3

883 6 1
                                    

Narra Jungkook

Hoy empecé la mañana como siempre me levanté a las 6:30 a.m, me lave la cara los dientes y baje a desayunar. Mis padres no trabajaban en Seul así que vivía solo. No tenía muchos amigos, mejor dicho, no tenía ninguno. Aparte que era el típico "nerd" del instituto por lo que nadie quería acercarse a mí porque según ellos les contajiaría el sida, por lo que siempre estaba estudiando, cuando estudio el tiempo se pasa volando y no me siento tan solo. Aunque, a veces preferiría no estudiar y tener amigos, a como estoy viviendo mi vida ahora.
Obviamente mis padres no saben de nada de esto,mi padre lleva sin verme ocho meses, desde que tuvo que marcharse para dirigir un hospital en Tailandia, aunque, antes de que se fuera, tampoco es que se preocupara mucho por mí bienestar, mi madre no se preocupa  por mí, directamente, solo se preocupa por mis notas. Que tienen que ser siempre por encima de una A (9.00) y sino no puedo salir con mis "amigos". ¿Qué por qué me castiga de esta forma? Porque cree que soy popular y me paso el día fuera con ellos cuando en realidad sólo camino por las abandonadas vías del tren, me gusta hacerlo, solo allí encuentro paz y tranquilidad. Incluso una vez, encontré una cabaña alejada de todo y mejor aún, completamente abandonada. Estuve observándola durante algunos días antes de atreverme a entrar en ella, pero ahora que ya llevo un tiempo yendo allí es el lugar donde más disfruto estar, con diferencia. Allí nadie me molesta, puedo estar como quiera y hacer lo que quiera. Aunque, el camino es largo y a veces no voy allí por tener que atravesar la parte más antigua de las vías donde, más de una vez me he encontrado gente drogada o borracha o incluso desmayada. Cada vez que esto pasa, evitó mirarlas y sigo mi camino como si nada.
.

.

.

.

Nada cambio cuando llegue a mi instituto, todos corrían despavoridos cada vez que me veían venir, pero claro, por el asco que me tenían.
De pronto noto como alguien me agarra con brusquedad del brazo y entre otra persona me llevan por una especie de camino dentro del recinto del colegio pero, apartado de todos los demás estudiantes, obviamente. No se arriesgarían a que ningún profesor viera lo que ellos me hacen todas las mañanas desde hace dos años.

.

.

.

.

-¡Soltadlo!- grité con todas mis fuerzas, si seguían lastimando al pobre chico lo iban a matar.
-¿Y eso por qué? Solo estamos jugando, como hacen los amigos- una sonrisa ladina apareció en sus labios.
-Cuando dos personas juegan...¿No se supone que las dos partes tienen que divertirse?- pregunté ya perdiendo la paciencia
-¿Y si no jugamos con él, con quién nos divertiremos?- hizo un falso puchero, y se fue acercando a pasos lentos- ¿con...- le dio un suave golpe en la mejilla- ...tigo?
-Mientras no le hagáis más daño- pensé bien en lo que mi respuesta conllevaría- me ofrezco a ello...- suspiré cuando mi como agrandaba su sonrisa, sabiendo que nada  bueno se avecinaba.

.

.

.

.

Así es señores, me ofrecí voluntario para que me hicieran bullying, ¿pero que puedo decir? Solo quería que dejarán en paz al pobre chico y eso hicieron. Claro que, a cambio de poder "divertirse" conmigo.

Cuando me soltaron caí rendido de rodillas, no tenía sentido luchar cuando era obvio que no tenía posibilidades, eran tres contra uno.
Un cuarto trajo a una chica con el, la trajo con los ojos tapados por sus manos. Y cuando le destapó dijo -¡Sorpresa!- la chica le miró entre desconcertada y asqueada de que yo fuera su regalo de cumpleaños.
-Ahora te prepararemos el regalo tu quédate ahí mirando-
-¡Paso 1!- dijo sacando una diminuta navaja, yo intenté huir aterrado pero los dos chicos que estaban detrás de mí me agarraron, la chica al ver esto sonrió levemente- cortamos el ingrediente principal...- empezó a hacer pequeños corte a lo largo de todo mi uniforme, dejándolo destrozado.
-¡Paso 2!- dijo sacando un bote de plástico y de color marron- cocinamos la masa...- y procedió a verter todo el líquido sobre mí- un par de huevos y harina...- dijo abriendo los huevos contra mi cabeza, después echó todo el saco de harina sobre mí.
-Y ya tenemos nuestro pastel- saco un pastel de crema y me lo puso sobre el pelo- ¿Te gusta?- dijo él dirigiéndose a la chica que había traído consigo.
-¡Me encanta!- dijo dedicándole una sonrisa a quien supuse que sería su novio, por el beso que se dieron antes de irse felices.
Los que me sujetaban me soltaron y se fueron celebrando también, yo no podía hacer nada más que llorar, de rabia contenida. No podía creer que siempre dejara esto pasar cuando yo no tenía culpa de nada.

Jungkook One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora