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– Pero que susto, me descuidé y mire lo que ah pasado. Lo siento.

Se disculpó el ojinegro tomando un pañuelo de los que estaban sobre la mesa, sin mirar la cara del hombre todavía y se dispuso a querer secar lo mojado pero la fuerte y larga mano de él detuvo la mano más pequeña interrumpiendo cualquier acto que fuera hacer.

Y esta vez sí, Jimin elevó desde su fino mentón para darle atención visual al rostro ajeno, jurando que nunca había visto rostro tan masculino y atractivo, lunares en espacios destacados y unos intensos ojos miel almendrados, era el rostro de un dios griego en persona, a Jimin casi se le iba el aire de verlo ahí.

– En serio no se preocupe joven Park.

El mencionado tragó grueso cuando oyó salir de sus labios con contextura mediana y tono rosa pálido su apellido, nunca se había estremecido por dentro al escuchar su mismo nombre en un tono tan varonil y relajante, como un buen dembow tal vez uno dulce.

Pero sus ojos… Le resultaron tan familiares que frunció el ceño, orbes miel que tenían la misma mirada que una vez en su adolescencia presenció de un sujeto dentro de su automóvil.

– ¿Te conozco?

El guapísimo hombre frente a él sonrió de una manera tan blanca que sus dientes incisivos fueron vistos por el ojinegro, una cautivante sonrisa conejil era destacada.

Encantador.

–  ¿Eso te parece?

¿En serio contestaba una pregunta con otra? Pensó un momento el pelinegro.

– No sabía que era de ricos contestar una pregunta con otra – dijo lo que pensó.

Sí, por la camisa del sujeto frente a él, el fuerte y masculino aroma de su colonia, lo entallado de sus pantalones y la marca de su reloj costoso supo que todo eso era de un hombre adinerado y no estaba del todo equivocado. Ya que… No solo se limitó a observar su espléndido rostro, obviamente también quería pasarle el vistazo a su cuerpo y hacerse una idea de quién tenía en frente. Jungkook hizo lo mismo con el joven.

Pero este lo encontró como la primera vez que lo vió, un dulce, encantador e inocente niño solamente que ahora más crecido. Y vaya que había crecido tan bien… Ahora era todo un atractivo joven galante.

– Y no sabía que era de niños bonitos olvidar un rostro – comentó con sorna aquel hombre de mirada miel.

– ¿De qué me está hablando? – frunció un poco el ceño tras escucharlo ¿A caso lo nombró como un niño? Una de las cosas que más detestaba.

– Olvidemos eso… Discúlpame, quisiera empezar por saber tu nombre – aunque ya lo sabía y lo había mencionado quería empezar nuevamente con el azabache, él pareció pensarlo un poco pero al final sonrió gustoso.

– Jimin, Park Jimin.

Tal chico hizo su reflejo, pasarse su mano para peinar los mechones flojos de su cabello de nuevo a su lugar, el castaño mordió su lengua ante eso.

– Me fascina – admitió sincero – Y… ¿No preguntarás por mí?

– Mmh no… – dijo Jimin con un adarme de diversión – te llamaré… Junkang.

El denominado como “Junkang” rió de manera divertida pero sutil contagiandole una leve sonrisa al pelinegro, sí bien Jimin lo había atraído aún más con esa clase de comentarios de chico reservado.

– Bien entonces déjame decirte que tal Junkang tiene un apellido y segundo nombre.

Comentó socarron volviendo a conectar sus miradas de forma etérea, sintiendo el inicio de una química tan atrayente contra los ojos negros y rasgados.

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⏰ Última actualización: Jun 06, 2020 ⏰

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no me conoce · kookmin 국민 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora