Sorpresa

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Irina

Al cruzar el umbral de la puerta escucho la guitarra de Sweet Child of Mine en mi teléfono, olvidé apagarlo, el corazón me da un vuelco total porque pienso que es mi madre pero no. En la parte superior de la pantalla aparece otro nombre: Simón. Contesto y me da la maravillosa noticia de que en unos días estará en la cuidad para su presentación y quiere verme. Yo accedo encantada y me despido no sin mencionarle que estoy ansiosa por verlo. Al colgar apago el móvil y lo guardo en mi mochila.

Lucas está apoyado con mala cara en el marco de la puerta y no ha dejado de mirarme un segundo. No se contiene en lo absoluto y me hace reclamos sarcásticos por la llamada. Es muy listo y sabe que no me gusta que se ponga así, le comento que es solo un amigo que no veo hace años y le doy un piquito para que se esté quieto.

Estamos solos así que me cambio para preparar unos pancakes y hacer algo de café. Pongo un poco de música y me dispongo a cocinar. Lucas entra a bañarse y sale envuelto en toalla, se sienta a la mesa y tamborilea sobre ella mientras sirvo el desayuno. Devoramos todo como animales, yo me llevo par de manchas de sirope en la cara y pretendo tomar venganza. Al levantarse de la mesa Lucas pierde su toalla, pero no sé da cuenta -me encanta ese culito jjj. Recojo la toalla del asiento y se la entrego dándole una palmada en el trasero. Él la toma sorprendido y se cubre con vergüenza, yo me echo una carcajada y voy a fregar el desayuno. Al rato llega Paula y otros amigos de Lucas, ellos se ponen a jugar en la Xbox y le pido a Paula que me ayude a empacar todo porque mañana ya tengo que buscar otra casa donde quedarme.

(...)

Mientras recogemos el cuarto y encontramos mis pertenencias en medio de todo el desorden de Lucas, hacemos algunas travesuras. Entre las cosas hay unos pomos de pintura en spray casi vacíos, las miradas diabólicas y cómplices se unen y le dejamos a Lucas nuestros nombres en la puerta del closet. Detrás de la cómoda encuentro unas medias sucias de él que podrían matar a cualquiera. Con ellas en la mano persigo a Paula por todo el cuarto hasta atraparla sobre la cama y luego de amenazarla un rato ella me encuentra las cosquillas torturándome a modo de venganza.

Después de un frenético ataque de risa no puedo evitar centrar la atención de mis ojos en sus labios. Se produce el silencio incómodo que Paula no duda en llenar con un estridente beso. En realidad era algo que no esperaba y me quedo perpleja durante un momento. Tiempo suficiente para que Paula pida disculpas y se dirija a la puerta. Al verla así reacciono y la detengo agarrándola del brazo, cierro la puerta y vuelvo a mirar sus labios. Esta vez consigo que no me tome la delantera y cogiéndola por la cintura la acerco a mí para repetir su beso. Paula sonríe y sus ojitos se llenan de alegría. Los besos continúan hasta los pies de la cama de Lucas. Paula me tumba sobre ella y se sienta a horcajadas sobre mí. Después de varios besos que van subiendo de intensidad y causando cierto danzar de nuestras caderas la acuesto a mi lado. Los besos no se detienen y pegamos muchos más los cuerpos y entrelazamos los muslos. Paula pasa tímidamente las manos por mis piernas y yo acaricio desde su cuello hasta su cintura, sin detener los besos o el movimiento.

De repente Lucas irrumpe en el cuarto y casi nos pilla, pero da tiempo de hacernos las dormidas, aunque estamos demasiado cerca para eso. Con los ojos entre abiertos veo la cara de extrañeza que pone Lucas, pero lo llaman para jugar así que solo apaga la luz y vuelve a cerrar la puerta. Nuestros corazones están disparados del susto y decidimos no arriesgarnos más por ahora. Terminamos de empacar y López me envía un mensaje:

López: En 15 minutos en el Tarot Café. Obligatorio y no negociable. Lleguen y agarren buena mesa.

