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Ahí estaba Jungkook tumbado en la cama lleno de deseo por Jimin, ambos cumpliendo los deseos de piel.

El universitario pelinegro desnudo del vientre a los pezones, lo demás cubierto solamente por un gistro amarillo fosforescente. Lo mejor para Jungkook era que se lo haría a Jimin sin necesidad de alcohol y pastillitas, para hacer un mejor éxtasis. Jeon no sabía que en el lugar donde ahora follarían era el más importante para Jimin y que sería marcado por él como uno de los “preferidos”.

– J-jimin… Quiero quitarte el maldito gistro, ya no quiero hacértelo a medias – Gimió el castaño contra su pecho.

– ¿Quieres? – sonreía sediento por los besos de Jungkook en sus pezones. - Si así será, no gemiré que me posees.

Por más increíble que se viera, Jimin aunque entregara una y otra vez su cuerpo, nunca pertenecería alguien, pero a veces si tenía excepciones con aquel castaño que ahora estaba arañando un poco su cintura; referente a que al universitario no le pesaba cumplir con los deseos de ese hombre.

– Quiero verte desnudo y darte dime si tú no… – Jungkook ignoró lo último dicho por Jimin sostituyendo su respuesta con una diferente que posiblemente haría ceder al pelinegro.

Y así como lo planeó, hizo estremecer a Jimin con los dedos y su lengua jugando con las areolas del de cabello obscuro; éste no quedaría atrás, sin dejar de sentir los placenteros masajes en sus botones y cuello, utilizó sus dedos para masajear la nuca de Jungkook tirando hacia abajo los cabellos de ahí con la intención de que no parara, así mismo el de labios ensanchados apretaba el culo tratando de llevarse la polla del castaño en medio de ellas con fricción de telas de por medio.

Nada mejor que esos movimientos de cadera por parte de Jimin, pues con ésta acostumbraba a bailar ropturas gracias a los entrenamientos de twerk—dichoso es él—pensaban ambos. El de cabellera café trataba de concentrarse en seguir succionando los labios del chico sobre sus muslos, pero volvía a sentirse embriagado por tres razones.

Uno: el aroma de vainilla con un ligero toque de fresas desprendía del cuerpo de Jimin haciendo que Jeon respirara hondo esa atrayente esencia, vaya que ese joven olía demasiado bien.
Dos: tener semejante cuerpo haciendo semejantes y placenteras fricciones utilizando solo el medio de su nalgaje lo hacían torturar de una manera dolorosa pero caliente.
Tres: el pene de Jungkook ya dolía tanto que su dureza solo pasaría con deslizarse en el interior de Jimin.

Acción que Park tomaba con libertad de decidir si se realizaba o no.

Pero… Esta vez… El ojinegro rasgado quería ver con diversión los gestos de Jungkook si le daba una buena mamada.

Así que Jimin detuvo sus besos con Jungkook haciéndolo jipiar, la boca del azabache atraía a chupeteadas la piel bronceda de los pectorales del empresario, haciéndole sacar sonidos ardientes de los labios, el castaño bajó su cabeza para verlo allí entre sus muslos y encontrarse con sus ojos negros, viéndolo con intensidad.

Teniendo al hermoso pelinegro empinado y sacando su lengua para hacer un buen cabeceo. En todo momento Jimin no borraba su maliciosa sonrisita sin apartarle la vista a los ojos miel.

– Ooh… date prisa – gruñó el más grande mordiendo su despellejado labio por los besos anteriores.

– Shhh…

Lo calló lentamente para después sonreír abierto, Jungkook ya empezaba a joderse con esos gestos. Jimin pasó su mano por su cabeza para hacer a un lado a todo cabello que estorbara en su sexo oral.

Y entonces Jeongguk dejó escapar un relajado gimoteo al sentir las paredes bucales de Jimin abrazar su glande, si bien Park no solo se limitaría a hacer la típica: “de arriba a abajo”.
Él tenía más trucos bajo las carnes.

no me conoce · kookmin 국민 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora