CAPITULO 3

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La Bibliotecaria

Escrito por aKe_1239

He tenido muchos trabajos. Unos duran más que otros. He ido y venido, he visto ir y venir mucha gente, en muchos lugares, sin embargo, ningún otro lugar se sintió así. Conocí a Juan un día por casualidad y, al quedarme sin empleo, nos volvimos a hablar, así que él me ofreció ayudarme a encontrar un trabajo en la mansión en la que él trabajaba. Yo, claramente, accedí feliz de volver a verlo, de tener trabajo, y de conocer a sus compañeros de trabajo ya que, al ser una mansión, son muchos. Comenzaba un día de marzo, así que enviaron a alguien que me recogiera; un hombre sobre un caballo llegó por mí hacia el mediodía, poco me iba a imaginar que no llegaría sino hasta esa tarde.

Cuando llegamos a la mansión ya me había hecho amiga del jinete y estábamos contando historias. Me despedí de él, recogí mis cosas, y me disponía a entrar cuando me encontré con alguien. "

—Buenos días, usted debe ser Joaquín—dije esperando indicaciones.

Él asintió y dijo —Así es, según tengo entendido tú eres Akemi, Juan te recomendó como bibliotecaria—

¿Bibliotecaria? Antes de este momento, no sabía en qué puesto iba a trabajar, al haber hecho un poco de todo por todas partes, olvidé decirle a Juan mi especialidad. Disimulando, le estreché la mano y se dispuso a mostrarme la mansión. Era un lugar enorme, con varios pisos. La biblioteca ocupaba la mitad del tercero, y la otra mitad está ocupada por el cuarto y el estudio de Yamila, la dueña de la mansión, a donde tengo prohibido el paso. ¡Solo espero no confundirme!

En el primer piso se encuentran la lavandería, la cocina, el almacén, y las habitaciones. Cuando me dieron permiso de retirarme, luego de haberme mostrado el lugar, me dirigí hacia las habitaciones para elegir la mía. El Sr. Joaquín había dicho que había algunas libres para que pudiera escoger, ¡pero no creí que tantas! Había por lo menos diez habitaciones vacías y alrededor de veinte ya ocupadas. Nadie estaba en sus habitaciones, mas se reconocía que estaban habitadas. Elegí una, desempaqué y me fui a la biblioteca, asumí que todos los demás estaban trabajando y que yo debería hacer lo mismo.

Ahora, el Sr. Joaquín dijo que no tendría mucho trabajo, pero ¡ni tenía nada que hacer! Todo estaba impecable, organizado, reluciente, ¡Y por orden alfabético! Lo único que encontré fuera de lugar fue un libro titulado "De Figuris Veneris" que el Sr. Joaquín estaba leyendo al momento de mi llegada. Reconocí que estaba escrito en latín. Podía limpiarlo y reubicarlo, o podría leerlo. Entre los trabajos que tuve antes, también fui profesora de latín, así que decidí leerlo. Por más que entendiera el idioma, no entendí mucho el contenido; era sobre economía, bolsa de valores, y valorización global progresiva y, francamente, ese tema no me interesa.

Finalmente terminó el día. Al momento de la cena todos nos reunimos. Allí me reencontré con Juan, charlamos un rato, y luego me presentó al resto. Vi a Yami una vez y fue para advertirme que de vez en cuando despediría a alguien solo para crear drama... eso no suena muy bien. Finalmente terminamos la comida y cada cual se fue a su habitación a descansar. ¡Estoy lista para mi segundo día!

El Incendio Del 12 de Abril de 1829Donde viven las historias. Descúbrelo ahora