ᎠᎪΝᏀᎬᎡ // Min Yoongi // Fanfic +18

1.- Jodido.

¿Sabes que pasa con él?
Bueno, que es un jodido desgraciado.
Sí, hablo de él, Min YoonGi. Si les soy sincera lo conocí hace poco, fue gracioso la verdad.

.   .   .

- Bienvenida a MinCod, ¿en qué puedo ayudarle?.

- Me gustaría pedir informes sobre el puesto de secretaria.

- Oh claro, dígame su nombre.

- Kim Hye Rin.

- Un momento por favor.

- Claro.

Este edificio era grande, no tan grande pero si grande y espacioso, creo que 20 o 25 pisos, pequeño pero agradable.
Hace algunos días vi un anuncio en Weboo acerca de que se buscaba una secretaria en la industria MinCod, fundadora de Weboo, una red social muy conocida en corea, siendo sincera no conocía al creador, pero estaba convencida de que me gustaría trabajar en una empresa tan conocida como esta.

Mi papá era Ceo de una empresa de moda, ChaoLim, aburrido, no era mi estilo y si soy sincera me gusta ganar mi propio dinero, así que un trabajo me vendría bien.

Lo que más me jodia era que mi padre había arreglado mi matrimonio a mis 19 años, con vaya a saber quien, ni siquiera sabía si quería casarme o incluso, si me atraían los hombres.

En fin, mi frustración crecía por que esta noche conocería al susodicho, que me deprima no va a impedirme en conseguir este trabajo.

- Señorita Kim.

- ¿Si?

- Por favor suba al piso 24, a la sala de recursos humanos, para que se le haga la debida entrevista, tome este pase, el elevador se encuentra pasando ese pasillo a mano izquierda.

- Claro, muchas gracias.

No estaba segura de si había recordado cada uno de los pasos que me había dicho. Encontré el elevador con la suerte de dios y algunas indicaciones extras de personal de la empresa. Subí, marque el piso 24 y espere.

Al llegar al piso 12, las puertas se abrieron y entró un chico con cara de sueño y cabello rubio, nada mi estilo, daba un poco de miedo. Pero nada que Kim no derrotara.

- Oye tú.

- ¿Yo?

- ¿Vez a alguien más, idiota?

- ¡Oye!, no me hables de esa manera, tarado. ¿Quién te crees?

- ¿No vez quien soy?

- Un idiota eso veo.

El elevador llegó por fin al piso 24 y lo más rápido que pude me baje, no sin antes hacerle una seña ofensiva a ese tipo, ¿quién se creía?, ni que fuera quien.

Llegue a recursos humanos y tome mi entrevista, una entrevista larga, muy específica y funcional, me comentaron que esperara a que llamaran, así que era hora de esperar.

Esta noche era la cena para conocer al susodicho de mi prometido.
Era raro decir eso, pero así era. Me vestí lo más formal que se pudiera, mamá quería que me vistiera con Kimono y claramente era algo que no iba a ser, sí, podríamos estar en corea, pero aún así, tengo estilo y dignidad que cuidar.

Baje de mi habitación y subí al auto con papá, apenas subí, llegaron los regaños por mi vestimenta.

Superenlo.

Llegamos al restaurante de mi mejor amigo Jin.
Logré verlo, por suerte y lo salude con un abrazo enorme y besos en su rostro de ángel.

- No seas ridícula, ¿de verdad te pusiste una falda?

- ¿Se ve mal?

- No solo digo que algún vestido mas corto te hubiera quedado bien.

- ¿Y que se note mi escasez de trasero?

- Por lo menos tienes belleza, ya es algo, no como la mía, claro pero algo es algo.

- Rin.- Llamó papá.

- ¡Voy!, nos vemos cuando salga, por favor mándame algo delicioso.

- No prometo nada.

Entre a la sala, tome asiento sin ver a nadie hasta el momento, solo permanecer en mi celular mirando Weboo, y ahí, se fue la señal. Guarde el aparato en mi bolso y mire hacia adelante.

Quería morir.

Nuevamente vi al chico de esta mañana con un traje impecable, su cabello arreglado y una sonrisa ladina en el rostro.
Mi padre se levantó de su silla y comenzó a hablar.

- Hye Rin, te presento a tu futuro esposo, Min YoonGi.

- Un gusto, señorita Kim.- Ahí esta la sonrisa de nuevo.

- H-hola.

- Tranquila, pasaré por alto lo de esta mañana.

- ¿Lo de esta mañana?.- Comentó mi padre confuso.

Debería morir, ¿verdad?

.  .  .

Y ahora me encontraba llevando el café a mi prometido, mi nuevo jefe y el demonio en persona.

— ¿Puedes ser más rápida idiota?

– Cállate o te juro que esta vez no fallo en lanzarte esta taza.