15. Cuidando

440 76 1
                                    

"Arthit, déjame", dijo Kongpob mientras sacaba un pañuelo.

Arthit solía pensar que no es un niño que necesita llevar un pañuelo. Pero en este momento, Kongpob demostró que estaba equivocado. Aparentemente, es un niño que necesita llevar uno, mientras se manchaba con un poco de helado en la cara.

Kongpob muy gentilmente, lo limpió mientras lo miraba y sonreía con cariño.

☘️☘️☘️☘️☘️☘️☘️🍀☘️☘️☘️☘️☘️☘️☘️

"Arthit, esto es para ti", dijo Kongpob mientras extendía una leche rosa hacia él. Estaba esperando afuera de su laboratorio.

Arthit lo miró como si fuera un salvavidas. Tenían laboratorio hasta las 5pm y Arthit estaba completamente drenado.

Y esos dos eran justo lo que necesitaba en este momento: leche rosa y Kongpob.

☘️☘️☘️☘️☘️☘️☘️🍀☘️☘️☘️☘️☘️☘️☘️

"¡Arthit, espera!", Arthit lo escuchó llamar desde atrás mientras corría bajo la lluvia.

Disminuyó la velocidad de sus pasos y pronto, Kongpob estaba a su lado sosteniendo un paraguas.

Arthit se quedó hipnotizado por un momento, contemplando un Kongpob ligeramente mojado.

Luego agachó la cabeza con timidez y murmuró: "Gracias".

☘️☘️☘️☘️☘️☘️☘️🍀☘️☘️☘️☘️☘️☘️☘️

Las mañanas no eran un buen momento para Arthit. Siempre tenía prisa, tenía sueño y estaba malhumorado. Así que todos se alejaban de él durante las primeras horas todas las mañanas.

Pero aquí también, Kongpob fue una excepción. Cuando Arthit era el menos simpático, Kongpob aparecía en su apartamento todas las mañanas con una cara sonriente.

Arthit lo saludaba malhumorado, pero su estado de ánimo siempre mejoraba.

Él sonrió mientras saludaba a sus amigos. Tal vez eso es lo que necesitaba cada mañana. Un Kongpob sonriente, deseándole buenos días.

☘️☘️☘️☘️☘️☘️☘️🍀☘️☘️☘️☘️☘️☘️☘️

Arthit tenia clases por la tarde hoy. Entonces no necesita levantarse temprano en la mañana.

Pero lo hizo.

Necesitaba hacer otra cosa hoy.

Faltaban quince minutos para las ocho cuando llamó a la puerta de Kongpob.

Al verlo, Kongpob se sorprendió y luego se alegró mucho, como si ver a Arthit fuera lo mejor para comenzar su día.

Y le dio un beso muy dulce.

Más tarde, Arthit volvió a dormir otra vez, sonriendo.

Ese Kongpob es contagioso. Se está volviendo como Kong día a día. No es que le importe.

A Arthit le encanta. Y está seguro, que a Kongpob también.

CompendioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora