Jimin despertó con la nariz un poco congestionada. Sin abrir los ojos, manoteó en dirección al velador, buscando pañuelos descartables y sin querer, hizo que su teléfono acabara en el suelo. Gruñó y parpadeó varias veces para acostumbrarse a la luz.
—¿Qué hora es? —preguntó alguien a su costado. Jimin giró con velocidad hacia el otro lado de la cama y los recuerdos se amontonaron en su cabeza, provocando una leve jaqueca.
—¿Sigues aquí?
La sonrisa perezosa de Taehyung le respondió y Jimin se mordió el labio, detallando sus facciones, el lunar en su nariz, sus abundantes pestañas, sus labios un poco resecos y atrayentes a humedecerlos, lo desnudo que estaba. "¿Qué se sentirá ser tan guapo?", se cuestionó y contorsionó la cara en un mohín. Se habían besado tanto, tanto, se habían tocado por encima de la ropa hasta que resultó incómoda y casi en arrancones y jalones, se desnudaron. De ahí, cegado por lujuria y un par de lunas sin nada de acción, descendió por el cuerpo de Taehyung para tomarlo en su boca.
Las mejillas de Jimin cobraron un rojo intenso y resopló. No tenía una tonta justificación como haber estado ebrio, solo... Habían sido las circunstancias, la conversación, el cansancio y, tenía que aceptarlo, que el niño rico fuera tan condenadamente guapo. El favor del oral le había sido devuelto y luego, quizá en el acto más sucio que hubiera hecho nunca, se besaron combinando sus sabores para a continuación caer dormidos. Si antes sus mejillas estaban ardiendo, en ese instante sintió que eran lava líquida.
—Aw, estás pensando en lo que sucedió, ¿verdad? –molestó Taehyung con una nueva sonrisa.
—Son las siete –evadió contestar, levantando su teléfono.
Varios golpes secos hicieron que se reincorporara.
—Esto debe ser un chiste —murmuró, levantándose de golpe a abrir la puerta. El golpeteo histérico del otro lado ni siquiera le dejó pensar con claridad que, en su cama justo a la vista de quién fuera, iba a estar Taehyung desnudo.
Cuando abrió la puerta, esta fue empujada y Hoseok se coló sin más dentro de su apartamento.
—Jimin-ah, Jimin-ah, pídeme lo que quieras. Esa preciosa bolita de amargura que me presentaste, va a ser el hombre con el que pase el resto de mi vida —exclamó el recién llegado, que de inmediato sintió la intensa mirada proveniente de la cama y al voltear a ver, se topó con algo más que sabanas y almohadas—. ¿Nos conocemos? —preguntó dirigiéndose a Taehyung y le tendió la mano como si aquella fuera la situación más común para conocer a alguien.
—En el café, supongo te he visto ahí —contestó Taehyung, deteniendo la sábana para que no resbalara de su entrepierna.
—Mi jefe —apuró Jimin a presentar al recién llegado.
Hoseok asintió y volteó a verle. —Por lo visto abandonaste el celibato.
—Hyung, estoy ocupado... Por cierto, ¿cómo es que estás aquí?
Yoongi era su vecino, no Hoseok. La amplia sonrisa que se formó en la boca de Hoseok dio a entender cómo había ido su noche. No era difícil sumar uno más uno, o mejor dicho, imaginar que les había ido tan bien en su cita, que no hubo en reparos en extenderla hasta la noche siguiente.
—Prometo irme en exactamente dos minutos, solo pasaba a darte las gracias.
Taehyung se levantó de la cama y envolviendo sus caderas con las sábanas pudo ver como Jimin era incapaz de sacar ventaja de nada.
—No. Viniste a decirle que pidiera lo que quisiera, qué te parece un día libre... Es más, este día libre —dijo Taehyung con una sonrisa de extraña forma cuadrada. Su mirada era firme, en ningún momento Hoseok sintió que aquello era un orden (aunque claramente lo era). Incluso sonaba a una petición, y asintió.
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Tiempo Comprado
FanfictionPara Jimin, la vida siempre ha significado trabajo duro. Todo lo contrario, Taehyung está acostumbrado a conseguir siempre lo que desea. El encuentro de dos mundos se da con una simple propuesta: dinero a cambio de compañía.