Capítulo 2
Soy Hugo Guardiola, actualmente, presidente de la mayor industria de ropa de Madrid. Mi padre junto con mi madre, empezaron desde lo más bajo, diseñando ropa y viajando para venderla. Poco a poco su firma fue ganando mayores consumidores y por tanto, fue creciendo con el paso de los años, hasta llegar a convertirse en una de las firmas más importantes de toda España, y la más destacada de la ciudad de Madrid.
Soy rico, sí, jodidamente rico, lo que me ha llevado a vivir una vida llena de lujos, fiestas y buena vida.
Soy un jodido enamorado de las mujeres, y nunca me he privado de no disfrutar de su compañía. No tengo buena fama, lo admito, soy la comidilla de la prensa del corazón, donde en numerosas ocasiones me han fotografiado con mujeres hermosas.
Eso no es algo que le haya gustado mucho a mis padres, los cuales por cierto, ahora están separados. Las cosas les empezaron a ir bien en plano económico, pero su relación sentimental iba en declive. Aún así ambos mantienen buena relación, por el tema de que comparten acciones en la compañía, y también, porque ambos detestan el estilo de vida que llevo, pero eso es otra historia.
¿Por dónde iba? Ah sí, mi amor por las mujeres. Nunca me he enamorado, no creo en esa tontería del amor, porque realmente dudo mucho que exista y que este traiga algo bueno. ¿Para qué perder gran parte de tu vida al lado de la misma persona cuando puedes conocer a un montón de gente nueva que te dé nuevas experiencias?
Así que si, afortunado en los negocios, en el amor, y sobre todo, en las amistades. Conozco a mucha gente, porque mi trabajo me obliga a ello, pero sólo tengo 2 amigos de verdad Miguel y Diego. Me han acompañado en los mejores momentos y en los peores momentos de mi vida.
Miguel trabaja conmigo, pero el en el departamento de cuentas, un hombre alto, guapo y que trae a varias de sus compañeras de calle, pero él es bastante reservado en cuánto a temas amorosos, pocas veces lo he visto ligar delante nuestra, es más, ni si quiera comparte nada de su vida sexual. Diego en cambio es profesor asociado en la universidad, el pobre cobra una puta mierda a fin de mes, pero se lo monta bien y además liga con universitarias, las cuales también nos presenta a nosotros. Lo sé, en cierto modo incumple un poco las normas de la universidad, pero joder, uno no es de piedra...Ya me entendéis. Diego en ese aspecto es como yo, un ligón con todas las letras, que siempre busca pasárselo bien. Mis mejores fiestas han estado a su lado, sin ir más lejos.
Así que así nos compenetramos, Diego y yo las cabezas locas del grupo y Miguel, que se encarga de mantener nuestros pies en la tierra.
Me miro de nuevo en el espejo del baño de la oficina y recoloco mi corbata antes de salir a la reunión.
Lo que menos me gusta de mi trabajo es esto. Largas reuniones en las que se pone sobre la mesa diversos temas: que si publicidad, que si gastos, que si nos vendría bien innovar esto, que si lo otro, bla bla bla. Escucho de lejos las conversaciones y le hago una señal a mi ayudante para que apunte todo lo importante para repasarlo yo después, la resaca provocada por la fiesta de ayer no me deja mantener la atención al 100%.
Saco mi móvil y empiezo a teclear a Diego.
Hugo Guardiola, 10:30
<<Jodido cabronazo, ¿qué tenían aquellos chupitos? Estoy que me va a explotar la cabeza, y aún por encima tengo que comerme una reunión de mierda>>.
Dieguin el fiestas, 10:35
<<Es la edad Hugo, ya no estás para estas, menos quejarte que poco tienes que atender, eres el jefe, como si te cagas un pedo ahí delante de todos, aquí en cambio hay otros que tienen que currar y fingir que han dormido como una puta rosa>>.
Me aguanto la carcajada y guardo mi móvil de nuevo.
—Petra— le digo a mi ayudante en un susurro.
Esta me mira y alza una de sus perfectas cejas. ¿Os conté ya que me follé a Petra pocas semanas después de contratarla? Joder, que maravilla de mujer y que tetas tiene, pero poco después me dijo que había conocido a un chico y que estaba enamorada de él, así que dejamos nuestros aquí te pillo y aquí te mato que nos marcábamos en la oficina. No os voy a negar que me jodió un poco, entre otras cosas porque esos momentos me alegraban el día de trabajo, pero bueno tampoco me duró mucho la molestia, además, desde aquello Petra y yo nos hicimos "amigos" por así decirlo, y me gusta más esta relación la verdad.
