Estábamos en casa de Juan tomando unas cervezas y riendo de alguna idiotez que decía Nicolas, tan raro en él.
–¿Como te ha ido en el trabajo? – Pregunto Mat, al parecer ahora eran buenos amigos todos.
–Bien, Beth la dueña es muy buena persona y tiene una hija que realmente me agrada – dije sonriendo al recordar la noche anterior.
–¿Te agrada? ¿a ti? Si tu odias a todo el mundo – Alegó Nicolás.
–Que te odie a ti no quiere decir que odio a todo el mundo – todos reímos y el solo me lanzo un cojín – Bueno mejor me iré mañana tengo que trabajar, no quiero desvelarme – dije poniéndome de pie.
–¿Puedes acercarme a casa? – Pregunto Mat.
–Claro, vamos – Sonreí – Tu ¿vas o te quedas? – le pregunte a Nicolás.
–Me quedo.
–Mejor, adiós todos – me despedí con la mano – Feliz cumpleaños Juan – dije revolviendo su cabello.
Ese chico de verdad era muy tierno, quizá eso fue lo que enamoró a Lorna, era muy especial y diferente a cualquiera, no era mujeriego como otros o como su propio primo. Cualquier chica que lo tuviera a su lado seria muy feliz, tanto como logro serlo Lele.
–Hemos llegado – dije estacionandome frente a la casa de Mat – Saluda a tu mamá.
–Ema, estas muy linda – dijo ignorando lo que había decido – Aun recuerdo cuando todos eramos mas pequeños, cuando jugaba con tu hermano y tu con... Ella – suspiró.
– Gracias Mat, tu realmente estas apuesto – Sonreí y al hacerlo el se abalanzo sobre mi y me dio un beso, no fue nada malo pero me sentía incomoda el era como mi hermano – Oh lo siento mucho Ema, sólo no pude resistirme... Adiós – dijo saliendo del auto sin permitirme decir algo.
Tome camino a casa y me sentía rara, no era normal algo así en mí. Me acababa de besar alguien que era como mi hermano y de verdad no me molestaba, solo que quizá hubiera esperado otra cosa, otra sensación como... ¿Nicolas? No jamás pudo haber estado mejor el beso del imbécil ese que el de Mat, es mas a ninguno de ellos debí besar.
Llegue a casa y al entrar prendí uno de mis cigarrillos ya que me encontraba algo estresada por tanto pensamiento estúpido que tenía, algo me saco de mis pensamientos y era el tono de mi celular; eran las 11pm ¿quien podría llamar a esa hora? Mire la pantalla y era un numero desconocido, dude en contestar pero en el segundo intento lo hice.
– ¿Alo?
– Ema... No cuelgues por favor.
Oh no, esa voz no.
– Eduardo – Susurré – ¿Que pasa?
–Sólo... Te extraño – Y sentí como al otro lado empezaba a llorar y sentí un nudo en la garganta.
– Eduardo.. Y.. Yo – Me interrumpió.
– No, no digas nada... Solo quería que lo supieras – Colgó.
Sentí un horrible nudo en la garganta que me avisaba que estaba a punto de llorar, necesitaba hablar con alguien y me consolara, lo acostumbraba hacer Lorna pero ella ya no estaba me sentía en desespero entonces tome mi celular y vi su nombre Lucy. Dude mucho en hacerlo pero marque, estaba a punto de sonar la operadora y por fin contesto.
–¿Emily? ¿estas bien?
–¿Puedes venir?
–Claro, ahora mismo le digo a mamá que me lleve, cálmate – dijo colgando y por un momento me arrepentí en llamarla pero de verdad no sabia de hacer en esos casos y la única que me ayudaba era Lorna.
Pasados casi 15 minutos sonó el timbre de la casa y abrí dejándome ver a una Lucy algo preocupada, mire detrás de ella y el rostro de Beth por la ventana de su auto se veía igual, ella se despidió de nosotras y Lucy entro.
