La Distancia Del Amor (Luzuplay/Wigetta/Rubegetta... Y Mucho Mas)

La Distancia Del Amor// Acto inesperado

Narra Fargan:

¿Como empezar a contar todo? ¿cómo explicar el por qué camino junto a Alex sin dirección aparente? Y aún peor ¿cómo explicar los deseo que tengo de protegerlo?... No había sentido esto antes, pero ¿por qué iniciar desde tan cerca a la pregunta pero tan lejos de la respuesta?.

Tenía doce años cuando llegue de nuevo a un lindo pueblo, en el cual, mi madre decía que se encontraba las mejores personas, de hecho, si mal no recuerdo fue aquí donde conocí a mi primer amor, se llamaba Amelia, era una niña, bastante dulce, se convirtió en mi confidente, en poco tiempo fue la persona que movía mi piso y hacia que en mi estómago se sintieran mariposas, al poco tiempo la niña se tuvo que ir del pueblo, igual que yo... ¿Pero por que con Alex no sentía esas mariposas? Más bien, siento una presión en el estomago ¿Por que?

A los doce cuando pasamos una temporada en el pueblo con mis padres y mis hermanos, conocí a un chico que definitivamente no he podido olvidar, una tez blanca, sus cabellos negros, delgado. Fue la primera vez que noté que un chico me atraía, lo vi através de la ventana del coche, corría con una pelota en la mano y atrás de él venía su perro.

Desde ese momento me dediqué a buscarlo por las calles, lo encontré varias veces, estaba junto a unas chicas que acariciaban a su perro, casi siempre me dedicaba a solo observar, las otras veces intentaba acercarme, pero nunca lo lograba, siempre llegaban las personas menos indicadas.

Hasta que una noche, mientras estaba en el parque, lo vi, estaba solo en un columpio, sus ojitos negros estaban llorando, su mirada reflejaba tristeza, en sus manos tenía la correa que utilizaba cuando paseaba a aquel perro, me acerqué y me senté a su lado en el otro columpio -¿Tienes algo?- el niño me miró un segundo y no respondió -¿Por que lloras?- güiro su cara y dijo -dejame en paz- tome su rostro entre mis dedos y dirigí su rostro hacia el mio, el chico tenía 9 sus facciones lo gritaban.

-¿Sabes? Eres el único niño que cuando llora es lindo- deposite un suave beso en su mejilla, el chico me miró ruborizado y dijo -No es cierto...- le mire con una gran sonrisa -Lo es, pero me conformo con que hayas de dejado de llorar- el pequeño se levantó unos segundo y dijo -eso que hiciste no está bien... Los chico no se pueden besar con chicos- solté una pequeña carcajada y dije -aun no, pero algún día entenderán lo que el amor significa-

El chico se quedó mirándome y en silencio apretó la correa que tenía entre las manos -eso es de tu perro ¿No?- asintió con la cabeza y se acercó de nuevo al columpio, se sentó después de unos segundos - era...- después de eso, entendí lo que decía y miré al cielo estrellado -oh... Entiendo... Mi abuelita murió hace dos semanas, pero no estoy triste ¿Sabes por que?- el pequeño le miró y negó repetidas veces -mira el cielo, desde el cielo nuestros seres querido nos estarán viendo, así que no creo que a tu perrito le guste verte llorar ni estar triste- cautelosamente dirigí mi mirada al chico que con una sonrisa miraba el cielo, le tome la mano suavemente acariciándola de la misma forma y antes de que pudiera decir algo más, un grito hizo que nuestra pequeña burbuja se rompiera -¡Ey, niño! No toques a mi hijo- vi a una mujer adulta, tomo al pequeño de su mano y rápidamente le halo para que se apartará de mi, me miró con desprecio y dijo -tu madre debe estar muy decepcionada con la clase de hijo que tiene- aún era pequeño y era fácil de herir, mis ojos se inundaron de lágrimas ¿Por que era cruel conmigo? ¿Que mal había hecho?.

El pequeño me miró unos segundo y con un tonto esfuerzo por librarse de su madre, deslizo rápidamente su mano para luego salir corriendo hacia mí, pero antes de que lo logrará, su madre lo retuvo y se lo llevó a rastras.

Pasarón varios minutos, me seque las lágrimas, me levanté y emprendí camino a mi hogar, hasta que en mi zapato sentí un desnivel, mire que había debajo de este y me encontré aquella correa que el chico tenia entre sus dedos, esperaba poder volver a encontrarlo para devolver aquella correa, pero para mí desgracia, no lo volví a ver... ¿Por que con Alex me sentía como aquel niño de doce?