Me juré y me volví a jurar en más de mil noches que nunca nadie me volvería a dañar, pero me atreví.
Me atreví a sentir por ti lo que nunca había sentido por nadie.
Fue como saltar de un trampolín y sentir el estallido del agua en la cara, fue como un vaso lleno justo antes desbordarse, fue como un vestido blanco lleno de encajes.
Tú, arrebatador, como siempre.
Yo, bajo un hechizo del cual no sabía cómo librarme.
Y entonces sucedió.
El primer golpe en el corazón
pero de latidos, mi amor
Sino de esos golpes que te devuelven a la realidad. De esos que dices: "no me volverá a pasar".
Y entonces respiras profundamente, intentando buscar alguna puta manera de arreglarte sola por dentro. Tu sola. Batallando noche y día contra ese pensamiento de decepción.
Y, justo cuando parece que has encontrado la cura a todos los males.
Otra vez esa mierda de dolor intenso
que te cala hasta dentro de los huesos.
Y tu, igualmente arrebatador, con tu sonrisa y tu labia. Y yo, tonta de mí, bajo el influjo de ese que llaman el dios del amor pero a mi me gustaría llamarlo el dios de las putadas. Vaya puntería.
Porque fue a juntarnos a los dos cuando tú ya eras capitán de tu propio barco, orgulloso de lo obtenido y yo simplemente era una naufraga que apenas sabía nadar.
Cuando quise darme cuenta ya eras mi capitán y yo tu acompañante en todas tus aventuras.
Hasta que volviste a fallar(me). Y regresó esa punzada de dolor en el corazón. Esa que nace de lo más profundo de tu ser y parece que vayas a morirte.
Pero nadie de amor o eso dicen.
Porque yo sentí que mi alma abandonaba mi cuerpo terrenal para ir a pegarle dos ostias al hijo de puta de Cupido. Porque vaya manera de herirme y herirte. Vaya manera de apretar los dientes por ti y aguantar todo el chaparrón.
Para que luego digan que nadie muere de amor deberían conocerte y conocernos. La historia del capitán y la naufraga.
Cuando esa naufraga sin saber nada aun decidió saltar de ese barco porque ya no podía más.
Cansada de apretar los dientes sin más.
Y finalmente, acabó ahogada en algún lugar de ese vasto sitio que llamamos "amar".
