Capítulo 4: ¿Por qué no?

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Fluke me llevó a casa en su automóvil, fui todo el camino mirandole conducir, él sabía que lo estaba haciendo y sólo se limitaba a sonreír con las mejillas y orejas rojas, adoraba verlo así, no me cansaba. Pronto aparcó en el frontis, nos bajamos del automóvil y nos reunimos en la puerta de entrada.

—Bien, espero descanses bien, P'Ohm, duerme lo suficiente y come cómo es debido— Me habla como a un niño pequeño, pero no me incomodaba, lo que me tenía mal era que se iría tan pronto.

—Y… ¿Si entras? —no supe inventar una excusa para convencerlo de que se quedara.

—No creo que deba… —Estiró sus labios en ese tic que tenía de estirarlos al pensar, haciendo su peculiar sonidito, pero no pude admirarle mucho, debí intervenir.

—Por favor… —¡Bravo, Ohm! Ganaras un premio. Le miré suplicante. Fluke sonrió divertido, se posicionó tras de mi y empujón desde la espalda.

—¡Vamos! Entremos, pedì mi día libre para cuidar de ti, no esperaba creyeras en mi negativa — se burló de mi, mientras entrabamos a la casa, ¡Fluke Natouch! Se burlaba, tenía ese lado juguetón.

—Me lo creí, porque alguien estuvo distante cerca de dos semanas —contra ataqué, volviéndome para mirarlo ahì en medio de sala.

—Ya me he disculpado —se acercó a mi apoyando su mano en mi mejilla — ¿Pidamos algo de comer? Mientras tu ve a descansar.  

Esta escena, esta precisa escena es la que quiero repetir día a día con él. Sentí el impulso de besarlo, pero me contuve, en su lugar le acaricíe el mentón.

—Me parece una buena idea, te inviatarìa a dormir conmigo, pero dudo quieras hacerlo —sin pensarlo siquiera, le coquetee, con una media sonrisa y alzando una ceja.

P—¿Y quién dice que no quiero? —¡Oh, por un carajo! Fluke me miró como nunca antes, lleno de coquetería, con un deje de una sonrisa burlona, su mano ya no acariciaba mi mejilla, sino estaba apoyada en mi pecho, ambas manos. Pero como quedé atonito no pude responder y él aprovechó ese efecto, para caminar hasta la un sofá y sentarse.

Me mordí el labio, no llevaba qué hacer, porque lo único que tenía claro era que quería tomarlo entre mis brazos y no soltarlo, la cobardía me gano ésta vez.

—P'Kao me contó que tienes una tristeza de amor, ¿Te han roto el corazón? — No pude adivinar su expresión, ¿Apenado? ¿Desilusionado? ¿Qué? — Puedo aconsejarte o hablarlo, ya que, tampoco es que sea afortunado en temas de amor.

Se encogió de hombros, con un gesto de disculpas. Me senté a su lado en el sofá. Debía ser sutil, comenzaría con indirectas.

—Bueno, digamos que siento que he sido rechazado sin haberme confesado aún, tampoco sé la manera de hacerlo—le miré, para mi sorpresa se miraba triste, tenía sus piernas juntas, ambas manos apoyadas en su rodilla, encogiéndose con la cabeza gacha.

—Uh, ¿Por qué crees que has sido rechazado?, Yo te doy mi apoyo, Phi — Me miró de soslayo, desviando luego a sus manos— No creo que haya alguien en éste mundo que pueda rechazarte, seguramente ella siente lo mismo por ti, así que ¡Susu na! —empuñó su mano en gesto de aliento.

—Es él, ha decir verdad — me mordí el labio, sus palabras me dieron valor, además de causarme una ternura que me hizo enrojecer las orejas, creo que era ternura, cuando nombré un "él" me miró con los ojos muy abiertos tragando saliva un tanto ruidoso— ¿Si te digo su nombre aún me apoyarás?

Me di el atrevimiento de acercarme más a él, kme relamí los labios y le miré con el deseo latente de querer comerlo.

—¿Es P'Kao? —se aventuró a decir, casi en un grito, alcé una ceja extrañado.

—¿Por qué piensas que puede ser P'Kao?

—Bueno, últimamente ustedes son muy cercanos, la verdad pensaba que eran N'Sammy o Pannin o alguna chica de la Universidad, pero si me dices que es un chico sólo pude pensar en… P' Ka o. —Mi expresión debe haber sido bastante extraña pues no habló correctamente al finalizar.

Estaba enfadado, ¿Cómo no darse cuenta que es él de quien gusto?, Corté total distancia, tomé sus rostro en mis manos, y mis labios dieron con los suyos, sólo un corto beso.

—¿Ahora te haces una idea de quién puede ser? ¿Me animaras, Noo? — Estaba evidentemente atónito, de un color carmesí

—Esto no está bien, P'Ohm —su voz era temblorosa, sus ojos mostraban miedo, sacudió la cabeza y se liberó de mi agarre, poniéndose de pie de un salto— Debes de estar confundido, suele pasar… es sólo confusión P'Ohm — fruncí el ceño, a tal punto que dolía— Debo irme.

—Si hice las cosas mal, lo lamento ¿Si?, Pero no estoy confundido —aclaré también poniéndome de pie, pero Fluke prácticamente se echó a correr —¡Noo!, ¿Por qué no puede ser cierto?

No recibì respuesta, Fluke simplemente salió hecho una bala y yo como un idiota me quedé ahì de pie, con el corazón roto por ya segunda vez y con el sentimiento de desolación nuevamente invadiendome.

"El hilo rojo", ¿También nos unió? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora