Peter y Kate escuchaban desde la litera. Carter paró sus ejercicios para escuchar a la chica. Hubo un largo silencio el que los cuatro se encontraban sumidos en sus pensamientos. El más pequeño de ellos rompió el silencio para dirigirse a Lana.
-Vaya, Lana... Tu vida es incluso más movida que la mía.
-Siento si soy una molestia -suspiró, cerrando los ojos. Estaba cansada.
-No lo eres. Se agradece más compañía, la verdad. -Kate habló a la vez que sacaba un libros de entre las tablas de madera que sujetaban el colchón de arriba de su litera. Lana sonrió ante las palabras de la pelinegra.
Cada uno se dedicó a hacer algo. Carter avisó que iba a salir a hacer guardia. Lana se dedicó a estudiar con detenimiento el refugio. Era amplio, a decir verdad. Al entrar, si mirabas a la izquierda, podías ver tres literas, una a un lado de la otra. A la derecha se encontraba la "cocina". Allí guardaban todo lo que tuviese que ver con comida. Había una pequeña mesa rectangular con cinco sillas. En el centro del refugio había una hoguera, y al fondo, un armario en el que habían mantas y antorchas por si salían. Algo que le llamó la atención fue un cubo que yacía en la esquina inferior derecha.
-¿Para qué es el cubo? -no pudo evitar preguntarlo.
-¿El cubo? -preguntó Peter, mirando a Lana sin saber a qué se refería. Ella le señaló el objeto- ¡Oh, sí, ese cubo! Es... el baño, por así decirlo. -se limitó a responder, volviendo a su dibujo.
-Qué asco... -hizo una mueca, yendo a la litera continua.
-No te quejes, mejor que nada es.
Kate miró de reojo a Lana, que se había tumbado en el colchón de debajo de la litera de al lado. No se dio cuenta cuando Peter se sentó a su lado.
-¿Qué lees? -le preguntó, con la mirada fija en el libro.
Kate lo miró, sonriendo levemente y le enseñó la portada. Peter no respondió. Sólo miraba la tapa con confusión y frustración.
-¿Peter? ¿Sabes leer? -el niño apartó la mirada de la portada para mirarla a ella.
-Sí. -Kate alzó ambas cejas ligeramente.
-Entonces dime cómo se llama, Peter.
-Vale, no sé leer... Nunca llegaron a enseñarme -el niño parecía querer llorar-. Cat, ¿me enseñas? Por favor...
-Claro que sí, cielo. Pero ahora no hay mucha luz, justo iba a dejar de leer. En otro momento empezamos.
-¿Y estás bien? -esto descolocó un poco a Kate.
-¿Por qué no iba a estarlo?
-Bueno, por lo de antes. No me chupo el dedo, Cat.
-¿Por qué me llamas Cat?
-No me cambies de tema.
-Estoy bien, Peter, de verdad. Ahora, responde.
-Mi madre se llama Catrina, pero yo y todos le decíamos Cat.
Hubo un silencio tras las palabras del niño. Kate se había sorprendido. No sabía qué decirle. Y entonces la vio. Vio a una mujer frente a ella. No tenía pinta de ser muy mayor y miraba con ternura al pequeño Peter. Los rubios y ondulados mechones rubios como el oro le caían con gracia sobre los hombros y sus azules ojos desprendían dulzura a más no poder. Lo miraba de manera... ¿Maternal? Kate no supo descifrar muy bien cómo lo miraba. Se asustó. Y por instinto, se incorporó y abrazó al niño, atrayéndolo a su menudo cuerpo. Peter miró hacia el mismo lugar que ella, encontrándose con nada.
¿Por qué estaba así la chica? La miró preocupado, colocando una de sus manos en el brazo de Kate.
-Cat, para... -hizo una leve mueca. No podía casi respirar- ¿Qué te pasa?
-Ha... Había una mujer... Yo... Yo... -no pudo decir más. Se frotó los ojos, con la boca abierta, incrédula. La mujer había desparecido.
