Capítulo 1

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Mirando a mi alrededor, agitada, la mirada en todos lados pero en realidad en ninguno, chequeando que todo este en orden, no perder nada entre tanta ida y vuelta, entre tanta gente que pasa por mi lado.

Los altavoces pronunciaban que el vuelo AF0229 destino a Zurich estaba a nada más 10 minutos de cerrar las puertas de embarcación. Sabía que el momento había llegado y ya no podría retrasarlo más.

"Maldita Annie, que diablos pasaba por tu cabeza cuando decidiste meterte en esto"- Maldecia en mi cabeza.

Mi madre me hablaba pero no la escuchaba realmente, solo la miraba y pensaba "rayos, la extrañaré demasiado", mi padre en cambio me miraba un poco más distante, sabía que esta despedida le dolía más a el que a nadie más aquí. Él nunca estuvo de acuerdo con que haga esto, le parecía una locura que me vaya sola del país. Pero también sabía que era una oportunidad que no surge muy a menudo, era ahora o nunca y supo aceptarlo.

Flashback *Después de todo no es tan loco, papá- le dije un poco alarmada mientras lo miraba fijamente buscando una respuesta- No estaré sola como dices, es verdad, estaré lejos de ustedes pero no estaré a la deriva, tendré una familia que me hospede, una organización que será responsable de mí, iré a la escuela, y como sabes tendré miles de reglas por parte de la organización que, ya comprendes , si las rompo deberé volver, no te preocupes, estaré bien, además... ¿Tienes idea de cuantas puertas me abrirá esta experiencia?, conoceré un mogollón de gente nueva, haré contactos, perfeccionaré otros idiomas, en serio, sabes que esto significa mucho para mí.- Terminé todo mi monólogo un poco agitada, había hablado por minutos solo yo, haciendolo rápido para que no tenga la oportunidad de interrumpirme. Mi padre, que aún no había levantado su vista, frunció los labios esbozando una muy sutil sonrisa, me dirije una mirada tenue y asiente con su cabeza, ahí supe que lo había conseguido. *

Sacudí mi cabeza a los lados, procurando concentrarme. Miró a mi mamá quién esta mirándome fijamente mientra sostiene mis hombros y esbozo una triste sonrisa.

-Creo que ya es hora- Dije muy despacio.

Abrazo a mi madre con todas las fuerzas, nunca sabes si podrás abrazar a una persona al día siguiente, imagínate que es mucho más grande la incertidumbre cuando se trata de un año, no sabes todo lo que puedes ganar y perder en tanto tiempo. Puedo notar que mi madre esta haciendo grandes esfuerzos por no llorar.
Con dificultad despego la mirada de mi madre y se la dirijo a mi padre.

-Chau, papá- dije conteniendo el llanto. Lo abracé con muchas ganas y el devolvió el abrazo con tanta fuerza que alcanzó para que todos mis huesos vertebrales suenen. Sonrió.

- Diganle a los chicos que los extrañaré-

Tengo 4 hermanos, no pudieron venir, debieron quedarse en casa, ya me había despedido de ellos en la mañana, pero nada había sonado tan real ni definitivo hasta que no me encontré allí, en el aeropuerto con la nostalgia que estos suelen provocar y aquel sabor amargo de despedida que se había instalado en la garganta.

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El vuelo desde Washington a Zurich, duró casi nueve horas. Durante la primera hora estuve muy sensible, me pregunte muchas veces si esto era realmente lo que quería, pensé en mis hermanos, en mi familia y amigos. Pero ya era demasiado tarde para arrepentirse, así que encaré las siguientes horas con mucho más positivismo y entusiasmo, sabía sobre la familia que me esperaría, ya habíamos hablado contadas veces antes de que yo viajara, aunque aún no sabía mucho de ellos. Me dormí plácidamente y muy rápido. Joder, tío! que las lagrimas cansan y los asientos de primera clase son la puta hostia!

Podrían haber dicho tranquilamente que me empastille para poder dormir, ya que no me di cuenta de que el vuelo había terminado hasta que la azafata se acerco muy cálidamente a mi y agitó con suavidad mi hombro. Un poco desconcertada, me levanto con rapidez... ya nadie quedaba dentro del avión.

Dímelo en alemánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora