándole una mano a Gerard, daba rienda suelta a la imaginación del alumnado.
Y ambos sujetos no su hubiesen percatado jamás de eso, de no haber sido porque a uno de sus compañeros se le ocurrió hacerse el gracioso y gritar:
–¡LA MORRA DE LOS PLUMONES SE HA ENAMORADO DEL RECURSADOR!
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Los mil y un clichés. // FRERARD.
FanfictionPara leer durante la cuarentena y reírte un toque. La rica con el pobre. La buena con el malo. La lista con el badboy. La morra de los plumones con el recursante. Todos estos clichés, y muchos más, en una sóla pareja. FRERARD.