The truth Untold

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Lleno de soledad. Este jardín está floreciendo

Desde esa ventana ya deteriorada por el tiempo, apenas veía a la gente pasar. Cada uno con una historia que contar, con una sonrisa, una lágrima. Le gustaba. Le gustaba ver cómo acababa y como empezaba todo.

Con esos grandes ojos, a la par que saltones. Observaba con detenimiento lo que sucedía más allá del jardín, nunca le habían dejado salir. Y sinceramente, nunca se hubiera imaginado como sería su vida fuera de este.

Bajó hasta el piso inferior, luego saliendo por la puerta hacia el patio. Pudo respirar el aire fresco de la mañana. Su cabeza se encontraba tapada con un velo de tela azul marino, que colaboraba con la oscuridad imposibilitando la visión de su rostro.

Y muy en el fondo, así lo prefería. Sabía exactamente cuál sería la reacción de una persona normal al verlo. Dió un leve tirón a su vestimenta y agarró su pequeña regadera de hojalata para aguar las flores.

El jardín en sí era muy íntimo, el tiempo le había dado la posibilidad a este de cubrir por completo cualquier pequeño agujero que tuviera la pared de piedra. Evitando que cualquier curioso descubriera lo que allí dentro se encontraba.

Había todo tipo de flores, grandes, pequeñas. De vivos colores o más apagados. Pero entre todas esas cosas, su preferida definitivamente era la flor azul. Como él la llamaba, o el Esmeraldo, según su nombre real.

Le parecía increíble, tan majestuosa, tan elegante... Un suspiro inconsciente se escapó de sus labios. Se sacudió esos pensamientos de la cabeza y siguió con su labor.

¿Cuál es tu nombre?

Lo noche había caído y con ella mi velo también. Solía dormir en mi solitaria habitación en el ático, donde la luna iluminaba la misma.

Subí con pesadez las escaleras en forma de Caracol hasta llegar a la ventana del lugar dicho. Después de varios minutos viendo las estrellas, mis párpados se cerraron. Dando paso al sueño.

Me desperté en mi mitad de la noche al oír la puerta del patio ser cerrada con fuerza. Esta estaba oxidada, a la par que cubierta de enredaderas entre otras plantas. Bajé rápidamente, dejando atrás cualquier tipo de prenda que me cubriera el rostro.

Apenas pude ver una caperuza amarilla entre tanta oscuridad. Me acerqué con pasos inseguros, para comprobar que algunas rosas faltaban. Con el enojo y la frustración recorriendo mis venas. Asomé la cabeza por el hueco que había quedado abierto de la puerta.

La caperuza amarilla se detuvo al percatarse de mi presencia. Era un chico, curioso, alzó un poco la barbilla para intentar verme. Pero fui más rápido, y pude esconderme detrás de algunas ramas de un pino.

Aún siendo de madrugada, podía recordar perfectamente cada detalle de su cara. Sus ojos centelleaban deseando descubrir quién era la misteriosa persona que vivía en el jardín. Su piel ligeramente tostada, producto del sol abrasador de verano. Y su pelo negro, que destacaba entre su ropa clara.

¿Cuál será el nombre de aquel señorito de caperuza amarilla? Se preguntó, soñando despierto.

¿Tienes algún lugar a donde ir? Sé que tú calidez es cierta

Otra vez. Ese sonido espantoso de la vieja puerta siendo cerrada. Bajó con prisa, a pesar de saber de quién de trataba. No podía dejar que siguiera haciéndolo. Necesitaba que parara, le hacía daño a las flores. Si las quería, él podría darle algunas. Pero no de aquella atroz manera, sin cuidado.

Así que se decidió a sellar bien la puerta. Levantó varias cadenas caídas, y rodeó la puerta y el enganche en la pared. Selló todo con un candado. Y se fue a dormir esperando que no hubiera más problemas esa noche.

Jungkook One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora