No todos son lo que parecen, el alma más pura, puede que no lo sea tanto.
La escuela es un lugar donde se aprende, se socializa y se escapa del hogar, pero para algunos es un lugar de cacería, donde las presas son fáciles, hay carne fresca.
Deberí...
Los dos jóvenes yacían en la oficina de la directora, estaban recibiendo un regaño de parte de la docente y encargada del instituto. Aunque al principio ninguno quiso hablar, ya sea por nervios o por el nudo en la garganta al estar ahí, uno termino confesando.
-todo fue culpa de su alumno estrella- comento con los brazos cruzados el de lentes redondos- le tiro la charola a un amigo y yo lo defendí, entonces comenzó la pelea.
- ¿es cierto eso Dylan? – pregunto la docente mientras levantaba una de sus cejas.
El mencionado suspiro y termino asintiendo, eso provocó que la directora le regañara, seguido de una sanción, el primero de salir de aquella oficina fue Dylan, pues la mujer adulta tenia un asunto que hablar con el de playera negra.
-Xar ¿Cuántas veces te tengo que pedir que mejores esa conducta?- comento la docente para después suspirar pesado- eres un buen alumno, pero tu comportamiento es
-¿un asco? ¿Horrible? ¿Un vagabundo se comporta mejor que yo? – menciono mientras de acomodaba las gafas
-es difícil- completo su frase. -mira, esta es tu tercera y última oportunidad para mejorar tu comportamiento con otros, ahora ve a tu salón.
Xar salió de ahí con las manos en sus bolsillos y nada mas levantar la vista observo a aquel grupo más molesto que había llamado amigos hace unas horas.
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-venimos por ti, además nos llamaste amigos – dijo con una sonrisa Ariel mientras lo abrazaba por los hombros
-¿y eso que? No es la gran cosa, no se sientas especiales- desvío su mirada y camino lejos del grupito, el cual lo siguió, incluso Jonás estaba ahí, aunque con muy mala gana.
-gracias por defenderme, Xar, pero no era necesario llegar a los golpes- menciono Noal mientras rascaba nuca.
-no importa, ya quería golpear a ese sujeto.-
Cuando llegaron al edificio donde se encontraba su aula, un grito llamo su atención, los seis miraron a quien les llamaban, era aquel niño popular del grupo, junto a sus amigos les lanzaron sus mochilas y después dos botes de basura llenos. Estos cayeron justamente sobre ellos, ensuciando sus uniformes y cabello, hubo risas y después los tres jóvenes de arriba entraron a su aula.
-¡no! – grito asqueada Mina mientras veía lo sucio de su uniforme.
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