– ¿Estas bi... – No termino cuando empecé a llorar y ella solo me abrazo sin preguntar nada, acariciaba mi cabello como si nos conociéramos hace mucho tiempo y fuéramos mejores amigas, algo que no pasaría la única mejor amiga en mi vida siempre seria Lele.
Luego de un buen tiempo en ese mismo estado por fin logre hablar.
– Gracias por venir.
– No es nada – Sonrió – Debo admitir que nunca pase por algo así, nunca he tenido amigas para hacer algo así – Logró hacerme sonreír – ¿Puedo saber que pasa? – Me quede en silencio sin poder decir algo, pensando si podía confiar en ella y contarle todo sobre mi, luego de pensarlo asentí y ella sonrió.
Antes de eso ella misma fue a la cocina y saco dos cervezas una para cada una, y se sentó frente a mi sin decir nada esperando a que yo hablara y así fue, le conté todo desde antes de ser novia de Eduardo y él era parte del grupo de Ashley, mientras contaba ella maldecía en ocasiones, en otras sonreía y a veces lograba derramar una lágrima conmigo.
– Entonces me acabo de llamar como si nada, me dijo eso casi destrozado y colgó – Suspire – No sé porqué me hace esto, yo estoy tratando sacarlo de mi.
– Es un imbécil, quiero romperle el trasero de un golpe – dijo y logre sonreír – Pero quizá esta arrepentido, te ama.
– Yo a el, pero no me haré mas daño y no lo quiero cerca de mi.
– Has lo que tu corazón diga, el no te merece ¿como se pudo acostar con la plástica esa? Cuando vuelva a la cafetería le regaré café caliente, esta decidido – dijo haciendo cara de demente y no pude evitar reír.
– La verdad no he pensado en volver con él... Solo me es difícil olvidarlo ¿nunca te ha pasado? ¿no te has enamorado? – Entonces ella quitó esa sonrisa de su rostro y al darme cuenta se incomodo por la pregunta.
–¿Sabes que deberías hacer? – al darme cuenta de su cambio de tema tan repentino decidí no preguntar sobre el tema – Deberías darte una oportunidad con alguien más, yo se se dicen que un clavo no saca otro clavo, pero eso solo es mierda.
–No me gustan las relaciones, además no me gusta nadie.
–¿Y el chico sexy? – dijo con cara divertida.
–¿Nicolas? ¡ESTAS LOCA! ¡JAMAS ME METERÍA CON EL! – dije y ella rompió en risas contagiándome.
– Bueno ¿ya te sientes mejor? – Yo asentí – Entonces vamos a dormir creó que mañana tenemos que trabajar y planear algo para matar a Camilita – dijo y no pude evitar reír de verdad estaba loca.
(...)
Al despertarnos nos arreglamos de forma rápida y comimos algo, decidí sacar la moto para ir al trabajo, al Lucy ver la moto quedo boquiabierta frente a ella.
– ¿Me estas jodiendo? ¡TIENES UNA KAWASAKI Z1000! Voy a morir – dijo fingiendo un desmayo.
– Era de Lorna – Sonreí – ¿es hermosa verdad?
– ¿Acaso juegas? ¡ES DIVINAAA! – grito – ¿Alguna vez has corrido?
– Yo no acostumbraba hacerlo, pero ella si – Sonreí con nostalgia – Solo corrí dos veces.
– Pues ahora vas a correr, esa belleza te hará ganar.
– ¿A que te refieres?
– Yo tuve un novio que corre y tenía una de estas y era el mejor – sonrió – Este fin de semana te llevare para que te inscribas en la próxima carrera
– ¿Estas loca? Sólo he corrido dos veces, no ganaré.
– Faltan 4 meses, te juro que estarás lista – sonrió con satisfacción y yo negue sonriendo también.
Al llegar a la cafetería Beth nos miro con ternura y no pregunto nada de la noche anterior ya que sabia que seria incomodo.
El día paso muy rápido, no estuvo muy movida la cafetería así que no terminamos tan cansadas como otros días.