-¿Eh? ¿Dónde? -Kate fue soltando lentamente a Peter, aún estupefacta por la situación. Lana, que había sido testigo de todo, se levantó y miró todo el refugio, al igual que Peter, a diferencia de que él lo hizo desde la cama.
-No hay nada -informó la peli-naranja, mirando a Kate.
La de rostro más aniñado miró a Peter. Sus ojos eran más oscuros de lo normal, y de un momento a otro pasaron a ser de ese color tan parecido al del cielo. La luz le jugaría una mala pasada. En ese momento entró Carter. Miró a los chicos, algo extrañado y se rascó la cabeza.
-¿Ocurre algo? -Lana volvió a la litera, encogiéndose de hombros.
-Nada importante. Kate tiene alucinaciones -se limitó a decir. Carter giró la cabeza para mirar a la nombrada. Caminó hacia ella y se sentó al otro lado de la cama.
-¿Qué ha pasado, Kate? -no respondió. Carter agachó un poco la cabeza para mirarla.
-Había una mujer, no era ninguna alucinación.
El chico no se molestó en seguir con el tema. Decidieron ir a dormir, ya le explicaría al día siguiente lo ocurrido. Lana quiso hacer guardia y se quedó despierta. Peter y Kate durmieron abrazados, como se hizo costumbre y Carter simplemente no dejaba de darle vueltas al asunto de la mujer.
* * *
Ya por la mañana, Kate le contó lo sucedido a Carter, con todo lujo de detalles. Él lo único que le dijo fue que debía dormir más, cosa que ofendió a Kate. Ella sabía lo que había visto. No era falta de sueño ni nada por el estilo. Como muchas otras veces, salió a correr. Le ayudaba a aclarar sus ideas y la hacía sentir bien. Libre.
Pero por más que quisiera o se sintiera; nunca sería libre.
Corrió hasta uno de sus lugares favoritos. O al menos el único sitio que merecía la pena visitar en aquel lugar. Era un estanque que formaba el río en una no muy grande cueva, adornado por los brillantes minerales y piedras que sobresalían de las paredes. Una vez allí, se sentó en el suelo, limitándose a observar. Por un momento el azul del agua le recordó a los ojos del niño la noche anterior. Muy oscuros. Sacudió la cabeza para dejar de pensar en ello. ¡Estaba ahí para precisamente eso! Quizá Carter tenía razón. Tal vez necesitaba descansar más. No creer eso, pero había que ser realistas.
¿Qué haría una mujer allí?
Bueno, como ellos llegaron, pudo llegar ella, pero aun así resultaba poco creíble... Su rápida desaparición lo confirmaba. Se echó un poco de agua del estanque en la cara, disipando así todos sus pensamientos, como quien echa agua al fuego para extinguirlo.
No se dio cuenta de cuándo, pero Lana se sentó a su lado. No dijeron una sola palabra. Y no porque Kate estuviese molesta por lo que Lana dijo; que tenía alucinaciones. Nada que ver. Simplemente las palabras no querían salir, o no tenían por qué hacerlo. Tampoco era un silencio incómodo. Kate decidió romperlo segundos después.
-No tengo alucinaciones -no la miró. El agua en calma del estanque la tenía hipnotizada.
-Lo sé, Kate -ella tampoco la miró. ¿Qué tenía ese estanque de especial?
-¿Cómo me has encontrado?
-Se te oye mucho al respirar y... Carter me pidió que te siguiera. Es demasiado protector contigo.
-¿Me lo dices o me lo cuentas? -rio suavemente, sacando una sonrisa a Lana.
-Yo también la vi, Kate... -suspiró pesadamente, mirando, al fin, a Kate.
-¿Disculpa? -la miró, claramente confusa.
-También vi a la mujer.
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Survivors
ActionEl futuro. La Tierra evoluciona de manera sorprendente tras la Tercera Guerra Mundial. Pero la paz no dura eternamente. ¿Qué pasa si los humanos se extinguen? Más importante; ¿cuál es el motivo de que esto suceda? ¿Y qué hay que hacer para evitarlo...