Capítulo 8. Error

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Lunes.

-Buenos días chicas. -entré a la cocina, se me haría tarde para ir a la universidad y por ende no desayuné.

-Hola Cariño, ¿cómo vas?,¿Dormiste bien?. -Dice Miller con dulzura.

-Taaa, si que tienes ojeras boluda, pareces mapache. -Alyha y la sinceridad por delante.

-Solo me desvelé un poco leyendo algo para la universidad, nada importante. -mentí, pasé toda la noche pensando en que me volvería a ver con Mathías y no quería, no quería verlo, si quería seguir con mi plan eso era lo mejor. Luego de la resaca y dormir pude recordar lo que pasó, todo pasó muy rápido luego de pedirle la pastilla a aquél pibe, Mathías me preguntaba si estaba segura, me desvistió y yo a él y...tuvimos sexo, pero eso no es lo peor de todo. También recordé como lo deseaba, que no me dió asco que me besara o tocara como lo imaginaba, no me llenó de odio estar cerca de él como pensé que sería. Me gustó y me gustaría repetirlo, allí está el problema porque eso no puede volver a pasar, él como todos los que se me acerquen lo lamentarán y no puedo cambiar mi plan, Nisiquiera porque con él fué diferente, porque me sentí viva y sin ningún rencor, ni porque fue el más atento y cuidadoso, y no un animal como el resto.

Llegué a la universidad y de inmediato entré al salón, ya casi comenzaba la clase. Estaba dirigiéndome a un asiento cuando me encuentro con la mirada de aquél pibe, aquél que hice sufrir en el baño de los deportistas. Éste me lanzó una mirada de odio pero sabía que no podía decir nada si no quería perder esta vez por completo a su amiguito. Mi mirada fue de autosuficiencia y seguridad pero amenazante y sentía como una mirada me penetraba, una que no era la de mi Vieja víctima sino la de él, la de Mathías.

Al mirarlo sus ojos irradiaban duda, algo de tristeza y confusión, y yo solo me limité a ignorarlo. Me senté lo más lejos posible de ellos dos y me concentré en la clase. La actividad de hoy consistía en realizar un poema, algo que no me causó emoción en nada porque si en algo era mala era en escribir lo que sentía, nunca hallaba las palabras correctas para describirlo, pero hoy debía hacer mi mayor esfuerzo si quería acumular puntos para luego no tener problemas y dejar la materia. ¿Qué podía escribir? ¿Sobre qué? ¿Qué siento? Odio, mucho odio hacia los hombres que abusan de las mujeres, no sentía nada más por nada ni por nadie. El poema debía ser de dos estrofas con versos de arte mayor o menor, uno elegía, así que comencé a escribir lo que primero se me ocurriera.

¿Ves aquél agujero?, Allá vivo
¿Ves salida en él?, No la hay
Escucha esos gritos, allá duele
¿Ves la sangre?, Es de nosotras.

No hay luz, o tal vez sí
¿Me salvarás? O ¿debo hundirte?
Aléjate, está al acecho
Está cerca, y me aleja de tí
No me toques, ya lo has hecho
Sentí miedo, miedo por tí.

Terminé de escribirlo al cabo de 10 minutos, no le había tomado importancia hasta que lo leí para darle el título original que exigía el profesor. Y me dí cuenta que mi escrito era lo más cerca que había estado de escribir un verdadero poema y... Me dí cuenta que mi pasado jamás dejará de invadir mi presente. Pero, ¿habrá alguna salida? No, imposible, mi vida jamás dejará de se un tormento.

-Terminé profesor.

Estaba ida pensando en cada palabra de mi poema hasta que escuché una voz anunciando que su poema estaba listo para recibir autorización por parte del profesor para ponerse de pie. Al profesor autorizarlo ví a Mathías dirigirse hacia él y de inmediato tuve el título para mi poema.

"Armas blancas, Daño mortal."

Al ser entregados todos los poemas el profesor dice que cada uno de nosotros deberá pasar al frente a leerlos. En ese momento me llené de fastidio, primero debía hacer un poema que seguro no me salió bien, porque no sé como hacerlo y ahora tenía que leerlo para todos los estúpidos del salón, magnífico.

Mi TormentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora