Narra Auron
Estaba en el auto, mirando como los árboles pasaban rápidamente, nos íbamos a vivir con un viejo amigo de mi padre, había dejado atrás mi vida y ¡ni siquiera sabía por qué! ¡¿Acaso no pueden dejar a un adolescente disfrutar de su vida?! Siguen pasando por mi cabeza aquellos recuerdos de lo que había pasado... Recuerdo que estaba apunto de conseguir el mejor logro en el paintball y mis hermoso padre me sacaron a gritos mientras todos mis esfuerzos fueron destrozados por los demás jugadores, tras sacarme me dijeron con su típico tono de padres que se preocupan por su hijo.
-Cariño... Tenemos que irnos- dijo mi madre para luego darme una de sus encantadoras sonrisas, mi madre, como siempre hermosa, sus ojos marrones y su pelo castaño a juego con su piel clara, mejillas rosadas notoriamente por maquillaje, vestido negro pegado al cuerpo y su usual collar de perlas.
-Iremos a un pueblo, ahí iniciaremos nuestra vida desde cero...- con su semblante serio como siempre mi padre empezó a hablar, pero mientras más decía su tono de voz cambiaba... Acaso, ¿Era desepcion lo que reflejaba su tono seco? Tan solo no presté más atención estaba enojado.
Algo me despertó de mis pensamientos que tan cerca se veían, tan reales, pero ahora tan lejano. Lo que me había devuelto a la realidad era la voz de mi madre, susurraba dirigiéndose hacia mi padre -¿Crees que nuestro hijo soporte esto?, Es tan pequeño... Empezar de nuevo no será bueno para él, tenía amigos, una vida y...- fue interrumpida por un suspiro de su esposo y luego unas duras palabras -Se tendrá que acostumbrar- luego todo fue silencio, me sumergí en mis pensamientos ¡¿Mi propio padre no le importaba como me sentía?!... Bueno, tal vez lo estaba tomando todo a la ligera, tenía que calmarme y como si de una señal divina se tratase mi padre paro el auto, habíamos llegado al lugar. Mire por la ventana, era de noche y yo ni me había dado cuenta, había pasado toda la tarde metido en un auto, menuda tardecita más buena ¿No?.
-llegamos- dijo mi padre mientras salía del auto, mi madre solo abrió la puerta, me miró y me sonrió, mientras decía -Se que tu padre es algo... Hmmm, ¿Como se dice?, Cascarrabias, pero al final es tu padre y te ama, nunca lo olvides- Solo solté una pequeña sonrisa representando un simple "si claro" y salí del auto, frente a mi se desplegaba una casa agradable a la vista, ni tan bien, ni tan mal, no me podía quejar, pero lo que no aceptaría sería compartir habitación.
Tenía un pequeño jardín lleno de flores, específicamente rosas, algunas rojas, otras azules... Espera ¡¿Azules?! Eso no tiene sentido, tío... De seguro las habrán tintado. Mire el sendero que había desde la acera, para ser un pueblo lejano, no se veía nada mal, parecía que todo era bastante nuevo, el sendero llevaba hacia la entrada principal y se dividía en otro que se alejaba hacia la parte trasera de la casa. Esa casa era una pasada, me tenía embobado viendo todas las rarezas que habían en esta, de nuevo entre en el mundo de los pensamientos que sólo duró por medio segundo hasta que mi padre carraspeo y dijo -¿Que tal si ayudas a tu madre con algunas cosas?- mis ojos pasaron a ver a mi madre, se encontraba intentando sostener dos cajas que no la dejaban ni ver, una risilla apareció de mi boca, hacia mucho no veía que mi madre prefería callar lo mucho que pesaban y todo por ayudar un poco, me dirigí hacia ella y dije en un tono cómico -¡Dios santo! Deme eso, señora, sus uñas se dañarán, para eso estoy yo, su sirviente personal- me incline haciendo una corta reverencia, cuando mis ojos se cruzaron con los de mi madre sentí el frío recorrer todo mi cuerpo y una adrenalina gigante, sabía que estaba a pocos minutos de conocer cómo era estar 2 metros bajo tierra, es mirada de ira era espeluznante y aunque ya la halla visto varias veces seguían dando el mismo miedo que siempre. Sin más preámbulo, tome las cajas que sostenía mi madre por abajo y empecé a caminar sin dar un último vistazo a mi madre que de seguro estaba batallando por no estampar me un tacón.
