5.-El hilo rojo del destino.

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México al día siguiente, y nuevamente, estaba renovado como si haberse masturbado lo hubiera rejuvenecido casi diez años, estaba trabajando como de costumbre una vez pasaba su celo, y todos en su trabajo lo habían estado elogiando ese día, parecía que al fin todo su mundo se aclaraba.  Amaba trabajar en su adorada librería, aunque polvorienta y enorme, había varios encargados, aunque el ya era gerente de gerentes, por antigüedad y su desempeño laboral, pues esa librería era como su segundo hogar; en fin, estaba realmente ocupado limpiando su mostrador, hasta que escuchó como tocaban la campanilla y dejaban sobre su pulido mostrador, tres ejemplares faltantes de su enorme colección.
—Vengo a devolver estos tres libros.—Habló Rusia sin despegar la mirada de su teléfono, parecía discutir con alguien por mensaje debido a su semblante serio.

—Claro que si mi vida son.... "Farenheit 451", "La novicia rebelde" y... "Romeo y Julieta".—leyó los nombres en voz alta recargando su cara sobre su mano.— Que sorpresa, no sabía que eras Shakespeariano. Aunque me sorprende más el título capitalista que has escogido.—

—¿Disculpa? —Despegó la vista del teléfono para mirar a la persona que lo atendía, casi estaba por iniciar una pelea hasta que lo observó detenidamente.— ¡Mex!—Se llevó la grata sorpresa de que su vecino y vecino de ventana, se encontrará ahí, al caer en cuenta de eso, tapo rápidamente los libros.— Bueno no son míos... Son de...— Trató de pensar alguna excusa, le interesaban, pero eso a veces podía arruinar su imagen.

—De un ruso comunista.—Se rió y pasó los libros por el escáner.— Listo... Entrega puntual... Me gustan los clientes como tu.— Se rió mientras acomodaba los libros.

—Si, bueno, terminé de leerlo hace un día .—Dijo, guardando su teléfono.— Iré a buscar otros libros, nos vemos luego.—caminó hacia las grandes estanterías de libros, aunque se le veía perdido, suponía era la primera vez que entraba en una biblioteca tan antigua como lo era donde trabajaba, y se enorgullesía de ello, él mismo había logrado que fuera de las que más tiempo han durado, con libros no electrónicos y por más improbable que pareciera, la gente con una verdadera pasión por los libros, era bastante, iban no solo a regocijarse en su hermosa y completa colección, si no también eran atraídos por ese estilo minimalista y antiguo, simplemente hermoso, pero a fin de cuentas estaba perdido.

—Mira tu que curioso, justo iba a limpiar por ahí.— Caminó con su plumero hacía los estantes siguiendo, o más bien, guiando al ruso.—¿Quieres recomendaciones?.– Se acercó a él adentrandose a lo más antiguo de aquella librería.

—No necesariamente, sé dónde puedo encontrar lo que busco.—Se adentró hasta los estantes más viejos.—Que buenos que vas a limpiar, hay mucho polvo y suele ser molesto el estornudar tantas veces.— Vaya que sabia sacar temas de conversación.

—Este lugar siempre está limpio.... Pero me ausenté una semana .—Comenzó a limpiar lentamente los estantes con un trapo húmedo, le daba algo de ternura los intentos del ruso por tratar de no ser grosero y sumirlo todo en un silencio incómodo, lo entiendo, me ha pasado.—Casi nadie viene aquí... A excepción mía... —Tomaba los libros en sus manos y tras sacudirlos volvían a su respectivo lugar ordenados por autor, color y tamaño, estaba de más esa explicación pero México si que se enorgullesía de ello.

—Me gusta este lugar.- comenzó a tomar un par de libros, para luego sentarse en el suelo y comenzar a hojear éstos.— Nunca había visto un lugar tan grande como éste en la ciudad, realmente, es increíble.— Aduló de manera inconciente.

—Lo sé, es increíble, y de todo esté lugar, no es que me guste alardear... Bueno en realidad si pero solo de ésto, conozco cada rincón, volumen, libro, historia y personajes de toda la biblioteca, casi podría reconocer que está leyendo ahora.— Dijo sacudiendo de espaldas al ruso.

¡Te veo en la ventana![Rusmex Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora