"¿Donde van los sueños?" - me preguntabas de madrugada.
Yo siempre te respondía lo mismo:
"Los sueños no desaparecen.
Simplemente cambian de lugar.""¿Y... cambian de lugar?" - decías.
"Sí.
Un día es un sueño,
y otro son esquirlas doradas
que guardamos en nuestro corazón.
Como un alma
que lleva años luchando
contra si misma.
Al final solo quedan
las cenizas y el polvo.
Y no sabremos nunca si hablamos de un sueño
O de un órgano despojado de su sentimentalismo:
el corazón".