Los rayos de luz solar golpeaban su níveo rostro, provocando que el joven recostado adoptara la apariencia de una divinidad viviente. Su cuerpo descansaba apoyado en el tronco de un árbol, por lo que al sentirse incomodo fue despertando.
Al abrir los ojos, Lan Wangji pudo ver un inmenso bosque, que con el indicio de la primavera empezaba a florecer, escuchaba el canto de las aves y los susurros de las hojas que al paso del viento parecían hablarle. Sin embargo, era consciente de que en esos momentos no se encontraba en el mundo real, probablemente causado por el quemador de incienso.
Un ruido de hojas removiéndose llamó su atención, dirigió su vista hacia ese lugar, para encontrar a dos pequeños conejos que jugaban entre los arbustos, al verse descubiertos fueron saltando por un camino adornado por flores coloridas que delimitaban sus estrechos, unos pasos adelante se voltearon haciendo alusión a que los siga, Lan Wangji lentamente empezó a caminar hacia su dirección.
Se adentró más en el bosque siguiendo el camino marcado por los dos conejitos, que a veces saltaban sobre ellos y jugaban alrededor; tras un corto trayecto llegaron a un riachuelo de agua clara en el que brotaban flores de loto. Adelante divisó a un pequeño infante acuclillado en la orilla, que trataba de agarrar un pez con sus manitas, haciendo un gesto de desilusión cada vez que los peces escapaban.
—¡Wei Ying! ¿Qué estás haciendo? Eso puede ser peligroso— una mujer de hermosas facciones y aspecto alegre, que, sin duda seria descrita como una gran belleza, apareció en el panorama cuadrado formado por los ojos dorados, en su espalda cargaba una canasta con diferentes verduras y hortalizas, el niño al verla corrió hacia ella con notable felicidad —¡Mamá!
Lan Wangji a un lado solo pudo susurrar de forma casi audible, el nombre escapaba de sus labios ligeramente, como si siempre hubiera estado allí —Wei Ying..., eres tú— se dio cuenta que pasó desapercibido, así que se acercó un poco más a ellos.
—Vamos Wei Ying papá está esperando, adivina que voy a preparar de cenar esta noche— preguntó la mujer mientras Wei Ying trataba esmeradamente de adivinar el misterio, como si fuera un gran acertijo —Sopa de pescado...— respondió el pequeño con cierta incertidumbre —¡Si, muy bien! mi pequeño es tan listo, sin duda será un gran cultivador en el futuro.
—Nos vamos— sugirió un hombre alto y robusto, sus facciones eran elegantes, nariz levantada, labios y cejas finas, bajo las que mantenía una mirada aguda, pero a la vez cálida, vestía ropas moradas y llevaba a la altura de su cintura la campana de plata característica de la Secta Yunmeng Jiang; en su mano sostenía las riendas de un joven burro que masticaba desinteresadamente una manzana brillante.
—Si, papá— respondió Wei Ying. Caminaba tomado de la mano con su madre, la mujer subió al burro, para después montar a Wei Ying en su regazo con ayuda de su esposo. El hombre guiaba el camino a pie y así partieron, sin notar la presencia de un silencioso Lan Wangji que los seguía con dos pequeños conejos acurrucados en su pecho, calmoso como un alma perdida en medio del bosque.
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|EL ANHELO DEL CORAZÓN| - WANGXIAN
Fiksi PenggemarEl anhelo del corazón, anteriormente titulado El quemador de incienso sagrado. Es una versión algo distinta de lo que sucedió tras que Wei Wuxian y Lan Wangji encontraran el quemador de incienso. Nuestros protagonistas descubrirán dentro de un sueñ...