Emily

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Siguieron pasando días y días, donde no volví a saber nada de Eduardo, al parecer ya se había regresado, a Nicolas lo había visto unas cuantas veces pero no me interesaba era un imbécil. En la Universidad al menos 4 personas me habían felicitado por lo que la noche de la fiesta le hice a Camila, según muchos era una zorra y se merecía algo peor que eso, al parecer nadie la quería por ser como era... Una zorra.

-¿Qué quieres hacer hoy? – Preguntó Lorna.

-La verdad no sé, hoy no quiero ir a beber – Ni siquiera yo me podía creer esas palabras, sería el primer fin de semana que no saldría a embriagarme.

-¿Estás enferma? ¿Tienes acaso algún problema en esa cabeza estúpida? – Dijo ella haciéndome la broma.

-Jaja, imbécil... ¿Pero qué hacemos? – Esta bien, yo sabía que no podía dejar pasar la oportunidad.

-Pues no sé, Juan dice que hará una fiesta en su casa ¿Quieres ir? – Sonrió.

-Dale vamos – Respondí, yo sabía que me encontraría a Nicolas pero ¿Qué más daba?

La noche llegó yo me había puesto unos jeans oscuros al cuerpo, una camisa que cubría mis brazos pues odiaba mostrarlos, unas botas cortas negras y una bufanda, ni muy bien presentada ni tampoco sin hacerlo. Encendí uno de mis cigarrillos mientras Lorna llegaba por mí, dijo que iría en la moto así que no demoraría; a Lorna le gustaban mucho las motos y a mí me gustaba como las manejaba, siempre he amado la velocidad y ella sabía manejar muy bien.

-¡SAL AHORA MISMO! – Gritó Lorna al parar al frente de mi casa y así hice, reí porque se veía muy graciosa haciendo esta especie de cosas, realmente valoraba mucho su amistad y su compañía, quizá sin ella después de todo me habría vuelto loca... O bueno, más de lo que soy.

- Bueno, aquí estoy deja el drama – Le dije haciéndome la seria.

- Vamos, que esta bebé quiere que pongas tu trasero en ella – Dijo guiñándome un ojo y riendo.

- Estoy segura que si fueras hombre seríamos novios – Dije montándome.

- Claro, y tendríamos sexo todos los días o te echaría bebé – La golpee.

El transcurso de mi casa a la de Juan no fue nada largo, quizá por la manera en que manejaba Lorna. Al llegar vi como los ojos de ella brillaron al ver a Juan y de verdad era extraño ¿Se estaría enamorando mi querida amiga? Sería bueno, pero me daba miedo, más miedo a mí que a ella misma, cuando llegó a nuestro lado se saludaron de beso en la boca y sentí dentro de mí un pequeño infarto ¿A qué horas había pasado eso? De verdad me estaba volviendo loca.

-Hola chicas ¿cómo están? – Saludo.

- Bien y veo que tu demasiado bien – Dije riéndome y ellos solo se sonrojaron.

- Bueno, sigan – dijo ocultando una sonrisa.

Al entrar pude ver a mucha gente, la verdad no entendía como hacían ellos para tener tantos amigos, yo realmente no podía mi única amiga era Lorna los demás solo eran conocidos y ni aun así podía llegar a relacionarme con alguno, con Juan era diferente me había acostumbrado a verlo por mi amiga y pues realmente no era alguien que molestará, no como su primo lo hacía.

Al entrar vi como Lorna y Juan se alejaban para ir a un lugar más solo, malditos cochinos los odiaba por poder tener algo y yo no, ya podía imaginarlos teniendo mucho sexo... Y yo ya ni recordaba la última vez que había hecho algo, la última vez fue con un baboso que estaba ''enamorado'' de mí, igual ni fue la gran cosa.

-Hola – Escuché como alguien decía a mi espalda.

- Hola – Le dije a Julio al verlo.

- ¿Cómo estás linda? – Dijo dándome un abrazo.

Prefiero Estar SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora