Capítulo 6

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Jimin odió en extremo que cuando Taehyung regresó, hubiese podido con facilidad deshacerse en llanto. Un lloriqueo furioso, de impotencia y fastidio, de tristeza por sí mismo porque había dejado que las cosas se complicaran a ese punto. Se obligó a apenas moverse, en pijamas, acomodado entre los almohadones, y en apariencia viendo una película en la TV gigante que había en la habitación de Taehyung.

—Hola.

—Hey —respondió sin quitar la vista de la pantalla, a pesar de que apenas sabía cuál era el argumento de la película.

—Jiminie, Jiminie, no quiero que estemos enfadados...

La voz grave de Taehyung resonó por encima del ruido y Jimin, inconscientemente, giró a verlo. Y una vez que establecieron contacto visual, dio la impresión de que las defensas de ambos lados fueron bajadas de forma instantánea. Taehyung apagó el televisor con el mando, su rostro o la expresión de este poco a poco se desquebrajó y quedó su verdadero sentir: pesar.

—Lo siento.

Su tono tenía un tinte de aplomo que no tenían sus gestos corporales.

—Yo, de verdad, no sé qué decir.

Se levantó de la cama y fue hacia la mochila que había llevado.

Taehyung se dejó caer en el sillón, y le siguió con la mirada. Se mordió levemente el labio por la imagen de Jimin en el salón de baile cuando se movía frente al espejo; sus líneas y las formas en que su cuerpo se desplazaban con gracia, eran capaces de producir cosas más allá de sus reacciones físicas primarias. Recordó el nudo que se formó en su garganta cuando en un movimiento lleno de intensidad, Jimin se desplomó en el piso.

Sintió que el peso del sillón cedía a su lado y volvió a ver a Jimin. No pudo evitar sonreír y para su calma, el gesto fue correspondido. Jimin le entregó un cuadernillo y exhaló.

—Léelo... Se supone que era una asignación, si quieres llamarla así, pero para mí fue más que eso.

Taehyung asintió. No era nada muy largo, sabía escudriñar escritos; lo hacía a diario, revisaba letras de canciones en la disquera, así que para que algo le conmoviera debía ser muy bueno. Cruzó la pierna y colocó el cuaderno sobre esta. Antes que pudiera siquiera pasar de las primeras dos líneas vio que estaba escrito a mano.

—¿Es la pluma que te regalé?

—Es la primera vez que la uso, dijiste que fuera para algo importante.

Taehyung regresó al escrito mientras la curiosidad en su mente se desbordaba por saber. ¿Qué podía ameritar ser llamado "importante"?

La próxima vez que sus ojos se despegaron del cuadernillo, buscó la mirada de Jimin, y volvió de nuevo la vista a las letras. Era un ensayo, uno escrito sobre "él", como rezaba el título. La forma en que lo describía le hizo comprender la fuerza de los sentimientos de Jimin.

—¿Lo has entregado ya? —preguntó girándose hacia este y tomó su mano. La negación con un gesto le hizo asentir—. No lo hagas.

La sorpresa en el rostro de Jimin fue evidente y antes de que retirara su mano de la suya, la llevó a sus labios y le dio un beso. Le jaló un poco más hacia su cuerpo y sus labios colisionaron. Lo besó de forma lenta, reconociendo aquellos gruesos labios que le había hecho perder la razón con solo imaginarlos y estar tan lejos de él.

La separación que habían tenido, más que física, había sido de otro tipo, una que se sentía mucho peor. Y en ese instante se hizo sentir pesada, terrible, y bajo ese sentimiento de necesidad, devoró la boca de Jimin. Como un hambriento al que le estaban dando un manjar, y así era, suponía. Lo besó hasta que sintió que tenía los labios hinchados y mojados, sus manos navegando con facilidad por debajo de la ropa de Jimin como tantas veces lo había hecho. Era sencillo, y por ese motivo, quiso hundirse en el disfrute del momento. Pero lo sencillo no era lo que le debía a Jimin, o lo que se debía a sí mismo.

Tiempo CompradoWhere stories live. Discover now