-Todos queremos algo, ¿no es cierto? -preguntó un rubia divertida mirando a un chico con ojos mieles y lleno de pecas.
-¿Y si es alguien y no algo? -la miró detenidamente con una ceja elevada.
-¿Y quien es ese alguien? -volvió a preguntar chica ace...
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La luz desaparece y no está ahí, Stiles no está. Siento que vuelve el hueco vacio de mi corazón. Creía que lo había conseguido. Miro a mis amigos decepcionada
—¿Donde está? Creía que había funcionado. Creía que estaba Stiles aquí, con nosotros
Volvemos adentro del búnker (yo decepcionada) para trazar un nuevo plan y Antes de cerrar aparee Liam en la puerta sudoroso y muy preocupado.
—Scott, tienes que ver una cosa —habla desesperado
—¿Sigues aquí? —sonríe Lydia alegremente
—Si, pero todos los demás han desaparecido. Tienes que venir conmigo
—¿Que pasa?
—No puedo explicarlo, tienes que verlo
—De acuerdo —asiente desconcertado, luego nos mira— Quedaros aquí por si acaso
—¿Por si vuelve Stiles? —pregunta Malia
—Si aún hay esperanza, tenéis que seguir intentándolo —responde el serio, para luego irse y cerrar la puerta. Yo me vuelvo a poner mi blusa. Ya estoy mejor. Estamos unos minutos calladas pensando hasta que Malia rompe el silencio abriendo la puerta principal
—¿Que haces? —cuestiono poniendo mis manos en mi cadera
—Scott ha dicho que nos quedáramos por si aparece —habla Lydia
—Stiles no va a venir. Si no, ya lo habría hecho. No ha sido así, no vendrá —responde segura y sincera, yo respiro hondo— Hanna, ¿crees que ha funcionado?
—Creo que si, lo sentía
—¿Entonces que hacemos aquí paradas sin hacer nada? —pregunta Malia obvia, sonrío y salimos las tres corriendo de ahí.
•••
Llegamos al instituto para buscar el Jeep, pero impresionantemente no está. Vuelvo a sonreír, ahora más que nunca se que está aquí. Ha vuelto.
—Parecen recientes —comenta Lydia mirando el suelo, donde hay unas marcas de neumático
—Son del Jeep, se habrá ido ahora mismo —dice Malia oliendo el aire
—¿Sin sus llaves?
—La mitad de las veces lo arranca con un destornillador
—Eso es cierto —afirmo señalando a la coyote
—Entonces es verdad, está aquí —me sonríe Lydia contenta— Hay que decírselo a Scott
—También deberíamos de hablarle sobre eso —mira Malia a un punto fijo, nosotras dos nos giramos a ver lo que está viendo y me quedo sin palabras, en una de las entradas hacia el instituto hay unas vías de tren. Literalmente. Nunca han estado ahí.