—Lo sé, ya tengo preparado el café y el ibuprofeno post-reunión— dice esta antes de volver a ponerse a escribir en su libreta.
Le sonrío abiertamente y le guiño un ojo.
—Joder mujer, eso si es ganarse el sueldo.
Cuando termina la reunión Petra me acompaña hasta mi despacho y poco después deja sobre mi mesa el café, el ibuprofeno y un vaso de agua.
—¿Estuviste atento a algo de la reunión o te sigue durando la resaca? — pregunta ella resuelta.
—¿Tú que crees Petra de mi corazón?
Ella rueda los ojos y se deja caer en la silla de en frente mía.
—Bueno pues te haré un resumen, ya contrataron a las nuevas modelos de la firma, en cuanto al balance de gastos estamos bien, no seguimos manteniendo en la misma línea así que eso es una buena noticia y...— Petra rebusca en su libreta y golpea el boli contra esta cuando encuentra lo que buscaba— Marina, la que se encargaba del diseño de folletos y carteles publicitarios, está de baja por maternidad, necesitamos una sustituta.
—¿Marina preñada? Hostias, hay que echarle valor— digo cuando termino de tragar el ibuprofeno— vale pues que se encargue recursos humanos de contratar a la sustituta o sustituto...
—Ya bueno, pero no sé si recuerdas las fases de entrevista de esta empresa— dice Preta alzando una de sus cejas.
—Emmm, sí, pero aún así tu me lo recordarás, ¿verdad?
—Primero pasan la dinámica de grupo, después entrevista con la directora de recursos humanos, después con el director de publicidad y por último, tú.
—Vale...
—Ya está hecho todo, sólo faltas tú— dice Petra dejando una carpeta sobre la mesa.
¿Pero esta mujer de dónde saca tantas cosas?
—Mañana a primera hora tienes 3 entrevistas, y después te reunirás con recursos humanos y con el director del departamento de publicidad, y escogeréis, así que por favor Hugo, hoy evita una de tus juergas.
—Sí mamá....
Petra resopla y se va contoneando sus caderas. Joder que buena está Petra, una pena que ya no pueda seguir pasándomelo bien entre sus piernas. Chasqueo mi lengua y miro la carpeta que está sobre mi mesa.
La cojo y la abro. Tres currículos, con su carta de presentación correspondiente, tres mujeres, vaya, seguimos llenando de mujeres la empresa, y no es que me esté quejando, es más, soy el primero en admitir que le encanta estar rodeado de mujeres, ya sabéis. Bueno dejando eso a un lado, comienzo a leer los currículos que tengo frente a mí.
Vaya, dos de las candidatas tienen bastante experiencia, una de ellas incluso estuvo trabajando para una prestigiosa marca italiana, dominio de varios idiomas, joder, increíble. Y de repente llego al último. Sara Reyes, su experiencia, autónoma, de un pequeño pueblo que está a 1 hora de aquí, no habla ningún otro idioma que no sea el español y el inglés.
—¿Pero qué cojones? — pregunto en voz alta.
Es muy simple, y aún así ha pasado todos los procesos de selección anteriores. Miro su foto y no lo niego, es guapa, sí, pero nada más. No tienen un currículo grandioso, ni tampoco experiencia alguna en el sector de la moda y aún así está aquí. Miro su carta de presentación y la leo curioso. Nada reseñable, sólo una frase al final de esta.
Con ganas de descubrir nuevas experiencias profesionales, que me motiven para seguir adelante.
Y no sé porqué, pero ahora tengo ganas de saber quién es esa tal Sara Reyes, y que le han visto mis compañeros y compañeras para hacer que llegue hasta aquí, y entonces, me convenzo a mi mismo que hoy dormiré en casa, sólo y tranquilo, para mañana estar al 100% en esas entrevistas.
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Una segunda oportunidad
RomantikSara era feliz. Sara se casó con Tomás aún cuando conocía su enfermedad. A Sara no le importaba disfrutar de su amor 2 o 3 años, quizás con suerte 4. Porque Sara amaba a Tomás con locura, y le prometió estar a su lado hasta el final de su último ali...