RELATOS CORTOS

PARTE 6

Habían pasado un par de meses desde que Will decidió venir conmigo, dejar todo atrás por mi, y yo sigo aún sin creer como puede ser tan perfecto, su sonrisa, sus ojos, la forma en que me mira, todo en él desprende cierta magia que me atrapa por completo.

Las vaciones de navidad están al caer y yo me niego a volver a la realidad, a volver a casa y mirarle como si nunca hubiese pasado nada, cuando cada día que pasa siento como me voy enamorando de él.
Una video-llamada entra en mi móvil haciendo que me separé rápidamente de Will.
Contesto  con cierto temor a ser descubierta por algo que no es ningún crimen.

-¡Alan! ¿Qué tal?_ pregunto mientras recojo mi pelo en una coleta mal echa.

-Yo estoy muy bien, lo único que te echo mucho de menos.

Sonrió con nostalgia por que cada recuerdo que cruza mi mente siempre esta él, cuidándome y haciendo que llore de la risa por cualquier cosa que él dijese. Observó su cama, aquella que ha sido testigo de nuestros encuentros tanto íntimos como graciosos, recuerdo cuando me empujo y caí de la cama dándome un golpe en la cabeza, no paramos de reír hasta quenos dimos cuenta que estaba sangrando.

Suspiro y vuelvo a sonreir, pero mi mente actúa rápidamente cuando se da cuenta de que esta en casa, en casa de su padre.

-¿Has vuelto a casa?_ pregunto atónita.

-Si, a pesar de que mi padre me haya robado a mi mejor amiga no puedo enfadarme con él, sabes que nunca podría...

Y es cierto, cuando Will se divorció, Anne se fue sin despedirse de Alan, le daba igual su hijo, que con tan solo once años se quedo en la puerta mirando como su madre se iba sin ni siquiera dedicarle una mirada.
Pocos recuerdos tengo de ella, pero se que se fue con otro, nunca fue una mujer amigable y apenas aparecía en las reuniones que hacían nuestras familias.
Alan estuvo pasando un mal momento y Will siempre estuvo a su lado, juro que nunca he visto una relación tan buena como ellos tenían y ahora gracias a mi se ve desestructurada.
Un sentimiento de culpa recorre mi cuerpo, me sudan las manos y me siento la peor persona del mundo por seguir mintiendo, pero soy tan cobarde que las palabras se me quedan atascadas en mi garganta y no encuentro la forma para decirle a mi amigo, que su padre está aquí conmigo, que también se ha ido y le ha dejado por mi.
No sé que decir ni que hacer para que no me note rara, pero es imposible cuando para él siempre he sido un libro abierto.

-¿Qué tal los estudios?_pregunto para cambiar de tema.

Miró a Will de reojo y puedo ver como muestra una sonrisa divertida, ¿esta disfrutando de mi agonía por mentir a mi amigo?

-Bien, las clases siempre me han aburrido y ahora no estas para ayudarme con las cosas que no se me dan bien.

Los dos estudiamos Marketing y dirección de empresas, siempre hacíamos los trabajos juntos y siempre me tocaba a mi ojear sus trabajos para que estuviesen bien.

Ya con ganas de terminar esta conversación inventé alguna escusa para poder volver a respirar con normalidad.

-Bueno Abby cuidate mucho y da recuerdos a mi padre.

Su despedida me dejó con la boca abierta, juro que me quede petrificada por unos instantes hasta que Will lanzó un cogin a mi cabeza y rápidamente salí del trance en el que me encontraba.

-¿Qué ha sido eso?_pregunté girando mi cabeza lentamente.

-Nunca hubiese dado este paso sin antes hablar con él, es mi hijo y tenía que saber la verdad.

-¿Y por qué no me lo has contado? ¿sabes lo mal que lo he pasado?_ pregunto riendo.

-Me gustan tus caras de no saber manejar la situación.

Tras una larga lucha de miradas acabamos como siempre hacemos, uniendo nuestros cuerpos en uno solo. Jamás había imaginado nada igual, su cuerpo quema al mio de tal forma que me fundo con él hasta el mismísimo infierno si fuera necesario.

Al día siguiente desperté sola en la cama, algo que sorprendió demasiado, pues siempre me despertaba para ir a clase. Mire la hora y sólo tenía media hora para llegar a tiempo, ¿dónde estaba y que estaba pasando?

Me levanté y fui hacía cocina y allí estaba de espaldas ami con tan sólo un bóxer negro, que por cierto le sobraba.

-¿Por qué no me has despertado?_pregunté observando la musculatura de su espalda.

Se dio la vuelta y me observó con cierta tristeza en la mirada, sujetaba el teléfono entre sus manos y eso quería decir que nada bueno me iba a decir.

-Abby me tengo que ir, me ha llamado tu padre y tengo que volver, ha pasado algo en la empresa.

Comenzó a andar mientras suspiraba y pasaba sus manos por sus brazos, estaba triste, pero entendía que él tiene responsabilidades que no puede dejar a un lado por mi.

-No pasa nada, no te preocupes, yo te espero aquí_ sujete su cara entres mis manos y deposité un suave beso sobre sus labios, esos que ahora tendría que echar de menos_ me tengo que ir a clase, luego hablamos.

-Abby espera_ sujeto mi brazo con delicadeza y suspiró_ me voy en un par de horas, acabo de sacar el billete.

No me esperaba que se fuese tan rápido pero no podía hacer mas que quedarme con él hasta que su avión saliese. Una vez en el aeropuerto nos despedimos con pesar de no vernos en días. Cuando subió al avión espere a verle despegar, no podía quitar la mirada de allí sabiendo que él estaba dentro.
Una vez se puso en movimiento y comenzó a elevarse mi corazón se partió en mil pedazos al ver como el avión perdía el control estrellándose y saltando en mil pedazos. No podía ser, corrí intentando llegar pero la policía me detuvo, caí al suelo de rodillas llorando desconsoladamente por ver como el destino me le había arrebatado de esta forma tan cruel. No conseguía ver con claridad los oídos me pitaban y el ardor en el pecho se incrementaba, un fuerte pitido atravesó mi cabeza, apoye las manos sobre ella y grite hasta quedarme sin aliento.

Desperté aturdida y desorientada, ¿dónde estaba? ¿qué hacía en mi casa?
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Tras comerme la cabeza y dar mil vueltas sobre esta historia me he decidido por subir este capítulo, aviso que el siguiente será el final.
Pero creo y espero que os va a dejar con la boca abierta.

Bss