A penas Stefani cruzo la puerta, Lisa la desvistió y descargó toda su dolor con energía sexual en el cuerpo de la rubia. Había tenido sexo en cada rincón del departamento, incluida la habitación de Josué.
Había recordado que Jennie sólo la había usado como una aventura antes del matrimonio, había usado a Stefani para olvidar el dolor y el placer que le había provocado la chica de ojos avellana.
Casi había funcionado.
Se puso de pie de su cama, donde Stefani dormía a su lado. No podía soportar la idea de estar ahí, no podía estar un segundo más en su departamento. Estaba harta y desesperada por ir a otro lugar.
El único lugar donde Lisa podía ser ella misma.
Se vistió lo más rápido que pudo, intentando alejar sus pensamientos referentes a la modelo que la había lastimado.
El trayecto hasta la Joya era un poco largo, pocas millas más adelante de donde vivía. Llegar allá no era problema alguno, el problema era estando una vez allá, entrar; pero ese día no parecía algo difícil. Tenía que llegar a su refugio lo antes posible.
La casa era muy grande, como todas en la Joya, tenía amplios ventanales donde podía ver el Océano Pacífico, donde se había sentado muchas tardes a apreciarlo en compañía de sus padres y sus hermanos. La casa de sus padres seguía tal cual ellos la habían dejado.
Lisa se negó tantas veces a una remodelación. Ese era tal vez el único lugar donde sus padres seguían presentes. El rechinado de la puerta hizo eco por la casa abandonada, tenía un año que nadie iba a ahí a hacer limpieza o arreglar imperfectos.
Ella solía hacerlos antes, cuando sus hermanos se fueron a Miami ella perdió el gusto y visitaba ese lugar sólo cuando ellos iban a visitarla. Ahora era una emergencia y necesitaba su lugar favorito en todo el mundo, por mucho que le doliera ir a ese lugar, más le dolía su alma en esos momentos.
Caminó por el pasillo abandonado y cubierto de polvo y tierra que llevaba directamente a una puerta corrediza lo bastante sucia. El jardín en algún momento había sido hermoso, lleno de rosas rojas, tulipanes blancos, lirios, girasoles, violetas, todas las flores del mundo podían ser encontradas en ese jardín cuando su madre era la encargada de él. Ahora, ahora sólo había ramas secas, no había no huella de lo que fue su hogar cuando sus padres seguían con vida.
El único lugar que ella de había dedicado por completo a mantenerlo en perfecto estado era esa casa en un árbol que su padre le había construido con su ayuda, cuando tenía 6 años, era su refugio.
Con el paso de los años Lisa arregló ese lugar, ahora en lugar de tener un hueco en medio de la madera, tenía una ventana que daba hacía el océano, en lugar de tener un techo de madera, tenía un techo de cristal que dejaba ver las estrellas. En lugar de tener un par de maderas pegadas al árbol para poder escalar, había escaleras de verdad, con 15 escalones que te llevaban hasta la entrada de la casita.
La casita no era la típica casa que un padre construía en un árbol, ya no lo era. Josué se encargó de arreglarla para su amiga, había sido uno de los muchos regalos que su mejor amigo le hizo después de graduarse. La casita ahora parecía un pequeño estudio, el refugio de Lisa.
La fotógrafa caminó entre las ramas secas hasta llegar a los escalones, subió lentamente por ellos hasta llegar a la puerta. La puerta tenía seguro. Lisa sacó sus llaves e introdujo una pequeña en la cerradura de la puerta.
Por dentro, la casita era blanca, con un mueble plateado donde tenía varios libros acomodados en orden alfabético. Sus libros favoritos desde que tenía 3 años y su padre le leía, hasta el libro que había leído en la universidad, estaban ahí. Todos los libros que habían tenido un gran impacto en su vida. También había revistas, aquellas en las que había por lo menos una fotografía de ella. Una gran cama estaba frente a la gran ventana que daba al océano.

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With Me (JENLISA)
Hayran KurguCon solo 21 años de edad, Lisa Manoban, es una de las mejores fotógrafas del país. Vive su vida creyendo que tiene todo lo necesario para ser feliz, hasta que aparece una nueva modelo que está en un punto de estremecer su mundo. •Créditos a la escri...