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𝐒𝐚𝐥𝐭𝐲
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— ¡Están disparejas de nuevo, Junhee!
A Yeonhwa y al pelinegro se les había encargado la decoración de la pequeña cabaña a las afueras del salón. Un pequeño espacio que seguramente sería la recepción de la fiesta, o al menos, donde ellos pudiesen matar el tiempo hasta que la banda de Hyunjae se acomodara en el salón principal.
Era un jardín pequeño, sin embargo, engañaba a primera vista. Estaba repleto de rosales que conformaban una especie de laberinto hasta la entrada del salón principal. La brisa que agitaba los retoños en el suelo también era un detalle especial, por suerte, no era tan fuerte como para tener que abrigarse por completo. Aun no sabía por qué, pero a Yeonhwa le parecía un rinconcito especial. Era acogedor a su manera.
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— ¡Entonces ven a hacerlo tú! — Junhee levanto la voz, aunque cuando la pelirroja se dio la vuelta, una sonrisa macabra se plantó en su rostro. — Ah cierto, me lo encargaron a mi porque tú eres un duende: tan chiquita y solo sirves para discutir.
— Ojalá te caigas de esa escalera. — Yeonhwa pronuncio mientras agitaba los bordes de la misma, sin mucha fuerza, tampoco quería que el muchacho se lastimara...por ahora.
