-Todos queremos algo, ¿no es cierto? -preguntó un rubia divertida mirando a un chico con ojos mieles y lleno de pecas.
-¿Y si es alguien y no algo? -la miró detenidamente con una ceja elevada.
-¿Y quien es ese alguien? -volvió a preguntar chica ace...
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—Todavía podemos atraparlo —ánima Malia cuando volvimos al bosque
—¿A quien? —pregunta Scott desconcertado
—Al asesino.
—¿En que estás pensando? —pregunto cruzándome de brazos, es raro que Scott no hiciera caso.
—En llevarle la bala a Argent.
—¿Aunque sea él quien la disparó?
—Especialmente si fue el —contesto el Alfa serio, se gira para irnos de allí, pero se para en seco— ¿Oís eso?
—Latidos —murmuro rápidamente
—Un montón —añade Malia
—Están aquí...
—¿Quienes? —pregunta la pelirroja confundida
—¿Por que de repente te has puesto nervioso?
—Porque Hanna, son cazadores —agrande los ojos cuando dice eso, quizá no me puedan matar, pero si joderme la existencia y desear la muerte— ¡Corred! —exclama antes de irse corriendo, está demasiado asustado y eso me preocupa. Nosotras le seguimos a duras penas. No voy a usar mi velocidad vampirica, no me voy a dejar atrás.
—¡Scott, espera!
Pero él seguía corriendo sin mirar atrás y parecía que corría más que lo que hacía a menudo. Escuche la voz de Stilinski, Noah por el fondo. Eran los policías quienes estaban aquí, no cazadores, eso me calma. Cuando intente avisar a Scott de que era la policía, ya estaba rodeado de ellos y apuntándole mientras que él estaba en el suelo, Noah que estaba junto con mi amigo, intentaba calmar a sus compañeros y pidiendo que bajaran las armas, que solo era un adolescente. Las chicas y yo nos acercamos cuando lo hicieron. Él nos miro aliviado, pero con un poco de preocupación.
•••
—Lo siento mucho —se disculpa Scott al Sheriff, luego mira alrededor, todos los policías buscan pruebas por el bosque por si el asesino había dejado huellas— ¿Han visto algo?
—Lo de costumbre —le responde Parrish mirando el cadáver del sabueso del infierno en el suelo, un poco aterrorizado.
—¿Queréis decirme que ha pasado aquí?
—Es un sabueso del infierno —informa Parrish
—Uno muerto. —añade Malia sin sentimentalismo, Lydia le fulmina con la mirada
—Si, ya lo veo.
—Pero no lo entiendo, creía que no se los podía matar —comenta el policía extrañado
—Es más fácil de lo que pensábamos —vuelve a comentar la coyote, Lydia la vuelve a mirar mal, yo ruedo los ojos y le pego en el brazo— ¡Eh!
