Surrender

236 5 4
                                    

Nos alejamos para sobrevivir

Dos semanas, dos semanas desde que te dejé en aquel hospital donde me pediste no volver a verme. Por qué? Esa pregunta se repite en mi mente como un disco rayado.
Me pediste que te olvidará... Pero cómo podría hacerlo? Tú eras mi vida, mi reina... Las persona con la que quería formar una familia.

Pero al parecer tú no pensabas igual, por favor sé feliz. Por favor, sal de esta. Sé que puedes con esto porque eres fuerte y no es la primera vez que logras salir a flote. Baby, por favor no te vayas. Aunque no estés a mi lado, no te vayas.

Necesitaba que te quedaras

-¡No me hiciste caso, maldita sea!- dije dando fuertes golpes con mi puño en la mesilla- Amor, tú...- perdí la fuerza que me quedaba y agarré su mano con delicadeza mirando su rostro. Ahora careciente de color- tenías que quedarte... Tú, necesitaba que te quedarás- agaché mi cabeza aturdido. Arrepintiéndome de todo lo que había hecho durante el tiempo de atrás.

-P-perdón yo...-apenas oí su voz. La cual salió en un susurro ronco, por la falta de agua.

Miré sus brazos llenos de lunares artificiales, productos de la soledad que vivió. Negué con la cabeza obligándome a mí mismo a no pensar en los momentos negativos, sino en los positivos. Su sonrisa, lo más hermoso que he visto hasta ahora. O las noches de verano en las que nos quedábamos hasta las tantas haciendo cualquier cosa.

Sonreí con nostalgia recordando nuestra vida juntos, como fue y como debería haber sido. Suspiré y salí de la habitación de hospital donde me habían llamado para reconocerte.

Mi baby... Sigues siendo igual de hermosa ante mis ojos

Amor, ¿Dónde estás?

Intento correr hacia ti, pero hay algo que me detiene. Algo que no me deja abrazarte, por favor vuelve conmigo te necesito a mi lado. Y así como así, todo fue oscuridad.

Me alarmé, tu ya no estabas. Y no podía encontrarte, corrí con todas mis fuerzas. Pero nada, solo negro. Pronto mis pulmones y garganta comenzaron a arder por el esfuerzo.

Caí rendido de rodillas, con lágrimas cayendo por mis mejillas miré fijamente el suelo. Sin saber que hacer, volví a levantar la mirada. Aún con la esperanza de encontrarte, de nuevo nada. Y a cada segundo me desespero más.

Al final, me di por vencido. Cerré los ojos, y abriendolos después de un rato. Te vi delante de mí.

Estabas de rodillas, escapando de la realidad mediante los lunares artificiales. Justo cuando quise acercarme a ti y evitar que lo hicieras... Un cristal no me dejaba pasar. Golpeé y golpeé, pero nada. ¡Baby, escúchame! Vuelve conmigo, no lo hagas...

Cuando estés lista... Podemos rendirnos?

De repente me desperté, estaba en el sofá de tu habitación. Esperando a que volvieras a despertar, pero ese molesto pitido avisando de que algo iba mal y los médicos entrando y saliendo. Mi avisaron de algo pasaría.

Te montaron en aquel blanco lecho el cual odiaba, en el que tantas veces te había visto pero al que todavía no me acostumbraba.

Corrí al lado de ellos, de la personas que tenían que salvarte para que pudieras volver a mis brazos.

-Lo siento joven, pero no puede pasar- dije una enfermera deteniéndome.

-¡Baby! ¡Si estás cansada ríndete!- grité para que me oyera- ¡Yo estaré aquí! ¡No te preocupes, deja de luchar!- salió de lo más profundo de mi garganta. Caí de rodillas al suelo, tapando mis ojos con mis manos.

Nadie ganará esta vez

Tú te has ido, y está sensación de soledad me desgarra el pecho. Las noches de insomnio se hacen cada vez más frecuentes y tu calor es lo que más hecho de menos.

Tumbado en la cama, abrazándome a mí mismo. Con interminables lágrimas cayendo por mis mejillas, las limpie con el dorso de la mano. Y me incorporé, respiré hondo intentando calmarme. Llorando no haría nada, tenía que distraerme.

-2 años después-

Estaba en la cocina preparando la cena con mi hyung cuando oí la puerta. Murmurando un simple: "voy yo". Salí de la cocina y me dirigí a la puerta.

Y estaba ella, con su pelo negro algo revuelto y la chaqueta roja que tanto le encantaba. Sentí que iba a desmayarme, los dolores en mi cabeza aumentaron y el mundo me daba vueltas. Ella de verdad había vuelto? Estaríamos juntos por fin?

Esa y otras preguntas eran las que revoloteaban por mí cabeza.

-¿Quién es?- alguien tocó mi hombro. Y salí de mi enseñación. Y... Ella ya no estaba, y el rellano estaba completamente vacío.

Salí dando un par de zancadas, pero efectivamente no había de rastro de Baby. Como si nunca hubiera estado allí, me negaba a creerlo. Me negaba a pensar que lo que había visto era imaginación mía.

-¿La volviste a ver verdad?- pregunto el chico castaño a mis espaldas con un tono de voz apagado- Jungkook... Ella murió hace 2 años, por favor sigue tu vida- dije pasando su brazo por mi hombro dándome el apoyo fraternal, que él y el resto de mis hyungs me habían estado dando desde que ella murió.

-Pero esta vez fue real. Ella...- un nudo se formó en mi garganta- ella estaba aquí... Conmigo- me abracé a mí mismo. Y volvimos dentro.

Todo transcurrió con normalidad, ellos hablaban de cosas triviales mientras yo no prestaba mucha atención. No podía de dejar de pensar en ello.

La noche llegó y me tumbé en mi cama. Dejé la ventana abierta para que el aire pudiera correr y no hiciera demasiado calor en la habitación.

-Kookie...- oí su voz en un susurro llamándome. Me incorporé, y pasé mi justa por toda la habitación pero allí no me había nadie más que yo- Kookie...- volví a oír su susurro después de un rato.

En eso la cortina de la ventana se removió agresivamente. Extrañado por la sucesión de los hechos, me asomé a la ventana. Y miré fuera, la atravesé hasta llegar al patio.

Fue allí donde vi a alguien sentado con la espalda apoyada en el tronco del árbol. Era extraño de ver, sabía que por lo que me había dicho Taehyung no podía ser ella. Que solo era producto de mi imaginación, que esas visiones solo me hacían más daño.

Me acerqué con temor hasta aquella figura femenina. Llevaba exactamente la misma ropa que cuando la vi antes, yo... No sabía cómo reaccionar. Su pelo se movía al ritmo del viento, al percatarse de mi presencia se levantó y caminó lentamente hacia mi.

-Jungkook, yo...- comenzó a decir. Abrí mis ojos, exahuesto. Negándome a creer que fuera real, antes de que pudiera seguir negué-

-No, no eres real- puse mis manos sobre mi cabeza. Cerré mis ojos negándome a verla- sal de mi cabeza, sal de mi cabeza...- di pequeños golpes en esta.

-Kook no. Soy real, soy yo Baby- dijo y agarró mis brazos. Yo sólo los dejé caer a ambos lados de mí. Me atreví a levantar la mirada y la vi frente a mis ojos. Era tan real... Poco a poco pasé mis brazos por su torso, encerrandola en un abrazo. Mientras lloraba de impotencia. Ella correspondió, dando caricias en mi cabello.

-Te eché tanto de menos...- escondí mi rostro en el hueco de su cuello, no queriendo que me viera llorar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 26, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Jungkook One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora