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Como cada noche de los 365 días del año había una fiesta diferente pero siempre con el mismo final, ya se imaginan, borrachos, violados o arrestados. Algo muy comprometedor para todos los latinos

—¡Corran que ya vamos 20 minutos tarde!— grito el venezolano

—Pero weon ¿y el tequila con patas?— preguntó el chileno ajustándose su traje

—Irán más tarde, tuvieron una larga jornada de trabajo, el tequila con patas llegará junto con el sopa de macaco— respondió el colombiano

Una vez ya arreglados y perfumados salieron con una enorme sonrisa en sus rostros aunque no hay nada que decir para el canadiense y el americano, caminaban torpes pero entre ambos se ayudaban, por mera suerte nadie les prestó atención pues ya habían llegado a la dichosa fiesta que todos anhelaban

No era muy lujosa, ni tenía el más fino alcohol en los bares, pero le hacía especial, muchas luces decoraban a sus alrededores junto con el cielo estrellado, USA y Canadá se sentaron con sus rescatistas, el chileno, el argentino y el peruano, los últimos mencionados platicaban sin parar, hasta que Chile dió el primer paso hacia el argentino invitándole ir a bailar

¿Bailar? ¿Que era eso?

Aquellas preguntas surcaban el cerebro de ambos angloparlantes de cabellera rubia

—¡Hey! ¡A que no adivinan lo que me encontré!— una nueva voz les saco de sus pensamientos a ambos chicos nuevos, miraron a quien pertenecía esa melodiosa pero ronca voz, era él. El humano de cual Canadá se había encariñado por primera vez. Vestía unas bermudas blancas, camiseta de botones con muchos estampados de palmeras y sandalias negras simple pero bastante bien ante los ojos de las chicas y chicos

En sus manos cargaba un pequeño animal, un cachorro de perro color negro y ojos color ámbar como su nuevo dueño

—No vas a traer animales a la casa— comentó con autoridad el peruano

—Pero! Solo míralo... ¿Acaso no es hermoso?— dijo el mexicano mostrando el pequeño animal

—Bien puede quedarse, pero procura que los invitados no se molesten— aquellas palabras dichas por el peruano hicieron que la cabeza del mexicano asintiera repentinamente

Una canción comenzó a sonar, la gente poco a poco llenaba la pista de baile y para México no fue la excepción, ofreció su mano al rubio canadiense, este con un ligero rubor acepto con mucho gusto

(...)

Conforme la fiesta avanzaba y los efectos del alcohol comenzaban a notarse en diferentes cuerpos, apartando al mexicano quien ya había bebido exageradamente grandes cantidades de tequila pero se encontraba muy lejos de llegar a la borrachera, el peruano no le gustaba tomar y el colombiano era igual que el mexicano

USA veía a la pareja que conformaba por el mexicano y su hermano, ambos sonrientes, divirtiéndose al bailar haciendo que sus cuerpos se juntase provocadores, haciendo que el rostro de Canadá se formara una sonrisa coqueta.

𝐎𝐧𝐥𝐲 𝐇𝐮𝐦𝐚𝐧  «𝐌𝐞𝐱𝐮𝐬𝐚»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora