Respiro profundamente y cierro mis ojos, no debo dejar que las cámaras, reflectores y jueces frente a mí me pongan nerviosa. Escucho la música empezar y al compás muevo mi cuerpo siguiendo su ritmo. Mientras bailo no puedo evitar recordar todo lo que viví antes de llegar a este punto...
"Quiero ser bailarina" dije interrumpiendo la conversación de mi familia sobre a qué universidad debería ir. Eso no les gustó para nada, ninguno estuvo de acuerdo, tanto mis padres como mi hermano me regañaron fuertemente en ese momento, concordaron en que si no escogía una mejor carrera no iban a apoyarme en lo absoluto. Sabía que en realidad los tres se preocupaban por mí y que lo que querían era que tuviera una buena vida en la que no tuviera que inquietarme por nada, pero también sabía que si seguía su consejo yo no sería realmente feliz, por eso mismo me mantuve firme en mi decisión, aunque eso significaría el camino más duro. Mamá y papá amenazaron con echarme de la casa, no pensé que en verdad lo cumplirían. Un día al llegar a casa después de la Academia de Baile encontré unas maletas en la puerta junto con una nota: "¡Esta es tu última oportunidad, acepta ir a la universidad y estudia una carrera de verdad u olvídate de entrar aquí!". Solté un suspiro, si esas son las opciones que me dan pues no tengo otra elección, tomé las maletas y me retiré del lugar. Tuve que empezar a buscar vivienda, pero fue muy difícil encontrar un lugar que pudiera pagar con lo que llevaba en ese momento, me vi obligada a hospedarme unos días en un motel hasta que alguien me alquiló un muy pequeño cuarto de su casa; en cuanto al trabajo logré conseguir un empleo como cajera en un supermercado, el sueldo no era muy bueno pero era lo que mejor se acoplaba a lo que buscaba, pensé que iba a estar bien si me esforzaba lo suficiente.
Mi horario consistía en levantarme a las 7 am a desayunar, de 7:30 am a 8:45 am viajando en bus hasta la tienda, trabajar de 9 am a 2 pm más otra hora de viaje a la academia de baile y estar ahí de 3:30 pm a 8:30 pm bailando. Todo es tan cansado. Regreso a casa alrededor de las 11 pm muerta del cansancio, sin mencionar que ahora tengo que cocinar yo misma si quiero llevarme algo a la boca antes de caer dormida hasta el día siguiente. Esa es mi nueva rutina. Es parecido a lo que imaginé que sería vivir sola pero aun así no lo estoy soportando tan bien como pensé, no estoy logrando lidiar con tanto estrés. Soporté esa vida por seis meses, no tenía tiempo para descansar en ningún momento.Me encuentro en el trabajo algo desvelada, no pude dormir muy bien anoche. Ya solo faltan veinte minutos para que termine mi turno y tengo una larga fila de clientes por atender aún. Estoy cansada. Pasa el siguiente, tomo sus cosas y las meto en unas bolsas luego de cobrárselas, el hombre de pronto se enoja conmigo y empieza a alegar, no entiendo el porqué, él dice que le estoy cobrando de más, que intento robarle su dinero, entonces me muestra la factura donde están los precios de lo que acabo de cobrar y me doy cuenta de lo que hice: resultó ser que sin darme cuenta había cobrado dos veces algunos productos. Me disculpé inmediatamente con el cliente y asumí toda la responsabilidad, aunque eso no evitó que él escribiera en el libro de quejas y reportado mi actitud con el gerente, eso hizo que me dieran una advertencia: si volvía a cometer un error, por pequeño que fuese, me despedirían. Tanta presión. Esto debe ser una broma. De todas maneras asentí y me disculpé una vez más, después de escuchar toda la reprimenda fui por mis cosas y salí del supermercado.
Llegué a la academia treinta minutos tarde. Estoy exhausta. Entré e inmediatamente escuché la música sonar, me apresuré a dejar mi mochila en una banca e ir a cambiarme de ropa, mientras estaba en el vestidor las palabras del gerente no paraban de dar vueltas por mi cabeza, si algo vuelve a pasar me quedaría sin trabajo. Tengo miedo... si pierdo ese empleo no tendré forma de sostenerme económicamente, estoy entrando en pánico. El sonido de alguien llamando a la puerta hace que vuelva en mí, es Sara, la instructora, me apura a que salga pues el resto del grupo me está esperando. Agité mi cabeza, este no es momento de pensar en otras cosas, estoy aquí para bailar, no para preocuparme. Salí a la sala de práctica y me alineé con el resto del grupo, esperando el inicio de la canción con la que nos presentaremos en el próximo concurso dentro de 5 días, esta sonó y todos empezamos a movernos a su ritmo. No puedo sacarme de la cabeza aquellas palabras ¿podré soportar la situación si me quedo sin trabajo? ¿Seré capaz de sostenerme a mí misma? Dejé de escuchar la música, alguien ahora está hablándome pero todo en este momento me es ajeno, sigo bailando mientras mi mente está pensando en miles de cosas, abruptamente siento que me toman fuertemente de las muñecas, es ahí cuando vuelvo a la realidad, Jonathan, mi pareja de baile, me había detenido, mencionó que parecía estar sufriendo mientras bailaba. ¿Tan mal estaba? Todos se veían preocupados por mí, pedí disculpas y sugerí que volviéramos a comenzar de nuevo, todos se quedaron quietos por un instante pero luego fueron a tomar sus posiciones.
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Ventana de Cuentos
RandomEsto no es una historia, son varios cuentos cortos que no tienen relación entre sí pero que he escrito a lo largo de los años y quería compartir con ustedes. Espero que les gusten.