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Habían pasado dos meses desde aquella noche y como era de esperarse la vida siguió su curso, pero, ¿porque le molestaba tanto que el tiempo no se detuviera?

🔻Escucha los colores🔺

Nada había cambiado, su madre  había desaparecido de la faz de la tierra dejando aquel viejo departamento, sin dejar un mensaje sin saber si alguna vez volvería a verla, su abuela no tardó mucho en salir de viaje a Nueva Zelanda para así recoger a su fiel amiga desde los dieciséis años cuando las mujeres usaban largas faldas y enormes arreglos en el cabello.

Las clases siguieron como siempre pero él se sentía estancado,
Estaba solo y también se había quedado sin ganas de asistir a la iglesia de sentir esas miradas juzgándolo, caminar por los pasillos y escuchar a la gente murmurar cosas que realmente le dolían.

Jimin le escribía todos los días preguntando como estaba y que realmente lo necesitaba pues el trabajo se había vuelto pesado sin el,
"No se como hacías todo esto tu solo Tae".

A pesar de la indiferencia que sentía  por el mundo que lo rodeaba no podia evitar asistir a la escuela pues el único consuelo que le quedaba era la promesa de un niño a su madre, ser un gran hombre, graduarse y ser doctor, siendo un niño le prometió que ayudaría a las personas, que tendría un futuro exitoso sin tener que vivir a costillas de su abuela,
no quería acostumbrarse mucho a su abuela no porque ella fuese mala con él más bien se había encariñado tanto con ella que sentía ese deseo impulsivo de ser egoísta, de solo pensar que ella podría no estar algún día, perder a la única persona que lo quiere en este mundo sería devastador para él y no quería correr ese riesgo, incluso ahora mientras caminaba entre los pasillos, deslizando su mano entre los enormes ventanales de cristal marcaba su trayectoria hacia el pasillo principal, aquella casa tenia una preciosa vista directo al océano.

–No sé en que momento comencé a ver este lugar como mi hogar –afirmó para si mismo y es que se había dado cuenta que sin su abuela la casa se sentía incluso más fría, el lugar era innecesariamente grande incluso aveces encontraba habitaciones que jamás había visto antes, pero de igual forma siempre podía escucharse la presencia de su abuela, se había acostumbrado a escucharla todas las mañanas hablar por teléfono con un congresista francés y a pesar de no entender nada de francés, le parecía fascinante poder escuchar su animosa charla, imaginándose que aquel hombre era posiblemente la pareja de su abuela, ponía y quitaba diálogos según le parecían graciosos, incluso ella lo descubrió una vez y en lugar de molestarse, se hechó a reír con Taehyung por su increíble imaginación.

Ahora que ella no estaba no tenía nada mas que hacer que refugiarse en aquel estudio lleno de libros, cada libro era una vida y ya había vivido muchas, cualquier cosa que le sacase de su realidad era realmente bueno

–Buenos días joven Kim, el coche lo esta esperando para llevarlo al instituto –la señorita que preparaba el almuerzo cada mañana, le miró con una sonrisa que le parecía irritantemente falsa así que después de asentir, se giró hacia el ventanal y dio un último vistazo al mar, entonces se dispuso a salir sin responder aquel gesto de amabilidad.


No sabía a qué se debía el monótono clima gris, con el cielo nublado todos los días le costaba cada vez más levantarse de la cama por la mañana, pero ahí estaba llegando al instituto sin ganas de recibir más miradas, de no ser que al bajar del auto pudo ver a Jungkook esperándolo, se notaba preocupado y lo estaba pues en lugar de saludarlo nórmalmente como cada mañana, se atrevió a tomar su brazo con brusquedad.

–¿Por que no me dijiste?– reclamó, pero no obtuvo respuesta pues el mas bajo se sentía cohibido por la forma agresiva en que lo tomó el brazo e inconscientemente lo miró dando a entender que le incomodaba su agarre, Jungkook lo soltó mecánicamente dando un paso hacia atrás–Perdón, no quise asustarte — se disculpó de manera tranquila —Pero es que, me duele mucho saber tan tarde lo que te pasó y que no puedo hacer nada por ti.

In God We Trust  MY x KTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora