Las luces iluminaban bien Yereván, la capital, que se veía tan linda. Espero que ese niño tenga mejor trato que los que varios en el sistema no tuvimos por el sufrimiento. No tenía casa, por lo que la calle es considerada mi hogar; desde luego que me cuido del daño que me quieran hacer. Todo esto me deja intrigada, por lo que regresé a esa casa para saber qué les pasó a los padres del niño. Me quedé a dormir ahí, pues me encontraba cansada de lo difícil que fue el día de hoy.
Me explico: yo me había levantado bien como de costumbre; me vestí; desayuné porque una amiga me invitó. Todo iba bien cuando de repente, alaridos desgarradores se escuchaban en el establecimiento: unos sujetos de procedencia extranjera llegaron a asaltar al restaurante.
- Arriba las manos, cabrones – era la voz ronca de un hombre de posiblemente treinta y cinco años. No tenía las características físicas de un armenio, claro está.
Las personas se habían metido bajo las mesas; los desconocidos habían amenazado a los varones a desvestirse; las mujeres trataban de huir despavoridas, pero no corrían suerte: eran asesinadas. Otras tratábamos de ser precavidas para evitar un terrible daño como las que estaban temerosas y lo expresaban. Mantuve la guardia baja. El jefe del lugar llegó bastante molesto.
- ¿Qué demonios está pasando acá? – gritó llegando con los hombres. – ¡Le ordeno que salga del restaurante o llamo a la po...!
No terminó la oración porque uno de los secuaces terminó disparándole en la cabeza. Supe que penetró hasta el cerebro, porque explotó de manera asquerosa. Pedacitos de cráneo de y órganos se veían alrededor de muchos. El cuerpo inerte sin cabeza cayó al piso, cayendo sin cesar un charco de sangre. Los asaltantes salieron, no sin antes de amenazarnos con masacrarnos si hablábamos a la policía.
Una vez que huyeron, pasaron 15 minutos o más para seguir naturalmente con nuestras vidas cotidianas, y volvimos a comer. Los meseros estaban bastante despistados y consternados, pues nunca había pasado esa tragedia después de 90 y tantos de años atrás. Mi amiga fue al baño para vomitar. Desde luego que la dejó asqueada ver un cadáver.
Pasé una mala noche; tenía pesadillas perturbadoras donde soñaba con la deportación de nuevo. Que me violaban, me asesinaban me sacaban los órganos y de ahí los pervertidos gozarían de placer. Gritaba asustada con las pesadillas cada rato.
Al día siguiente, amanecí frustrada y ansiosa, como no lo pueden imaginar. No mentía cuando mencioné que los padres del bebé habían sido asesinados: los habían degollado. Se trataba de una pareja bastante joven: de entre 19 a casi 30 años. El hombre se veía dañado, pero no tanto como su pareja: se notaba que por el hecho de que era mujer la trataron como si se tratara de un objeto sexual y finalmente la matanza por tratar de proteger a su marido y su hijo. Espero que el bebé sí tenga la suerte de tener unos padres adoptivos que lo amen y lo protejan. Que conozca que sí existe el cariño, y que los que lo adoptan no corran la suerte que los biológicos. Me hubiera encantado saber lo que se siente tener unos padres que amen. Sufrí de maltrato a los nueve años, y al año siguiente, mi "madre adoptiva" me había violado. Después, hui desesperadamente de ese infierno. Desde allí empecé a vivir en la calle y sobreviví. La ventaja es que las personas de aquí me han tratado bien y no me arrepiento de nada. Sería misantrópico de mi parte traicionar y discriminar ese cariño y cuidado, no todos son así, pero mínimo no lanzaban basura como en el sistema.
Quise reflexionar sobre la tragedia, me llevé los cadáveres a la morgue para así finalmente saber quiénes eran. Sus padres no eran armenios, a diferencia del bebé. Posiblemente se trataba de americanos que optaron por vivir aquí hace tiempo atrás. ¿Quién desea hacer daño a nuestro país? ¿Por qué nos torturan? ¿Acaso Dios nos ha abandonado? Removí los pensamientos de mi mente. No quiero venganza como esos asesinos deshonrosos, quiero un mundo lleno de paz.
Unas personas vieron que llevaba los muertos. Un oficial me detuvo:
- ¿Qué estás haciendo?
Sentía que mi corazón latía con fuerza.
- Me encontré estos cadáveres en la casa, su hijo lloraba y lo llevé a las autoridades para que lo llevaran a un lugar. Por favor, necesito ayuda.
Los oficiales, al principio, se rehusaron a creerme, pero luego optaron por llevarme con las autoridades, mientras los demás se llevaban los occisos a la morgue.
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Despertad a las almas
Mystery / ThrillerEl genocidio armenio es una de las tragedias más olvidadas que transcurrió durante la Primera Guerra Mundial. La mayoría de los deportados desaparecieron y fueron masacrados. Hasta el día de hoy, aquel país todavía no perdona a Turquía por las desgr...