Me acerqué a la puerta y deje las cajas al lado del marco de la puerta sin más cuando volví a incorporarme vi a un hombre que no me esperaba para nada, salte del susto hacia atrás haciendo que tropezar con la casual matera que se había puesto en mi camino, caí sin ningún remedio hacia las flores que me abrazaron con sus espinas ¿Más doloroso podría ser? Un grito de agonía salió de mis labios, puesto que si, era un poco exagerado -¡Mamá! Si me escuchas, mi último deseo es que me recuerdes ¡y tu padre!...- las risas empezaron a inundar el lugar, era un escena bastante cómica sentí un pequeño empujón en el pie, inconfundiblemente se trataba de mi madre la cual no paraba de reír - ya ni morir en paz me dejan- me empecé a levantar hasta que vi la mano de alguien, no dudé en tomarla, debía ser el responsable de tal atrocidad, el hecho de hacerme caer ¿A quien se le ocurriría tal barbaridad?... Solo a un ser malvado, solté una risa ante mis propios pensamientos y lo absurdos que sonaban, me termine de levantar con ayuda de aquel sujeto que mis ojos empezaron a examinar, su cuerpo indudablemente formado, su cuello tentador, su cara manejar de Dioses y sus ojos... Esos ojos que derretirian a cualquiera que lo viera, era indudablemente atractivo... Espera ¡¿Que carajos estoy diciendo?! A mi me gusta ya una persona, mi novia, pero es que esos ojos se adentraba en todo mi ser desnudando hasta la última parte de mi y en un susurro casi inaudible dije sin pensar -demasiado sexi...- Él chico frunció el ceño y con un tono risueño dijo -Suelen decirme eso pero me puedes decir Luzu, no me digas señor sexi-
Mis mejillas estaban apunto de explotar de calor ¿Por qué? Nunca había sentido esto, hasta que escuche un chillido a nuestro lado que se lamentaba, mis ojos se dirigieron hacia el grito -¡Nooooooo! Mis rosas... ¡Era lo único lindo que teniaaaaaaaa-! Era un chico que estaba incado de rodillas mientras golpeaba el suelo con sus puños, al contrario que Luzu, él no estaba mamadisimo, digo, era delgado y lampiño, su cabello negro, no se parecía mucho a Luzu, será cosa de la genética supongo yo... Bah, ¿A quien engaño? Ni yo me la creo- Tú...- Dijo mirándome e inconscientemente dije -yo no fui- mi única escapatoria, correr y fue lo que hice, pero al empezar mi avance, sentí que mi mano perdía cierto calor, ya no estaba sujetada a la de Luzu, lo cual me dio una pequeño aire de tristeza, pero ahora mi atención estaba concentrada en otras cosas, salí a correr hacia el auto y el lampiño corrió detrás de mí, gritando todo el daño que le había hecho a su jardín, yo entre risas pedía mi perdón... Una bienvenida un tanto peculiar ¿No lo crees?.
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Hola Hola
Espero que les guste, es un proyecto que me apetecía bastante y de igual manera espero que tengo un buen apoyo, en fin dejen sus suculentos comentarios si gustan \:3/
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La Distancia Del Amor (Luzuplay/Wigetta/Rubegetta... Y Mucho Mas)
Random¿cual seria la distancia que se debería tener con la persona a la que amas?, curiosa la pregunta ¿no?, Después de todo siempre han dicho "si lo amas déjalo ir"... Pero si no estás dispuesto, si no quieres dejar ir a la persona que te ha hecho sentir...