¡Te veo en la ventana![Rusmex Omegaverse]

16.- Mate de imitación y recuerdos cortados.

Rusia se había ido sin mirar atrás, y México se había quedado sufriendo por la perdida de ese lazo que compartían, su Omega ya no tenía voz, no tenía ganas de nada, incluso su celo se volvió un problema mucho mayor cuando comenzó.
Canadá no podía ayudarle más, usa tampoco, ya que ambos tenían a sus destinados con ellos, por lo que estaba sufriendo en la habitación de invitados, se había rehusado por completo a volver a la suya, en cambien estaba en una habitación obscura cuya única fuente de iluminación era el traga luz enorme del techo, en el cual rebotaban las gotas de lluvia que caían sin parar, el cuarto carecía de su personalización y calidez, se sentía oscuro y frío.

Canadá subía cada hora para revisarlo, la fiebre no bajaba y por más feromonas que intentará es esparcir ya no hacía efecto en su adorado hermanito.

-Tengonque darte supresores... No vas a resistir más así.- Dijo firme dispuesto a traer algunas inyecciones para México, tomó su mano para tratar de calmar al pobre y agitado Omega.

-No quiero, estaré bien.- Se dió la vuelta ignorando a Canadá, ningún aroma podía entrar por su nariz sin que sintiera asco, su Omega estaba desesperado por aquel aroma al que tanto se había acostumbrado.- No necesito nada.-

Canadá no estaba dispuesto a negociar su salud, salió de la habitación a pisotones dejando a México solo, de nuevo en su desesperación abrazó la almohada frotando su nariz en ella, era lo único que trajo de su cuarto, aún conservaba el aroma de Rusia pero con cada día se iba perdiendo más, ahora casi era solo una pequeña ráfaga fugaz, de esas que llegan de repente y cuando las buscas ya no están.

Sollozó sintiendo su cuerpo retorcerse desde dentro, el celo era tan doloroso que llegó a sentir una tortura cuando quiso masturbarse para liberarse, su cuerpo lo rechazaba a él mismo, estaba pasando un calvario y todo por una estúpida ventana.

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-Volví de la penitenciaria, están aún en trámites, tenemos audiencia mañana.- Informó el austriaco llegando a la casa de los hermanos, por órdenes de USA y Canadá tenía nque usar una mascarilla para evitar el olor del celo de México, pero ya a ese punto era imposible no oler aquel amargo aroma, no era la delicada fragancia a naranjo y taguetes¹, había un aroma agrio de tristeza enmascarando el lugar, y no podía soportar estar ahí.

-¿Canadá?.- Preguntó el australiano sentándose en el sofá con más papeleo a su cargo, los juicios como esos eran largos y cansados.

- Comprando supresores para México, aunque se los va a aplicar a la fuerza, se niega a ir al doctor siquiera.- Dijo con un aura oscura.- Hacíamos bien en no confiar en ese estúpido soviético... No sé en qué momento flaqueamos.- Se recriminaba tomando en sus manos el teléfono y viendo las noticias del mundo, junto a las muertes y compromisos de famosos se encontraba el compromiso de el heredero de Urss y su compromiso con la alfa Alemana, Australia solo hizo un gesto de disgusto. - Agradezco que no quiera ni utilizar el teléfono, si viera ésto sería malo.- Se estiró sobre el sofá su abogado le había dicho que les ayudaría pero han estado estancados en el mismo lugar.

-Siento que el hecho de que México esté tan cerca de la escencia de Rusia le está afectando más, tal vez deberían mudarse.- Habló de manera sincera, no quería ver a ese rayito de sol apagarse por culpa de su entorno.

-Imposible, no puedo exponer a Filipinas a ese tipo de estrés de nuevo, re adaptarse ha Sido complejo, y ahora al fin se siente a gusto estando cerca mío y de Ucrania, son su red de apoyo.-

-¿Pero y si México lo necesita enserio?.- Puso su mano sobre su hombro.- Sé que es su adorado hermanito menor, pero deben entender que estar aquí le está haciendo mal, dios ustedes pueden deslindarse de sus sentimientos porque no huelen sus feromonas.- Dijo ya un poco más serio.- Se está muriendo de tristeza.- Tenía razón Australia y Usa lo sabía, pero Canadá era firme en aus decisiones sobre México.