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𝐎𝐩𝐞𝐧 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐞𝐲𝐞𝐬
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El cielo teñido de un índigo difuminándose en el característico negro de la atmosfera nocturna era uno de los tantos acompañantes para la fiesta. Las estrellas brillantes y de un blanco tan angelical como hipnotizante, danzaban sobre la superficie como si ellas estuviesen invitadas a la gran celebración. Finalmente, la luz del orbe blanquecino y resplandeciente en el cielo, acompañaba la silenciosa fiesta que tenía el paisaje. La Luna, como siempre, con sus hermosos rayos que parecían reflectores difuminándose en el pasto, los rosales y las decoraciones, hacía que cualquier evento que fuese nocturno, tuviese especial significado. El sol avecina nuevos comienzos, pero este no puede salir sin que la luna que se asegure de que todo esté en el orden correcto. Y en ese momento, tan efímero y simple para los demás, se sentía como si la galaxia entera estuviera a favor de las segundas oportunidades.
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— Así que, ¿Les asignaste acompañantes? — Changmin se recostó en la pequeña baranda en frente de sus apartamentos y dio una calada al cigarrillo antes de que el humo fuera expulsado de sus labios en una línea recta que se convirtió en partículas luego de que ella asintiera.
— Tú fuiste el que lo sugirió. — Hwayeong observo como Changmin le acercaba el cigarrillo y sin dudar, lo tomo de la mano debilucha y un poco delgada que le ofrecía. — No estoy segura de que haya tomado una buena decisión, si te soy sincera.
En cuanto le dio una calada al cigarrillo y se quedó observando la luna a lo lejos, escucho la suave risita entre dientes del hombre junto a ella. Ni siquiera se dio la vuelta sino hasta que exhalo el humo igual que como algunas de sus preocupaciones, se disiparon en el aire nocturno.
— ¿Qué? — Hwayeong inquirió y aplasto el cigarrillo en el cenicero que ambos compartían fuera de sus apartamentos. En cuanto se dio la vuelta completamente, observo el vivo retrato de la decepción oculta tras unos ojos brillosos y una sonrisa fingida.
— Confías en mi como si me conocieras completamente. — Changmin giro su rostro, aun recostado en la baranda y la miro con una intensidad desconocida para la muchacha. Aun así, Hwayeong frunció el ceño y se acercó un poco más al muchacho así tuviese que colocarse en la misma posición infantil que él.
