Me llamo Lanna, tengo 15 años y vivo en el campo. Estoy frente al río lavando ropa y escucho que me llaman, es Mike, mi padre. Él llega conmigo para pedirme que lo ayude a cargar la camioneta con la cosecha porque íbamos a emprender nuestro viaje a la ciudad para venderla, al oír aquello bajé la mirada, esta es la primera vez que haremos este viaje sin mi madre, ella murió el año pasado por causa del cáncer. Papá notó mi desánimo y me abrazó, yo me aparté de él, desde que mamá murió ya nada fue igual para mí, todo cambió de perspectiva. Agité mi cabeza para olvidarme de mis pensamientos e ir a donde se encontraba el carro. A lo lejos veo a Lucas, mi hermano mayor, cargando unos costales y subiéndolos al transporte, que en realidad, ni siquiera es nuestro, se lo prestamos a unos vecinos.
Di un pesado suspiro, estoy cansada de este escenario, de este lugar, de esta vida de campesinos. ¿Por qué a pesar de todo lo que hacemos seguimos siendo pobres? ¿Por qué seguimos con este estilo de vivir? Quisiera que algún día dejáramos esta montaña y nos volviéramos ricos, así tendríamos todo lo que deseemos, lujosas ropas, deliciosas comidas, viajes, hermosas joyas y una enorme casa; tampoco tendría que hacer los quehaceres de la casa y...si fuera así, hubiéramos podido salvar a mi madre... sí, estoy segura que si fuéramos ricos, seríamos felices. Salí de mis pensamientos por una papa que me golpeó la cabeza, miré que fue Lucas quien la lanzó, me dijo que dejara de holgazanear y lo ayudara con las cosas; sí, estoy segura que si fuéramos ricos no tendríamos que hacer todo esto.
Iniciamos el viaje a la ciudad para vender nuestra cosecha en el mercado como hacemos una vez al año por una semana. Papá va conduciendo, mi hermano y yo vamos en la parte de atrás del pickup. Hace calor y me comienza a dar sueño, entonces me acurruco en el hombro de Lucas y cierro los ojos para dormir un poco, estoy cansada... De pronto desperté por un repentino frenazo, me enojé por el acto y me bajé de la palangana para reclamar por ello pero ya en el suelo vi a unos ocho muchachos parados en medio de la calle; ellos al verme inmediatamente se dirigieron hacia mí, me asusté e intenté correr pero me alcanzaron, me tomaron los brazos y los colocaron en mi espalda mientras que con un cuchillo amenazaban mi cuello. Papá salió del interior del vehículo y vino hacia nosotros. Él suplicaba que me soltaran, entonces uno de ellos le pidió el auto y su mercancía o de lo contrario me herirían. Yo temblaba del miedo pero sabía que si hacíamos lo que pedían, perderíamos mucho, por lo que le pedía que se negara... mas él no me escuchó, lentamente sacó las llaves de su bolsillo y las lanzó hacia nosotros, entonces me soltaron y empujaron al suelo, tomaron las llaves, sacaron a mi hermano del auto y se fueron a toda velocidad con nuestras pertenencias. Sé que lo normal sería estar aliviada por estar a salvo, pero era todo lo contrario, estaba furiosa, fulminé a Mike con la mirada y le grité, le reclamaba por lo que hizo, le pedía una solución a nuestra situación, estábamos varados en la nada; una salida a nuestros problemas, esa cosecha era nuestro sustento de varios meses y una respuesta para solucionarlo todo. Lucas intentó calmarme pero yo le rematé que no se metiera si no había hecho nada ante el acontecimiento. Ambos mostraban tristeza en sus rostros pero yo no tenía remordimiento alguno por lo que les decía, en ese momento estaba liberando todo lo que sentía y ellos, sólo se limitaban a bajar la mirada y asentir. Paré de gritar porque ya no me quedaba aire en los pulmones, y hasta ese momento papá dijo en voz baja que si caminábamos en la misma dirección en la que íbamos, llegaríamos a la ciudad en dos horas; otra razón para que volviera a gritarles. Volví a detenerme hasta que me dolió la garganta y estaba tan ronca como para que me entendieran algo. Después de eso, comenzamos nuestro largo viaje a pie, en completo silencio.
Efectivamente, luego de dos horas llegamos a nuestro destino, y nos dirigimos directamente a donde nos hospedaríamos en nuestra estancia aquí, que era la casa de unos tíos que ni siquiera conocía. Es mi primera vez allí ya que todos los años hasta el pasado, nos alojábamos en casa de mis abuelos, los padres de mi madre, pero desde que ella murió ellos ya no quieren nada con nosotros.
Todos ellos nos dieron la bienvenida y nos recibieron de buena manera pero yo estaba tan cansada que me despedí y fui directamente a la habitación que me ofrecieron para dormir. Desperté unas horas más tarde, miré el reloj de la pared, es media noche, todos ya deben estar dormidos, iba a retomar mi sueño cuando oí unas voces del otro lado de la puerta, me dio curiosidad y me acerqué a escuchar de forma más clara, eran las voces de mi padre y mis tíos: él les estaba contando sobre lo sucedido y su preocupación por lo que yo le había dicho, dijo que a pesar de que le dolió, yo tenía algo de razón con respecto a la cosecha. De cierta forma me siento culpable, se notaba la tristeza en su voz, pero es como él dijo: yo tengo razón.
Entonces su hermano le mencionó que uno de sus primos iba a abrir un restaurante y necesitaba un chef, que si habla con él probablemente le den el empleo y así conseguiría más dinero que siendo agricultor. Mi emoción se hizo notable al escucharlo pero al oír que papá iba a rechazar la oferta, salí corriendo de la habitación y hablé por él aceptándola. Estoy segura de que esa ha sido una de las peores decisiones que he tomado.
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Ventana de Cuentos
NezařaditelnéEsto no es una historia, son varios cuentos cortos que no tienen relación entre sí pero que he escrito a lo largo de los años y quería compartir con ustedes. Espero que les gusten.