Al parecer fue un mensaje colectivo. Bueno soy una chica obediente así que me arreglo un poco el maquillaje, jean ancho, camiseta, cazadora, botas, algunos brazaletes de pinchos y una petición de compañía a Paula.

Mi despedida con Lucas no fue tan rápida como pretendía porque me lleva hasta la terraza y me sienta como la noche anterior en la piedra del río. Me pide que duerma hoy con él y que mañana busque otro lugar, al principio me niego, pero después del uso de varios besos como argumento de peso accedo a esperar una noche más. Le comento que voy a salir por si luego desea aparecer por allá, aunque sé que el juego lo va a tener ocupado mucho tiempo. Salgo con Paula de la mano y tomamos rumbo al Tarot Café.

(...)

Al llegar está Pascual, despeinado como siempre, hablando con Mario en la mesa junto a la barra. Odio esta mesa, pero es la única que queda libre. Me siento con Paula frente a Pascual y Mario me mira con cara de sorpresa, solo que no sé si es por ir de mano con una chica o por no saludarle. Mario se va a atender mesas y pregunto a Pascual por Ana, me comenta que viene en breve y eso me resulta sospechoso; sobretodo porque le decía a Mario algo de una compra. Intento sacarle información y no me cuesta demasiado, aun así, me sorprende mucho lo que desea comprar.

Llegan los Ander armando revuelo y saludando a todo Dios. López nos saludan de últimos como siempre, odio que haga eso. Ambos miran con cara extraña a Paula y les presento, comentando que voy a pasar unos días en su casa. Enseguida saben quién es ella porque les conté lo que había pasado en un mail hace tiempo. Un poco después llega Ana y estamos charlando y bromeando hasta cerca de las 9 pm. La reunión era para informarnos de la fiesta de inauguración de la casa de los Ander porque ya habían mudado todas sus pertenencias y ayer les entregaron las llaves. Yo me alegro mucho por ellos, pero más por mí que ya tengo otro lugar antes de recurrir a Ana. Acompaño a Paula a su casa y vuelvo donde Lucas.

(...)

Todo el lugar está a oscuras, enciendo la luz junto a la puerta que sigue abierta y encuentro algo muy peculiar en el suelo: un paquetito de fresa, a continuación de ese otros dos y así van formando un camino que se dirige a la habitación de Lucas, como si fueran pétalos de rosa. Entro al cuarto y también está apagado y al encender la luz lo que ven mis ojos es demasiado absurdo como para aguantar las carcajadas, pero intento controlarme.

Lucas está completamente desnudo sobre una cama llena de paquetitos de fresa y solo cubre sus partes una botella de vino tinto. Me mira directo a los ojos y con cara de seductor me dice: -sorpresa. Ya es demasiado y no puedo aguantar la risa. Agarro una manta y lo cubro, me arrojo en la cama y le informo muy seria que los paquetitos los va a gastar con otra, pero que no voy a desperdiciar la botella de vino. Lucas se molesta un poco porque según él nunca puede hacer nada bonito por mí - pero cosas tan "bonitas" cómo estás no quiero jjj.

Después de vestirse abrimos el vino y ponemos Nirvana. Empezamos con dos copas, luego una sufrió un trágico accidente y cuando la que quedaba casi cae del balcón, pasamos a tomar a morro de la botella. Una persecución por el celular de Lucas hizo que llegáramos a la azotea. Nos acostamos a mirar el cielo y él me abraza, ya estoy muy mareada y no sé si es un abrazo de amigos o de otra cosa pero no pongo resistencia. Un par de tragos después mi mente queda en blanco y me despierta el sol cuando amanece.

Aquí está otro capítulo que va dedicado a la lectora más nueva y fiel.

Gracias a todos por seguir leyendo.

Que creen que pase en próximos capítulos. Os leo : )

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