*Capítulo 12*
Era la tercera vez que mi teléfono me avisaba que estaba entrando una llamada telefónica, mis manos temblorosas eran incapaz de atender, ya me había preparado para lo que suponía sería un encuentro, mis jeans ajustados, una camisa negra deportiva, recogí mi cabello y tenía unos zapatos perfectos para correr si se presentará la ocasión.
- no lo hagas Sofi - me defiende Ramsés - por favor no hagas esto, es algo estúpido te estás arriesgando, no contestes la llamada y vámonos lejos.
Yo negué por décima vez.
- debo hacer esto - contesté - debo y quiero averiguar quién es la persona y que tiene que ver con la muerte de mis padres.
- no te dejaré ir sola - me dijo al mismo tiempo que el teléfono dejaba de sonar - déjame ir contigo porfavor.
Negué nuevamente, no quería que más de las personas que yo amo sufriera.
Estaré bien.
El teléfono volvió a sonar con insistencia y esta vez conteste.
- ¿Acaso te estás burlando de mi? - preguntó, parecía furioso - te veo en tu estrecho departamento, tienes veinte minutos. - colgó.
Suspiré.
- quiere que nos veamos en mi departamento - les informé a ambos. - si no vuelvo aquí en una hora, llamen a la policía.
Mi corazón estaba desbocado dentro de mi pecho.
Ramsés paso las manos por su cabello, solía hacerlo cada vez que se encontraba nervioso, lo entendía, en cambio mi amiga Yuli me asintió a modo de respuesta, ella sabía de mi fortaleza.
Metí mi teléfono en el pequeño bolso donde tenía todas las fotografías y acaricié con amor a mi gato antes de salir, tomé el primer taxi que encontré mientras mi destino me esperaba en mi *estrecho apartamento*
Mientras que iba camino a cometer una de las peores locuras de toda mi vida empecé a recordar como llegue hasta este punto, como mi vida se me salió de control en apenas tres días desde que encontré esas fotografías, como perdí casi todo en los últimos años y tenía la esperanza de recuperarlo, recuperar el amor de Ramsés, reconstruirlo, recuperar la paz que tenía antes, saber que el asesino de mis padres pagaría y estaría encerrado pagando la condena que merece si yo hacía bien las cosas, me encontraba caminando por una cuerda floja y si hacía un mal movimiento caería y derrumbaria todo otra vez, incluyéndome.
El taxi me dejó en el lugar acordado, lo sentía tan distante que no parecía ser mi apartamento, mire el reloj con nerviosismo y estuve a punto de echar a correr, pero me arme de valor, un oscuro y lluvioso atardecer comenzaba hacer presencia, aún habían personas despiertas y sabía que si algo ocurría yo podría huir, era mi casa, yo la conocía bien y tenía esa ventaja.
Entré sin pensarlo tanto, queriendo dejar la puerta abierta todo el rato que permaneciera ahí, algo me sorprendió en cuanto entre, no estaban ninguno de mis muebles, absolutamente ninguna de mis cosas, todo estaba vacío, lleno de oscuridad y de olor a polvo, me recordó el primer día que pisé este lugar, cuando aún no tenía ni idea de por dónde comenzar, otra vez sentía lo mismo.
No había más nadie más que yo, o eso creía, intenté encender la luz y fallé como la última vez, pose mi vista en todas las esquinas asegurándome que no hubiese nadie, pero algo llamó mi atención, habían nuevas fotos sobre el suelo de la entrada, unas que había pisado sin darme cuenta, retiré mi pie y las miré, eran tres fotos iguales a las demás, solo que esta vez eran familiares, había una donde salía con mis padres, una donde tenía al menos un año de nacida (la recordaba bien, esa foto estaba en el álbum de mi abuela) y la última era una foto con mi papá, mi amado padre.
Temblorosa las recogí del suelo y las volteé, tenían letras si, como las demás, pero estas ya estaban en orden y solo le faltaba una para estar completa la palabra, mis ojos se cristalizaron y sin preámbulo salieron unas cuantas lágrimas sin poder detenerlas. Saqué con rapidez las fotos que traía conmigo y las regué en el suelo, buscando la letra que faltaba para completar la palabra y cuando la confirmé, quise morir.
ESTÁS LEYENDO
ACORRALADA
Mystery / ThrillerDesde esa noche y para siempre mi vida dejó de ser la misma, caminaba con miedo, miraba en todas las direcciones temiendo que me vigilarán de cerca, desde ese suceso no volvería a confiar en nadie nunca más. ¿Cómo podría? Después de todo me traicio...